Roberto Blanco Bautista

Estrategias académicas para la inducción al pensamiento matemático


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todos los académicos vinculados con matemáticas, con ciencia, con lectura, colaboraban en el desarrollo profesional. Fue una política pública muy interesante que, infortunadamente, ahora se detuvo, pero fue una política que tuvo resultados importantes.

      Tomaré un dato mucho más reciente. Primero hablé de PISA, estamos en el momento del contexto, estamos entendiendo dónde estamos.

      Usaré datos de estudiantes en el último grado de los diferentes subsistemas que dependen del macrosistema que es la SEP. Se puede observar que en el último grado la población en bachilleres a nivel nacional es grande, en bachilleratos particulares es grande también y está creciendo significativamente. La Dirección General de Educación Tecnológica Industrial (DGETI), es el subsistema más grande en el país, es decir, si se quiere transformar la educación de este país tiene que transformarse a la DGETI, pues es ahí donde está la mayoría de la población, seguida de los bachilleratos estatales y algunos otros más.

      La Dirección General de Educación Tecnológica Agropecuaria (DGETA) es un sistema mucho más estable, con alumnos que en su gran mayoría pasan del campo al estudio y se orientan hacia carreras relacionadas con el agua, la ganadería, la siembra, los alimentos, y que son muy interesantes, porque son sistemas muy disciplinados, eso a mí me encanta porque conservaron la tradición Cardenista de escuelas para el servicio que aún sigue vigente. Si uno entra a un plantel de la DGTA se da cuenta de inmediato que está en un plantel de esos: sistemático, ordenado, los estudiantes muy disciplinados; si se quiere expresar en términos más sociológicos: un capital cultural distinto del que tendría un joven universitario en la ciudad. Se distinguen por ser gente muy entregada. Las encuestas sobre identidad nacional muestran que son los sectores de la población más patriotas; muy interesante ese dato, aunque a la vez triste, pues los más discriminados son los que más mexicanos se sienten.

      A continuación un dato duro del último estudio del 2017 que muestra una cuestión que a mí me parece fundamental: si dividimos a la población en deciles, es decir, del total de jóvenes que tienen acceso a la educación media superior (que ahora por ley debe ser el 100%), los jóvenes con menor recurso económico están en el decil más bajo, y los que tienen mayor recurso económico en el más alto. Hay una correlación directa entre el desempeño en matemáticas y el decil al que se pertenece, es decir, estrictamente hablando, podría afirmarse que la educación en México todavía no logra la capilaridad social a que aspiró después de la Revolución Mexicana.

      Quien tiene menos recursos, no importa si procede de una escuela privada, tenderá a obtener resultados más bajos y, por el contrario, a mayor recurso, mejor resultado. Aclaro: esto no habla de los individuos, (siempre hay excepciones), sino de la población. Bajo la lógica poblacional significa que no todos los resultados escolares en matemáticas provienen exclusivamente de la calidad del discurso en el aula, sino que tiene que ver con factores externos.

      Una cuestión técnicamente importante es: qué proporción de la evolución en el desarrollo del pensamiento de alguien depende, estrictamente hablando, de su clase de matemáticas y cuál no. Lo que hemos inferido es que no podríamos desarrollar el pensamiento matemático de la población si sólo trabajáramos al interior de la escuela: modificaríamos solamente un 30% en el logro, por más que hagamos bien nuestro trabajo; el otro 70% se nos escapa.

      Aquí se observan datos interesantes: el sistema educativo privado se mantiene muy abajo, pero a partir del sexto y séptimo avanza: a mayor ingreso, llega a competir con los bachilleratos autónomos.

      Los bachilleratos autónomos tienen la ventaja de depender de una universidad, por lo que todo el capital cultural, toda la tradición educativa universitaria del estado se lleva al bachillerato: la continuidad educativa parece ser una ventaja. Puede ser financiera y económicamente difícil mantener bachillerato y universidad, pero desde el punto de vista de resultados es muy bueno para el joven de bachillerato.

      Un dato muy interesante por región, porque muestra la pluralidad en México: con la misma currícula, con los mismos libros de texto, con profesores formados de la misma manera, se tendrán resultados mucho más bajos en Chiapas que en Aguascalientes, lo cual prueba, claramente, que hay un problema de discriminación hacia el multilingüismo que no está siendo bien atendido.

