David Asensio

Creatividad.


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todo.

      Esas cosas que todos tenemos de niños y que, según crecemos, vamos dejándonos tristemente por el camino.

      De repente dejamos de preguntar el porqué de las cosas, como si al crecer diéramos por hecho que tenemos todas las respuestas.

      Dejamos de sorprendernos de las maravillas que nos ocurren cada día, como si en el mundo adulto no cupiera el asombro ante las cosas más cotidianas.

      Cuando nos «adultizamos», pasamos más tiempo preocupándonos por el futuro, inventándolo y preocupándonos por cosas que luego nunca nos ocurren, o rumiando el pasado, que centrándonos en lo que estamos haciendo en este momento, como hacíamos cuando éramos niños. Esa infancia en la que nuestro medio plazo era el recreo y la decisión de a qué íbamos a jugar, y el largo plazo, el día de Reyes y qué nos íbamos a pedir de regalo.

      Todos estos elementos que nos dejamos por el camino según crecemos son fundamentales para nuestra creatividad. Por eso, cuando dejamos de ser niños, vamos dejando de ser creativos.

      En este libro vas a encontrar muchos motivos por los que ser creativo es importante, como individuos y como sociedad. Pero déjame hablarte del motivo para mí más relevante. Déjame que, como diría Umbral, «te hable de mi libro». Y es que existe un vínculo directo entre la creatividad y la felicidad. Y ya sabemos que la felicidad es el objetivo prioritario del ser humano.

      Hace tiempo que descubrimos en el Instituto Coca-Cola de la Felicidad que las personas que se definen como más felices desarrollan habitualmente actividades creativas.

      Pero no es el único estudio que relaciona una con otra. Se ha podido comprobar que participar en actividades creativas contribuye a una espiral ascendente de emociones positivas y bienestar psicológico. O que las personas que tienen trabajos en los que pueden desarrollar sus capacidades creativas son más felices en el entorno laboral.

      La creatividad nos ayuda a centrarnos en este mismo instante y nos evade de las preocupaciones que siempre rondan nuestro cerebro adulto. Nos mete de lleno en esos momentos que el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi define como momentos de flow o flujo, esos momentos en los que nos olvidamos de todo y parece que el mundo se pare. Y que él define como los momentos que nos producen más felicidad.

      Además, sabemos que cuando somos creativos, procesamos mejor nuestras emociones y nos ayuda en procesos de ansiedad y depresión, porque nuestro cerebro libera dopamina, un neurotransmisor conocido como «la hormona de la felicidad».

      ¿No te parece motivo más que suficiente para recuperar el tiempo creativo perdido el saber que cuando haces actividades creativas eres más feliz?

      Ahora que ya sabemos que todos hemos sido creativos alguna vez y que hemos ido perdiendo creatividad según dábamos vueltas al sol, y que serlo nos hace más felices, es el momento de entender qué es y qué no es la creatividad y saber cómo recuperarla.

      Por eso me alegro de que tengas este libro en tus manos. Porque vas a hacer un recorrido necesario para entender, recuperar y desarrollar tu creatividad. Una habilidad que, además, empieza a ser la clave que más y más empresas buscan en sus fichajes, porque es una de las pocas capacidades que los robots van a tener más complicado replicar de nosotros, los humanos.

      De la mano de David vas a poder entender conceptos importantes como la necesidad de que apliquemos la creatividad en todos los ámbitos de nuestra vida para generar, como dice él, «impacto y no aburrimiento».

      Ojalá en cada página encuentres las claves para recuperar esa curiosidad, esas ganas de cuestionarte todo, esas ganas de hacer las cosas diferentes y mejor constantemente. Porque eso te devolverá al niño que fuiste y, sobre todo, te hará más feliz.

      Disfruta cada capítulo con ganas de aprender de uno de los conceptos más relevantes en nuestra época. Y con la seguridad de que la creatividad te hace más feliz, y al mundo, un lugar un poquito mejor.

