a ser del 37% respecto a la media española. Posteriormente, se ha perdido ritmo diferencial y en el 2004 sólo era del 21%, el mismo que el de los primeros sesenta.
El resultado de todo esto es que actualmente la economía valenciana presenta una estructura diversificada y equilibrada, con porcentajes similares a la media estatal, pero se aprecia, no obstante, un peso ligeramente mayor de las actividades industriales (capítulo 8) y del sector de la construcción (capítulo 12) y una importancia un poco menor de la agricultura y los servicios (este último sector se estudia con detenimiento en el capítulo 9), a pesar de la importancia de las actividades turísticas (capítulo 10). Las tablas 1.1 y 1.2 lo muestran con claridad:
TABLA 1.1
Estructura sectorial, en términos de PIB a precios corrientes (%)
Fuente: INE.
TABLA 1.2
Estructura sectorial, en términos de empleo (%)
Fuente: INE.
Además, la especialización industrial se ha llevado a cabo más preponderantemente en actividades relacionadas con la demanda final. El tejido empresarial está basado en la pequeña y mediana empresa, con algunas excepciones, algunas de las cuales son empresas multinacionals –como ya se ha mencionado en la nota a pie de página 5–, aunque la presencia de este tipo de empresa es mucho menor que en Madrid o Cataluña. El 96,8% son empresas de menos de 50 trabajadores y aglutinan el 60% del empleo registrado.
Hay una movilidad empresarial alta (alto porcentaje de nacimientos y de mortalidad de empresas), capitalizatión baja y un consiguiente componente tecnológico de los procesos de producción reducido. Es decir, procesos productivos maduros tecnológicamente y poco intensivos en I+D (investigación y desarrollo tecnológicos y su aplicación a la empresa).
Un tipo de crecimiento similar, según avanzó Ernest Lluch (1976), al que se había vivido en la Terza Italia (las regiones que van desde el Véneto hasta el Lacio, pasando por la Emilia-Romagna y la Toscana) desde los años cincuenta del siglo pasado, según la interpretación hecha por el modelo de Secchi. Un crecimiento característico de las economías «periféricas» del mundo avanzado.
El énfasis al competir vía precios –aprovechando, como se explicará en el epígrafe siguiente, la ventaja competitiva de bajos CLU– ha hecho que las empresas hayan intentado externalizar de manera sistemática los costes medioambientales (véase lo explicado en el capítulo 4) y también que se haya recurrido demasiado a menudo a la economía sumergida.
Esta estrategia competitiva ha llevado a que se cultivara en rara ocasión la diferenciación del producto, tanto la vertical –de calidades– como la horizontal –de variedades– y, más raramente aún, las redes comerciales propias y, por lo tanto, las técnicas de marketing y de comercialización. De hecho, las ferias monográficas que fue creando la Feria de Muestras de Valencia –y más tarde, la Institución Ferial Alicantina– solucionaban en buena parte los contactos imprescindibles entre productores y clientes.
Asimismo, en general, se constata que la gestión empresarial ha tenido y tiene aún una dependencia elevada de la financiación externa, básicamente del crédito a corto plazo incluso para operaciones de financiación de inversiones, según se observa en el capítulo 11. Por lo tanto, se trata de un tejido empresarial muy vulnerable a los avatares del sistema financiero.
Una gestión empresarial, por otro lado, que refleja falta de bagaje formativo. Los empresarios, sobre todo los de primera generación, tenían dificultades para entender toda la complejidad del mercado, particularmente en períodos de vacas flacas, ya que eran –y son– responsables de pequeñas empresas que toman los precios del mercado sin más y están sometidas, por lo tanto, a todo tipo de avatares.
Además, la economía valenciana está menos vertebrada que la española, en el sentido de que tiene menos relaciones interempresariales e intersectoriales porque hay poca producción relativa de bienes intermedios o semitransformados. La razón no es sólo que se producen bienes y servicios finales, principalmente de consumo, sino también que se utilizan muchas materias primas de procedencia exterior. Todo eso lo vimos ya en la tabla input-output de la economía valenciana de 1980 (TIOCV-80), elaborada por Prevasa, y también las posteriores de 1990 y 2000, elaboradas por el Instituto Valenciano de Estadística.9
En cuanto a las relaciones exteriores, podemos decir que la economía valenciana está significativamente más integrada en Europa que la española a pesar del aumento relativo de ésta en cuanto a las relaciones con el resto de socios de la UE en los últimos años. De hecho, la economía valenciana es, comparativamente, la economía más exportadora de mercancías de España. El grueso de su exportación va a la UE, alrededor del 70%, pero también es de Europa de donde viene la mayor parte de las importaciones, más del 63%, tal y como se señala en el capítulo 13. El turismo internacional –según las pautas que se explican en el capítulo 10– también es básicamente europeo tanto en el caso español como en el valenciano.
1.4 La estrategia competitiva tradicional
Como acabamos de subrayar, el exitoso modelo de crecimiento económico del último casi medio siglo se ha basado fundamentalmente en una estrategia competitiva empresarial centrada en los precios bajos. Una estrategia posible, fundamentalmente, en la medida en que los costes unitarios de producción (CUP), los costes de lo que se producía, eran relativamente bajos. La consecución de estos bajos CUP la propiciaban unos costes laborales unitarios (CLU) más bajos que los de sus competidores del entorno europeo.
Hay que recordar que los CLU dependen de los costes laborales (w)10 pero también de la productividad (y). Es decir:
Lógicamente, esta ventaja competitiva era mayor en las actividades productivas intensivas en la utilización del factor trabajo (L), en relación con el factor capital (K). Dicho en términos ecuacionales: si tomamos una función de producción, como la Cobb Douglas Y = Aka Lß, se trataría de aquellas actividades productivas donde el exponente ß sea mayor que a, teniendo en cuenta que a + ß = 1. Tanto la economía española como, sobre todo, la valenciana tenían una importante especialización en actividades productivas de este tipo.
Tenemos informatión para el período 1997-2005, período en el que, según la tabla 1.3 y el gráfico 1.6, se hace bien patente que las diferencias en salarios (w) de la economía española respecto a los de la UE-15 son mayores que en términos de productividad (y), lo cual hacía, como acabamos de mencionar, que los CLU españoles fueran más bajos que los europeos.
TABLA 1.3