      Los mismos programas, los mismos profesores y las mismas clases producen resultados diferentes. Lo que quiero señalar es: no sólo es el mensaje del aula, sino algo más que debe pensarse muy seriamente.

      Los “mapas de Wright” son interesantes porque miden cómo se plantea el tipo de preguntas a la población. Esta es la prueba de principios de este año, y básicamente nos dice que las tareas de complejidad conceptual alta no son abordadas por casi nadie del bachillerato, sólo abordan tareas de complejidad cognitiva muy baja, es decir que la escuela ayuda ahí, pero no en otros retos. Tendríamos que abordar esto, y mi propuesta es que debe pensarse en estrategias, a las que he denominado: “de aula extendida”, donde se utilice mucho más el conocimiento cultural para el desarrollo del propio pensamiento matemático de la gente, en lugar de reducirlo al aula.

      Un caso concreto: en una escuela en la selva de Tulum, ubicada a unas cinco horas de Puerto Escondido, con dirección hacia la Sierra, se dan fenómenos como estos: una clase de geometría y trigonometría donde se define los objetos, se dan fórmulas; el joven no le ve sentido a eso y no va a progresar porque eso no le parece interesante. Pero si el problema se plantea de otra manera, por ejemplo: vamos a medir los terrenos –lo cual es complicado porque los terrenos no son planos–, y lo haremos para calcular exactamente cuánto debe pagar tu abuelito al consejero municipal o a quien sea, por concepto de tenencia de la tierra, entonces ellos contestan: “sí, lo quiero medir porque siempre nos cobran mucho”, y es así como ves a los niños, a los jóvenes midiendo y midiendo, calculando, viendo si es un triángulo, o es como un rectángulo, porque en el fondo no les preocupa si se llama octágono, no les preocupa nada de eso, les preocupa que a su abuelito le cobran mucho, y así también nos dimos cuenta de algo que ignorábamos: en esas clases las mujeres eran mejores alumnas que los hombres, ¿por qué?, porque mencionaron que “es que siempre en las herencias nos engañan y se las quedan los hombres, entonces debemos saber bien cómo se mide”, y de verdad es impresionante ver como comenzaron a medir, y decían: “bueno, si yo parto un rectángulo en dos, éstos pueden ser como dos triángulos”, es decir, lo que en la escuela sería algo sin sentido para ellos, en ese tipo de contexto adquiere relevancia, y paradójicamente son escuelas cuyos resultados comienzan a subir, es decir, aunque no se hayan visto los temas curriculares estrictamente, sino que se abordaron problemáticas que eran de interés, lo que se muestra es que si el alumno sólo se restringe al aula, no pasará de las actividades cognitivas más básicas: recordar, aplicar, ejercitar; pero si se desea algo más de reflexión, de intuición, es mucho más productivo, aunque parezca ser más complicado. Si se aplican estrategias de aula extendida, el escenario mejora.

      Eso exige que el maestro abrace y acepte esto, es decir, un profesor que piense: “no estoy perdiendo el tiempo si salgo al jardín”, pues haciéndolo puedo plantear el problema que ustedes quieran, por ejemplo: cómo medir la altura de algo sin instrumentos, o si se puede hacer a escala el sistema planetario, ¿cabría aquí o no? Esto es, preguntas que parecieran fuera de lugar, pero adquieren relevancia para el joven. En el caso de la prueba que hizo el Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE) discrepo en algo: yo tenía la esperanza de que ahora el INEE, en tanto que es autónomo, iba a abordar aspectos de cómo mejorar, y no iba a calificar a la gente en la prensa señalando que: “Los jóvenes sólo tienen habilidades cognitivas básicas”, pues esto ya lo sabíamos, pero no olvidemos que estos “jóvenes con habilidades cognitivas básicas” son los mismos que anduvieron ayudando a los damnificados del terremoto pasado, entonces, ¿con qué me quedo?, pues que los del INEE mejor ayuden productivamente, porque calificar no ayuda: tomar la temperatura a diario no cura, tengo que entender qué produce el mal para hacer algo.

      En los datos de contexto se observa que en lengua y en comunicación la brecha es muy grande, pero en matemáticas se acorta considerablemente entre los alumnos de colegios privados y los tecnológicos, o sea que, aunque no lean ni escriban tanto, no se comuniquen mucho, resuelven problemas muy parecidos. Este es un dato interesante