fincó, por un lado, en que la música fue siempre indispensable tanto en el culto católico como en las prácticas religiosas y sociales de la época y, que por el otro, su oficio proveía prerrogativas, prestigio y dinero que no hubieran alcanzado ejerciendo otra actividad laboral desligada de la sagrada institución.
A la luz del análisis para la elaboración del presente texto, se puede afirmar que el oficio de músico forjó un grupo que, si bien era secundario en la esfera social de los españoles, debido a su labor dentro de los templos se percibió diferente a los del resto de los indios que habitaban el altépetl. Esta brecha no sólo se generó por los privilegios económicos y sociales o por la especialización del oficio, sino por la llamada «estructura de la diferencia» que permeó a la sociedad novohispana en su conjunto.17
En cuanto a los parámetros de espacialidad y temporalidad, se ha preferido estudiar la zona central del virreinato (Ciudad de México, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo y Estado de México) durante los siglos XVII y XIX. Lo anterior se debe, en gran medida, a la cercanía de los repositorios y al volumen de documentos encontrados que hacen alusión al trabajo de los músicos indígenas, material que no es tan extenso como se pudiera pensar, lo cual obligó a abarcar un periodo de varios años. Cuando existe algún vacío en la información se recurre a documentación de lugares distantes como Oaxaca, Michoacán, Guerrero o Veracruz.18
Para subsanar las carencias documentales, se ha decidido estructurar el trabajo en forma de temas que destacan los pormenores que encontraron los músicos para realizar su trabajo. Muchos datos no se presentan de manera cronológica; en cambio, han sido colocados para que respondan a una problemática específica. Es decir, si se localiza un documento del siglo XVII y otro del siglo XVIII, cuyo abrupto salto temporal sea evidente, para fines del trabajo, no obstante, resulta relevante porque reitera una continuidad en el asunto sobre el cual se está tratando, ya sea acerca de los salarios, la exención de tributos y servicios personales, o actividades de los cantores dentro y fuera del coro. El mismo trato se da a la información sobre las actitudes sociales de rebeldía contra las autoridades indígenas locales, acerca de la unidad de los músicos o de la inconformidad por su situación laboral.
Un aspecto que se ha tratado de evitar, en la medida de lo posible, es generalizar la forma en que se realizaba el trabajo de los músicos indígenas. Si bien hay aspectos que se reproducen en distintas regiones de la Nueva España, es necesario tomar en cuenta las «realidades locales», es decir, aspectos que sólo se reproducen en ciertas áreas y que se fincan en la aplicación de los usos y costumbres particulares: las diferentes maneras de la aplicación de las leyes, apropiación de recursos, atribución de privilegios, cambios en el personal, relación con funcionarios y sacerdotes, etcétera.
Las líneas de investigación son las siguientes:
Describir al altépetl como el gran escenario donde se encontraban enclavados los templos que sirvieron a los músicos indígenas para ejercer su oficio, ya que la capacidad económica de los mismos redundaba en las percepciones monetarias de aquellos. Asimismo, destacar la importancia de la llamada «gente de la iglesia», donde los músicos eran el grupo mayoritario de quienes servían al interior de los templos. Por otro lado, analizar la estructura interna de las organizaciones musicales y subrayar su trascendencia en los altepeme.
Enfatizar el alcance que tuvo la música como elemento cultual19 insustituible dentro del ritual católico de la época y consignar la importancia de los indios músicos a través de la descripción de algunos eclesiásticos. Asimismo, describir las actividades de los músicos dentro de los templos y realizar un somero repaso por el repertorio que ejecutaban. De igual manera, ponderar la existencia de capillas ambulantes y músicos informales que se dedicaban a la práctica de la música sin estar aprobados por la Iglesia. También, hablar de la existencia de espacios alternos a los templos y capillas donde participaban los citados músicos y cómo fueron transmisores de la música profana y popular por medio de las fiestas y celebraciones.
