Don

Descubra sus dones espirituales


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      Todos debemos estar preparados para enseñar:

      “Estudia y sé entusiasta, y procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, uno que analiza y divide de manera precisa, que maneja y enseña hábilmente la Palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15, TAB).

      Todos debemos enseñarnos los unos a los otros:

      “Deja que la palabra.[proferida por] Cristo... tenga su morada en vosotros (en vuestro corazón y mente) y que more en vosotros en [toda su] riqueza, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda inteligencia y sabiduría [en cuanto a cosas espirituales]...” (Colosenses 3:16, TAB).

      Todos debemos enseñar a otros a obedecer los mandamientos de Jesús:

      “Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado...” (Mateo 28:19-20, TAB.)

      4. Don de exhortación: Usted debe exhortar, amonestar y animar a otros.

      Todos debemos exhortarnos los unos a los otros cuando nos reunimos:

      “No dejando de congregarnos [como creyentes], como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos (amonestándonos, advirtiéndonos y animándoos unos a otros), y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (Hebreos 10:25, TAB).

      Todos debemos dedicarnos a la exhortación:

      “Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura [privada y pública], a la exhortación (a la predicación y a compartir el evangelio personalmente) y a la enseñanza y a la inculcación de la doctrina” (1 Timoteo 4:13, TAB).

      Todos debemos exhortar a otros cada día:

      “Antes exhortaos (amonestaos, instaos y animaos) los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado” (Hebreos 3:13, TAB).

      5. Don de dar: Usted debe dar de sus recursos y energías a Dios y a otros.

      Todos debemos ser generosos:

      “Dad, y se os dará [presentes]; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo...” (Lucas 6:38, TAB).

      Todos debemos dar libremente:

      “De gracia (sin pagar) recibisteis, dad de gracia (sin cobrar)” (Mateo 10:8, TAB).

      Todos debemos ser responsables en cuanto a apoyar el ministerio:

      “Compartiendo para las necesidades del pueblo de Dios, contribuyendo a suplir la carencia de los santos; dedicándoos a practicar la hospitalidad” (Romanos 12:13, TAB).

      6. Don de administración: Usted debe dirigir (liderar) de la manera en que Dios lo mande a hacerlo.

      Debemos dirigir con corazón de siervo:

      “Sabéis que los que son tenidos por gobernantes y han de dirigir a los gentiles (a las naciones) se enseñorean de ellos, y gobiernan con poder absoluto, teniéndolos sometidos, y sus grandes ejercen sobre ellos potestad y dominio. Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor” (Marcos 10:42-43, TAB).

      Todos debemos empezar administrando bien lo que tenemos:

      “Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel: sobre poco has sido fiel y fidedigno; sobre mucho te pondré...” (Mateo 25:21, TAB).

      Todos debemos esperar recibir de Dios una posición de liderazgo:

      “¡Pero Dios es el juez! Humilla a uno y enaltece a otro” (Salmo 75:7, TAB).

      7. Don de compasión: Usted debe mostrar amor, compasión y misericordia hacia otros.

      Todos debemos abundar en misericordia:

      “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (Mateo 5:7).

      Todos debemos ser amorosos:

      “Finalmente, sean todos de un mismo sentir (unidos en espíritu), teniendo empatía unos con otros, amándose fraternalmente (como si fueran de la misma casa), compasivos y corteses, tiernos y humildes” (1 Pedro 3:8, TAB).

      Todos debemos mostrar compasión hacia otros:

      “Así habló Jehová de los ejércitos, diciendo: Juzguen conforme a la verdad, y muestren misericordia, amabilidad y tierna compasión cada cual con su hermano” (Zacarías 7:9, TAB).

      De todas estas maneras, la Biblia nos insta a usar todos los dones para ministrar a otros. Esto ayuda a traer un equilibrio a nuestra vida. Todavía obraremos en gran parte según nuestro don motivacional primario (eso es lo que nos motiva, ¿recuerda?), pero también somos capaces de ministrar – y debemos ministrar – en otras áreas.

      SI TENGO UN DON, ¿POR QUÉ NO LO SABÍA?

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      La mejor forma de medir si usted está o no está funcionando en sus dones motivacionales es mediante esta simple evaluación:

      Si usted está funcionando en su don motivacional, tendrá gozo. Si no lo está haciendo, sentirá frustración.

      El gozo es siempre un producto o consecuencia de hacer la voluntad de Dios para nuestra vida. El gozo nunca puede verse como una meta o un fin en sí mismo. Sin embargo, conforme funcionamos en el don que Dios nos ha dado, tendremos gozo.

      RAZONES POR LAS CUALES TAL VEZ NO SEPA CUÁL ES SU DON MOTIVACIONAL

       1. Nunca le enseñaron sobre esto.

      Esta es la razón por la que la mayoría de las personas no saben cuáles son sus dones. Para nosotros lo fue. Hasta hace algunos años atrás cuando nuestros amigos nos hablaron de la lista de los dones motivacionales en Romanos 12:6-8, no sabíamos nada sobre el tema. Habíamos leído el pasaje muchas veces; sin embargo, nunca lo habíamos entendido a plenitud.

      Estimamos que menos del dos por ciento de las personas que asisten a la iglesia en EE.UU. saben que existen los dones motivacionales. De ese porcentaje, menos de la mitad han descubierto su don particular. En otros lugares será mucho menor el porcentaje. En muchos de los países donde hemos enseñado, que sepamos, hemos sido los primeros en enseñar sobre el tema.

      Esta es la razón por la cual creemos que es tan importante hacer llegar esta información a más personas.

      Esperamos que usted comparta las enseñanzas en este libro con sus parientes, amigos, grupos de estudio, su pastor (o con sus ovejas si usted es pastor), y con cualquier otra persona que cree que sería bendecida por ellas.

       2. Nunca ha recibido a Jesucristo como su Salvador y Señor personal.

      Aunque cada persona es dotada por Dios, sea cristiana o no, el recibir a Cristo como Salvador abre el camino para que los dones motivacionales de la persona fluyan libremente y sean utilizados como Dios lo planificó.

      Antes de que una persona se convierta al evangelio, sus dones motivacionales estarán funcionando, por lo menos hasta cierto punto, pero muchas veces de una manera egoísta y egocéntrica. Antes de que Cristo sea el centro de nuestra vida, nosotros somos ese centro.

       3. No está siendo alimentado espiritualmente.

      De la misma forma en que un bebé recién nacido necesita ser alimentado, así la persona que ha “nacido de nuevo” necesita sustento espiritual para que pueda crecer. Muchas personas llegan a los pies de Cristo, pero luego no reciben instrucción y apoyo. Su habilidad para reconocer sus dones, al igual que el resto del su progreso espiritual, es limitada.

       4. Ha recibido enseñanzas confusas sobre los dones