      Gracias, David, por devolvernos un trocito de creatividad, un trocito del niño que fuimos.

       Margarita Álvarez P. de Zabalza

      CEO de la consultora Working for Happiness

      y autora del libro Deconstruyendo la felicidad

      Esta pandemia que estamos viviendo está removiendo muchos cimientos que sustentaban esta sociedad. Pero también está provocando que renazcan valores que teníamos totalmente olvidados.

      Y uno de ellos es la creatividad.

      Hemos observado cómo empresas que se dedicaban a diversos ámbitos se han reinventado y se han dedicado a crear mascarillas para la sociedad. Cómo personas que no sabían que tenían un talento para la repostería han acabado agotando la harina en los supermercados. Así como grupos musicales que, a falta de escenarios, han hecho auténticos conciertos desde los balcones de nuestras ciudades.

      Esta pandemia ha sacado a relucir la creatividad de muchas empresas y personas.

      Siempre se dice que es en los momentos de necesidad cuando nacen empresas que transforman el mundo. Que es en los momentos críticos de nuestra existencia cuando creamos herramientas, metodologías hasta entonces nunca pensadas que hacen que la innovación, y con ella el progreso, beneficie a la sociedad. Y todo gracias a la creatividad.

      Y yo me preguntaba: «¿Solo es en los momentos de necesidad cuando sacamos a relucir esa cualidad innata que tiene el ser humano?». «Pues menudo sacrilegio estamos haciendo con nosotros mismos», pensaba en esos momentos.

      Y es así. Si no hubiéramos optado por la creatividad, aún seguiríamos viviendo en las cuevas, a oscuras, sin saber qué es el fuego. No hubiéramos vivido toda la evolución que la sociedad ha sufrido en estos dos mil años de edad que tiene.

      Pero llega un momento de la vida en que pasamos de: «Qué gracioso es el niño que hace esos dibujos» a una situación totalmente contraria que dice: «Aquí no queremos nada de creatividad y cosas raras, las cosas se hacen como se han hecho hasta ahora y así seguiremos haciéndolas».

      ¿Qué nos ha pasado?

      Nos reímos porque el niño hace dibujos graciosos, diferentes. Sin embargo, al mismo tiempo, a su padre le están diciendo que sus ideas disruptivas no son bienvenidas en la empresa que lo contrató por ellas. Pero, eso sí: cuando tenemos una crisis, queremos gente creativa que nos saque las castañas del fuego lo antes posible.

      Esta situación que estamos viviendo en todo el mundo me hizo pensar: «¿Por qué no hemos apostado por la creatividad hasta ahora?».

      Por la falta de confianza en nosotros mismos. El creer que la creatividad es para gente tocada con una varita mágica o creer que nuestras ideas nunca tendrán un impacto sin ni siquiera haberlo intentado son algunos de los motivos que hacen que la creatividad, a día de hoy, sea tomada como algo exclusivamente para gente con un «don» especial o algo exclusivo para aquellos que trabajan en el ámbito de las agencias de publicidad.

      Y estamos muy equivocados: no es un don que tienen unos cuantos. Todos tenemos una forma diferente de ver y hacer las cosas; lo que nos diferencia a unos de otros es su desarrollo.

      El propósito de Creatividad contra el caos y la incertidumbre es que el lector tenga las herramientas a su disposición para descubrir, desarrollar y potenciar algo que nos diferencia de las demás especies que habitan el planeta tierra: la creatividad.

      El libro se divide en dos partes:

      En la primera parte, como un mapa, tenemos que situarnos donde nos encontramos para llegar al tesoro.

      Si acudimos a una librería y preguntamos por libros de creatividad, en la actualidad no hay ninguno que explique qué es la creatividad, qué la impulsa y qué la coarta. Nos quedamos en el libro de Ken Robinson Escuelas creativas y de ahí pasamos a libros de los cerebros creativos. Ya aprenderemos qué ocurre en el hipotálamo o en su cerebro