se centra en torno a visiones autoestereotipadas en la novela de Falko Hennig Trabanten (Trabant, 2002). En esta novela, el coche de marca Trabant, uno de los autoestereotipos por antonomasia del socialismo real, se configurará como una metáfora en forma motorizada de la misma existencia y del aciago final de la RDA.
Juan Manuel Martín, por su parte, toma como punto de partida para su análisis la novela corta de Günter Grass Im Krebsgang, que presenta de manera crítica el Selbstbild alemán en su evolución intergeneracional y trata de redimir lo que considera un grave error en su tratamiento del pasado. A través de las percepciones que tienen de sí mismos y de su pasado los personajes principales, caracterizados como representantes prototípicos de tres generaciones de alemanes, se mostrará cómo se redefine la imagen de la primera generación, recuperando de ese modo rasgos anteriores a la revisión del pasado generada a partir de los sesenta.
La mirada bidireccional entre España y Alemania y viceversa es objeto del artículo de Isabel Gutiérrez, en el que, a través de la película Vente a Alemania, Pepe (1971), se trata la problemática de los emigrantes españoles en Alemania durante la década de los sesenta y se analiza cómo el encuentro entre ambas culturas frecuentemente hizo aflorar diversos prejuicios, estereotipos y autoestereotipos.
Al igual que en este artículo se analizan los estereotipos en otro medio distinto a la literatura, en los dos últimos aparecen la fraseología y el lenguaje de la publicidad como vehículos de creación y de expresión de estereotipos.
De esta manera, Ferran Robles hace referencia a lugares comunes nacionales y regionales en la fraseología alemana, española y catalana en busca de referencias locales, regionales o nacionales que permitan descubrir similitudes y diferencias en la forma de percibir y expresar la experiencia vital colectiva de tres distintos grupos humanos. El artículo parte de la convicción de que la mirada estereotipada de una sociedad halla su mejor expresión en estas metáforas fosilizadas, que por su uso repetido han sido sancionadas y fijadas.
Michaela Kührer estudia el aspecto intercultural en el campo de la publicidad, analizando fenómenos verbales y no-verbales de mensajes publicitarios para productos alemanes y españoles que revelan aspectos culturales implícitos en dichos mensajes y que forman parte de la expresión verbal icónica como autoimágenes o heteroimágenes.
La publicación de este libro no hubiera sido posible sin el apoyo económico de la Generalitat Valenciana y del Vicerrectorado de Investigación de la Universitat de València, a los cuales quisiéramos expresar desde aquí nuestro agradecimiento.
BERTA RAPOSO FERNÁNDEZ
ISABEL GUTIÉRREZ KOESTER
DE CARACTERES (NACIONALES) Y ESTEREOTIPOS: LA CONSTRUCCIÓN DEL OTRO
Ismael Saz
Universitat de València
Tal vez debería iniciar mi artículo precisando que su título es, a la vez, extensible y reversible. Quiere decirse que si en todo estereotipo sobre los caracteres nacionales hay algo de construcción, de construcción del otro, hay también, y mucho, de construcción del yo a través del otro, y del yo a través de la mirada del otro. Por decirlo de un modo menos abstracto, y para incidir en las múltiples dimensiones y direcciones de estas construcciones, podríamos decir, a título de ejemplo, que el yo francés se construye en parte a través de la mirada hacia fuera, hacia España, por ejemplo, del mismo modo que tiende a construir el estereotipo de ese otro –España–; pero que, viceversa, el yo español se construye también en parte a través de la mirada de ese otro francés, sea para rebatirlo, sea para asumirlo parcialmente, sea para «negociar» con él. Finalmente, el estereotipo construido desde fuera se nutre casi siempre de las propias miradas internas, utiliza materiales que en el ejemplo que estamos considerando serían, en origen, de construcción española.
Hablamos, por tanto, de construcciones de raíces siempre complejas y siempre profundamente interrelacionadas. Y, desde luego, de construcciones históricas. Ya que, aunque como es bien sabido el estereotipo se presenta siempre como una «esencia» inmutable, atemporal, su característica fundamental es precisamente su extremo presentismo: la visión del presente se proyecta hacia el pasado y hacia el futuro, con la pretensión de haber captado la esencia, lo constante en el carácter de tal o cual pueblo o nación.