Además, describir las diversas formas en que podían obtener ingresos económicos: por un lado, las sobras de tributos, los salarios individuales, las obvenciones que procedían de los aranceles parroquiales y conventuales o lo establecido por la costumbre; por el otro, del cultivo agrícola, recurso que se utilizaba para asegurar un medio de subsistencia alterno a su oficio, y si era el caso, para el sustento de cofradías y obras pías y el pago de tributos y otras obvenciones eclesiásticas.
De igual manera, se pretende referir cómo, a pesar de las leyes que los protegían, los músicos fueron coaccionados a realizar trabajos externos a su oficio. En este sentido, se hablará del pago de tributos y la obligación de acudir a repartimientos y servicios personales, además de realizar servicios extraordinarios en la publicación de la Bula de Cruzada.
Otra línea de investigación consiste en exponer los motivos que originaban los conflictos entre los propios músicos, así como las discordancias con otros miembros de su comunidad: las pugnas que se generaban con las autoridades locales y los curas regulares y seculares por los abusos que cometían contra ellos, a pesar de ser sirvientes de la iglesia y contar con exenciones y privilegios. También ejemplificar las disputas que tuvieron con otros vecinos por la posesión de tierras.
Adicionalmente, se busca poner de manifiesto la política civil y eclesiástica que, durante toda la época virreinal, pretendió reducir el número de cantores, y explicar por qué las organizaciones musicales se mantuvieron más o menos estables a pesar de las restricciones legales. Por último, recalcar cómo los privilegios y la especialización de su oficio fueron alimentando en los músicos indígenas una mentalidad que les hacía diferentes al resto de quienes vivían en el altépetl; algunos porque además eran principales, el resto por saberse músicos de la iglesia.
Las fuentes de archivo que fueron básicas para armar la investigación proceden del ramo de Indios del Archivo General de la Nación (AGN); empero, hay otros ramos del mismo archivo, como, por ejemplo, Tierras, Tributos, Bienes Nacionales, donde se encuentran dispersos muchos datos de suma relevancia. Mención aparte merece el ramo Indiferente Virreinal, documentación que vio la luz después de que se había terminado el texto para fines de la tesis de maestría y cuya información ha llenado algunas lagunas temáticas y reforzado otras en la actual versión escrita. También, resultó importante la consulta del archivo que se encuentra en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH). En la fase final de esta investigación han sido fundamentales algunos archivos parroquiales de Puebla, Tlaxcala, Estado de México, Hidalgo, Veracruz y Guerrero, fondos frecuentemente olvidados, incluso algunos que jamás habían sido consultados desde su inventariado. En su conjunto, estos documentos establecen una serie de similitudes, discontinuidades, tendencias y problemáticas que incidieron en el quehacer laboral y cotidiano de los músicos indios.20
Este libro es apenas un esbozo sobre la diversidad, riqueza y continuidad de la práctica de la música eclesiástica en el altépetl, se trata de un primer intento por comprender el desarrollo de una actividad laboral que va más allá de los confines del mundo virreinal y se engasta en la primera mitad de siglo XIX. Falta un mayor trabajo documental, es necesario hacer un acucioso sondeo en una gran cantidad de archivos parroquiales, los cuales tienen muchas respuestas a lo que se presenta ahora para su discusión.
Escenarios, conformación y estructura
La conformación de los pueblos de indios, llamados así por los españoles, trajo consigo la construcción de conventos y, posteriormente, de edificaciones conocidas como parroquias. Ambos con necesidades cultuales que permitieron la creación y consolidación de las organizaciones nombradas capillas de música durante el siglo XVI. Para explicar socialmente a los músicos indígenas y la percepción del mundo que construyeron, es necesario, en principio, conocer los grandes espacios donde se encontraban enclavadas sus comunidades (el altépetl), la estructura sociolaboral de quienes se encargaban de llevar a buen recaudo todas las actividades cultuales dentro de los templos (la gente de la Iglesia) y, finalmente, la propia organización musical (cantores, instrumentistas y organistas), con todos los aciertos y contradicciones que se generaban