Mario Giuseppe Losano

El valenciano Enrique Dupuy y el Japón del siglo XIX


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comentarios de un «alegre reportero»

       b) El viaje exótico como huida de España

       c) Visitando Japón entre la curiosidad y la inquietud

       18. La mirada geopolítica del diplomático Francisco de Reynoso

       a) Geopolítica y tecnología en las consideraciones de Reynoso

       b) El viajero occidental y la mujer japonesa

       c) Digresión sobre los artistas italianos en Japón

       19. El guatemalteco Enrique Gómez Carrillo: ¿Un Japón de segunda mano?

       20. El portugués Wenceslau de Moraes: una pasión extrema por el Extremo Oriente

       Premisa, de Mario G. Losano

      Advertencia - Dos palabras al que leyere - Unidad nacional - Organización social - Gobierno central - Régimen constitucional - Legislación - Ejército - Marina - Instrucción pública - Religión - Ferrocarriles, telégrafos, correos - Marina mercante - Comercio - Bolsas y mercados - Bancos - Industria - Hacienda Pública - Alteraciones y dificultades - Relaciones internacionales - Dos palabras al que haya leído

       Bibliografía de Enrique Dupuy de Lôme (1851-1904)

       Índice analítico

       Índice onomástico

      Los títulos de este índice corresponden con los que están en el texto de Dupuy, que en su índice general agrupa mayor número de párrafos con un argumento similar. Su índice y el número de páginas aquí indicado se refiere al original en español: 27 Años del Meiji (1867-1894). - Unidad nacional. Organización social. Gobierno central, 299-312; - Régimen constitucional. Legislación, 312-326; - Ejército. Marina, 324-326; - Instrucción pública Religión, 326-343; - Ferrocarriles, telégrafos, correos. Marina mercante, 343-351; - Comercio.-Bolsas y Mercados. - Bancos. - Industria. - Hacienda pública, 351-361; - Alteraciones y dificultades, 362 - Relaciones internacionales, 374.

      AGRADECIMIENTOS

      Siendo imposible expresar mi más sincero agradecimiento a todas las personas que han contribuido a hacer posible esta publicación, desearía al menos hacerlo a las instituciones donde estas trabajan: Bayerische Staatsbibliothek, Múnich; Universitätsbibliothek, Múnich; Biblioteca Centrale dell’Università degli Studi di Milano (en sus múltiples ramificaciones); Biblioteca Nacional de España, Madrid; Biblioteca Nacional de Portugal, Lisboa, y Forschungsbibliothek Gotha, Universität Erfurt.

      Debo un agradecimiento especial a la Dra. Encarnación La Spina, de la Universidad de Deusto, por su cuidada transcripción del texto en español de Dupuy y por la traducción de las partes en italiano del presente volumen.

      También quiero dar las gracias a la Revista de Historiografía de la Universidad Carlos III de Madrid, que ha autorizado el uso de una parte de los documentos publicados en un artículo de 2012, del que ha surgido este volumen. En aquel artículo ya adelanté mi esperanza de que el librito sobre Dupuy, escondido entre las páginas de sus Estudios sobre el Japón, fuera nuevamente publicado con un indispensable comentario y que actualizara la pequeña lista de estudios españoles sobre el Japón Meiji (Losano: «Viaggiatori spagnoli nel Giappone occidentalizzato», Revista de Historiografía, 2, 2012, p. 157).

      Por último, deseo agradecer a Publicacions de la Universitat de València por la atención y el esmero con los que ha seguido la realización del presente volumen.

      MARIO G. LOSANO

      1. IN LIMINE: LOS ESCASOS CONTACTOS ENTRE ESPAÑA Y JAPÓN DURANTE EL SIGLO XIX

      Las relaciones de la península Ibérica con Asia oriental han estado marcadas por dos hitos históricos: el Tratado de Tordesillas en 1494 y el cierre de Japón después del «siglo cristiano», que aproximadamente duró entre 1550 y 1650.1 El tratado establecía la división geopolítica del mundo según una línea vertical que se situó trescientas setenta leguas al oeste de las islas de Cabo Verde, asignando a España las tierras a occidente y a Portugal las tierras a oriente de dicha línea. Esta es la causa del destino americano de España y el destino asiático de Portugal, que fue el primero de los estados europeos en enviar comerciantes y misioneros a Japón, mientras España lo hizo justo a continuación. Esta «perspectiva de Tordesillas» estaba llamada a condicionar durante siglos la visión del mundo de ambos estados y, en particular, sus contactos con Asia oriental, adonde cada uno llegaba siguiendo rutas opuestas, tal y como exigía el Tratado de Tordesillas: los portugueses rodeaban las costas de África y atravesaban el océano Índico hasta Timor y Macao; los españoles, en cambio, cruzaban el Atlántico y México (entonces Nueva España) y alcanzaban, a través del Pacífico, las islas Filipinas, que dependieron de Nueva España hasta que esta se independizó a inicios del siglo XIX.

      Las disputas con el Gobierno japonés sobre la evangelización y las consiguientes persecuciones de los cristianos llevaron al cierre de Japón durante dos siglos, es decir, aproximadamente desde 1650 hasta 1854. En ese ínterin los dos estados ibéricos se consagraron a sus otras colonias, mientras que, a falta de nuevos contactos, en ambos cristalizó la imagen del Japón del siglo XVI. En 1854, cuando Estados Unidos abrió Japón a los comerciantes occidentales a la fuerza, los dos estados ibéricos habían dejado de ser potencias mundiales y atravesaban una grave crisis social, económica e institucional. Una crisis que para Portugal culminó con el ultimátum inglés de 1890 respecto a sus pretensiones territoriales en África, indicadas en el Mapa cor-de-rosa,2 y para España con la pérdida de las últimas colonias –Cuba, Puerto Rico y Filipinas– en el «Desastre del 98». En consecuencia, la contribución de los dos estados ibéricos a la europeización del Japón decimonónico se limitó a algunos intercambios mercantiles y diplomáticos casi irrelevantes, pese a que en siglos anteriores habían sido los primeros en seguir la ruta que desde la Europa moderna llevaba hasta el «remoto Cipango».

      Todavía hoy quedan algunas huellas de los contactos ibéricos de los siglos XVI y XVII con Oriente. En Florianópolis, en el estado brasileño de Santa Catarina, puede verse una puerta de estilo chino en la Fortaleza de São José