Dado que mi exposición girará en lo fundamental en torno a estos problemas –carácter multidireccional y presentista en la construcción de los estereotipos sobre los caracteres nacionales–, espero se me disculpe que empiece por recurrir a algunos textos, a veces un tanto extensos, que nos ayudarán en nuestras ulteriores reflexiones.
El primero de ellos es de 1575, de Jean Bodin, en Los seis libros de la República:
Lo mismo podemos dezir de los españoles, que todos los tratados y capitulaciones que han hecho con franceses, al menos de cien años a esta parte, ha sido con grandissimas ventajas (...) De creer en los que tenían el cargo de capitular por parte de Francia emplearon toda la discreción, fe y lealtad que podían; más yo supe de buen parte que se determinó en el consejo de los españoles que se lleuasen los negocios con flema, porque el natural de los franceses era tan precipitoso y actiuo que consintiría fácilmente lo que se le pidiese, passada aquella primera furia, cansándolos con el sosiego de los españoles... Y aunque ponían espias a los españoles para entrar también alguna vez los postreros, no salieron con ello, sino que siempre fueron burlados de la astucia de los españoles e impaciencia de los franceses, que dauan muestras, con estas apariencias, de ser ellos los que pedían la paz. Este defecto no se ha de atribuyr a los que tenían cargo de tratar de ella, sino a la natura que es difícil de vencer... De esto y de otras muchas señales se puede juzgar el natural del español, que, por ser, mucho más meridional, es más templado y melancólico, más firme y contemplativo, y por consiguiente, más ingenioso que el francés, que de su natural no se puede parar a contemplar y estar sosegado por ser inquieto y colérico (Bodin, 1992, II: 806-807).1
El segundo texto, de casi siglo y medio después –en torno a 1721–, corresponde a las celebérrimas Cartas persas de Montesquieu. Entresacamos las siguientes citas referidas a españoles y portugueses:
La gravedad es el carácter más llamativo de ambas naciones, y se manifiesta principalmente de dos maneras: por las gafas y los bigotes (...) Es fácil adivinar que unos pueblos tan circunspectos y flemáticos como éstos, tienen que ser orgullosos y, por supuesto, lo son. Ambos fundan su orgullo en dos cosas de mucho peso. Los que viven en el continente de España y Portugal sienten una gran satisfacción cuando son lo que llaman cristianos viejos (...) Los que viven en las Indias no son menos orgullosos cuando consideran que poseen el sublime mérito de ser, como dicen, de piel blanca. Jamás hubo en el serrallo del Gran Señor sultana más orgullosa de su belleza de lo que está el más viejo y más feo tunante con la blancura aceitunada de su cara, cuando en una ciudad de Méjico se sienta a la puerta de su casa con las manos cruzadas (...) Pues conviene saber que cuando alguien tiene cierto mérito en España, como por ejemplo, cuando puede añadir a las cualidades que acabo de mencionar ser propietario de una gran espada, o haber aprendido de su padre el arte de tocar una desafinada guitarra, ya no trabaja, porque su honor reside en el reposo de sus miembros (...) Pero aunque esos invencibles enemigos del trabajo hagan alarde de una tranquilidad filosófica, sin embargo no la tienen en su corazón, porque siempre están enamorados (...) Los españoles tienen sentido común y saben razonar, pero no busque nada de eso en sus libros (...) Dicen que el sol sale y se pone en su país, pero hay que decir que en su recorrido solo encuentra campos asolados y regiones desérticas (Montesquieu, 1997: 195-197).
El tercer texto, escrito otro siglo más tarde, nos aproxima ya a la España del mito romántico. De la mano, ahora, de un célebre libo de viajeros, el Handbook for Travellers in Spain, de Richard Ford, publicado en 1845:
La mula representa en España el mismo papel que el camello en Oriente y tiene en su moral (junto con su acomodamiento al país) algo de común con el carácter de sus dueños: es voluntariosa y terca como ellos, tiene