en absoluto es suficiente. Todos los tiempos estándar que tengamos en un listado, en un libro u hoja de fabricación, no servirán para nada si no se controla la productividad y no se hace un seguimiento de su cumplimiento.
Y si no se puede garantizar que se cumplan los tiempos estándar:
¿Podemos planificar?
¿Podemos conocer los costes a priori?
¿Podemos evaluar el desempeño de los factores de la producción?
¿Podremos acotar las permanentes desviaciones en costes que tenemos una vez realizada la fabricación?
¿Conoceremos las causas de las desviaciones?
¡NO!
Por lo tanto, hacer cumplir los tiempos estándar es totalmente imprescindible, y la herramienta para conseguirlo es el control de la productividad.
El control de la productividad es algo que está totalmente asumido en los convenios. Es más, los convenios contemplan los incentivos a la productividad e incluso los sugieren como medio para que los operarios que trabajen con un desempeño por encima del normal puedan percibir una mayor retribución.
Por medio del control de la productividad, además, se tendrá una herramienta de mejora continua. Las desviaciones en los costes y en los tiempos de ejecución se darán por dos grandes grupos de causantes:
1. Las incidencias causadas por problemas en la gestión: falta de materiales, averías, desequilibrios, etc.
2. Un desempeño por debajo del normal.
Con el control de la productividad se podrán identificar y cuantificar las causas, y por ello podrán ser atacadas causas que sin la herramienta pasarían desapercibidas ya que no hay un desglose. Pérdidas de tiempo endémicas y reiteradas durante años y por las cuales no hay ninguna reacción, saldrán a la luz generando todo tipo de quejas y propuestas de mejora una vez implantado el control de la productividad. Las pérdidas de tiempo están asignadas siempre a alguna causa y cada causa tiene un responsable.
Los sistemas de incentivos pueden hacer que los operarios ganen más dinero y que, por otro lado, con las mismas infraestructuras fabriles, se produzca más, es decir, se diluyan los gastos fijos. Y los sistemas de incentivos no se pueden poner en marcha si no hay un control de la productividad.
Los objetivos del control de la productividad y de los sistemas de incentivos son:
Hacer que los tiempos estándar se cumplan con un pequeño margen de error.
Acotar los costes de producción.
Identificar las causas de las pérdidas de tiempo y cuantificarlas.
Tener la posibilidad de retribuir un plus a los operarios que trabajen con un desempeño por encima del normal.
1.1. Objetivo del curso
El objetivo de este curso es ofrecer una formación práctica del control de la productividad e implantación y puesta en marcha de un sistema de incentivos salariales, explicando todas las técnicas existentes, así como todos los aspectos legales que se deban tener en cuenta, haciendo referencia a algunos Convenios Colectivos destacados, pero manteniendo siempre una metodología de trabajo orientada a la formación práctica.
Por lo tanto, este curso va dirigido a estudiantes de ingeniería y empresariales, personal responsable de producción, de mejora continua y mandos intermedios.
El objetivo fundamental de este curso es formar de manera práctica en los distintos sistemas para la medición de la productividad y de cómo incentivarla, con especial atención en el Sistema Bedaux. Además, se formará al alumno acerca de la necesidad y los beneficios que genera el control de la productividad para mejorar la competitividad de la empresa.
Como ya se ha adelantado al inicio, a lo largo de este curso se tratarán aspectos legales, métodos del cálculo de la productividad, cálculo de incentivos, etc. No obstante, debe quedar muy claro que el objetivo es reducir el tiempo total de ejecución de cada tarea a partir del control de la productividad y los sistemas de incentivos.
Este es el argumento del curso y es muy importante que así se asimile. Por ello se aclaran los siguientes términos, para poder entender el propósito perseguido:
Tiempo Estándar: es el tiempo que se debe invertir en realizar una operación, es «lo que debería ser» utilizando el método actual, dejando siempre la puerta abierta a que este tiempo se pueda reducir, pero siempre a través de la mejora de métodos.
Tiempo por bajo desempeño: es el tiempo que se gasta debido a un empeño por debajo del normal y que incrementa el tiempo total de operación.
Tiempo por incidencias: los errores de gestión también dilatan el tiempo total de proceso.
Dichos conceptos quedan plasmados gráficamente en la siguiente imagen:
Figura 1.1
El único objetivo es que se reduzca dicho tiempo total de ejecución, tal y como se representa en el siguiente gráfico (se supone que el tiempo estándar es una constante que varía en función de los cambios de método, pero esto corresponde al área de métodos y tiempos y no de control de la productividad):
Figura 1.2
Reducir el tiempo total de ejecución de una tarea es lo que de verdad importa. De nada sirve engañarse anotando incidencias en los partes para que parezca que los operarios han sido productivos.
Por esta razón es tan importante anotar y clasificar las incidencias y medir la productividad de la gestión o la eficacia de los responsables de que dichas incidencias no ocurran. No se debe asignar a los mandos la productividad media obtenida por los operarios de sus secciones. Si se hace eso, todos lucharán por hacer que se reduzca (o al menos que lo parezca) el despilfarro por bajo desempeño y nadie se preocupará de la reducción de las incidencias; al contrario, anotarán muchas más. Hay que incentivar a responsables cuyo interés sea el de reducir el índice de incidencias. De esta manera se conseguirá bajar los dos componentes del despilfarro.
La evolución del componente del tiempo después de haber implantado un control de la productividad debe ser esta:
Figura 1.3
La finalidad es la de reducir el tiempo total de la tarea
1.2. Estructuración del curso
Explicada la finalidad, a continuación se explicará cómo se estructura el contenido. El curso está dividido en 3 partes.
La primera parte hace de introducción: además de lo visto hasta ahora, también se realiza una explicación breve del concepto de productividad, de las ventajas de aplicar un control de la productividad y de incentivar sistemáticamente el aumento de la misma. Por último, en esta primera parte se realiza una introducción a la Teoría de Medición del Despilfarro.
La segunda parte consta de dos capítulos. En el primero de ellos, el capítulo cinco, se explica en profundidad en qué consiste un sistema de control de la productividad, qué se necesita y cómo se realiza el cálculo para trabajos libres, limitados y con máquinas, y cómo se puede evaluar la productividad de los mandos intermedios, adjuntando ejemplos en cada uno de los casos.
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