Juan Carlos Castilla

Conservación en la Patagonia Chilena


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han sido invadidos por especies como el castor y el visón los que han generado impactos importantes; lo mismo ha sucedido en los ecosistemas marinos, donde sobresale la introducción de especies de salmónidos exóticos y la jaiba verde en la Patagonia argentina (Hidalgo, 2005; Castilla y Neill, 2009; Medina-Vogel et al., 2013; Relva et al., 2014; Villaseñor-Parada et al., 2018). En el caso de los ecosistemas de ríos, la principal perturbación ha sido la invasión de salmónidos que ha afectado la biota acuática en la Patagonia chilena y argentina modificando las tramas tróficas, flujos de nutrientes y la abundancia de muchas especies de vertebrados nativos (Habit et al., 2019). Durante la última década los ecosistemas de ríos patagónicos se han visto modificados a raíz de la invasión de una diatomea comúnmente conocida como Didymo (Didymosphenia geminata) que genera importantes cambios ecosistémicos (Reid y Torres, 2014). En el corto y mediano plazo es muy probable que continúen invadiendo nuevas especies exóticas, y que otras se transformen en invasoras y aumenten su distribución en la región, esto asociado a la creciente población humana, turismo, intercambio comercial, cambios en el uso del suelo y cambios en el clima, por lo que es de gran importancia relevar el estado actual de las invasiones en los ecosistemas de la Patagonia chilena. En la Tabla 2 se resumen las especies invasoras más estudiadas en la Patagonia chilena, su distribución e impactos.

       Figura 2

      Formaciones vegetales presentes en la Patagonia chilena de acuerdo con Luebert y Pliscoff, desviación estándar de la diferencia proyectada en temperatura (2009) (arriba) y coeficiente de variación en la precipitación proyectada para los 30 Modelos de la Circulación Global en la Patagonia (abajo).

      En general, la mayor parte del conocimiento de especies invasoras en la Patagonia chilena proviene de vertebrados terrestres o plantas. Existe muy poca documentación de invertebrados, tanto terrestres como marinos. Otro vacío en el conocimiento son los efectos sinérgicos de especies invasoras con otros motores de cambio global (e.g., cambio climático) y entre especies exóticas. Sería muy importante intentar medir el efecto conjunto de todas estas especies exóticas a nivel de cuenca o paisaje, transitando hacia una mirada integradora y ecosistémica.

      Algunos ejemplos de esta acción sinérgica es la facilitación de invasión del castor norteamericano a varias especies de herbáceas invasoras (Martínez-Pastur et al., 2006; Wallem et al., 2007). Así mismo existe evidencia de que la modificación de hábitat del castor hace que este sea más utilizado por la rata almizclera, la cual a su vez, en ambientes alejados de la costa marina, pueden aportar hasta un 50% de la dieta de los visones (Crego et al., 2016). Esta última especie tendría grandes impactos en especies nativas y también ayudaría a la dispersión del Didymo (Leone et al., 2014).

       6. CAMBIO EN EL USO DEL SUELO

      El cambio climático podría actuar por sí solo generando cambios en los biomas patagónicos chilenos, sin embargo, el impacto en la biodiversidad dependerá tanto del forzamiento generado por el clima como por el estrés y degradación de la biodiversidad que genera el impacto humano. En la actualidad, sobre el 60% del territorio patagónico chileno es considerado de uso de suelo natural (i.e., prístino o en regeneración). La ganadería, sería el uso de suelo con mayor impacto, utilizando actualmente un 13% del bioma de bosque y un 23% del bioma estepario.

      En la Figura 3 se observa cómo ha ido disminuyendo con los años el suelo prístino para ser reemplazado por suelo en regeneración en el sector nororiente de la Patagonia chilena, mientras es reemplazado por suelo ganadero en Tierra del Fuego y península de Brunswick. Por otro lado, en las proyecciones al futuro, se pronostica un aumento del uso de suelo ganadero hasta un máximo de un 15.5% del ambiente total, para bajar hasta un 8.3% para el 2100. Para el 2100 (Figura 3) se prevé que el 64.4% del suelo tenga un uso natural (prístino o de regeneración), similar al 63.1% actual. A pesar de esto, la mayor parte de este suelo natural será suelo de regeneración, mientras que en la actualidad el que domina es el suelo prístino.

      Los mayores desafíos de conservación en la Patagonia se encontrarán en las estepas y pastizales (Pliscoff et al., 2021), esto se debe, por un lado, a que son uno de los ambientes menos representados en las áreas protegidas del país (Pliscoff y Fuentes-Castillo, 2011), y a su importancia para el movimiento de las especies en respuesta a cambios en el clima (Hannah et al., 2020) y a presiones de cambio de uso de suelo de prístino a ganadero. Las consecuencias de potenciales cambios en el uso de suelo en este ecosistema pueden ser muy negativas, ya que se trata de suelos que son de gran importancia por su capacidad de secuestro de carbono.

       Tabla 2

      Especies exóticas más comunes en la Patagonia: fecha de introducción, estado e impactos asociados.

       Figura 3

      Proporción del suelo dominado por uso ganadero, prístino o en regeneración (panel superior) en la Patagonia chilena. Cambio de uso de suelo proyectado hasta el 2100 para dos escenarios de emisiones. La categoría suelos naturales agrupa a los suelos prístinos y en regeneración (panel inferior).

       7. RADIACIÓN ULTRAVIOLETA

      Desde que se descubrió un decrecimiento en las concentraciones de ozono atmosférico sobre la Antártica, ha habido mucho interés de la comunidad científica por medir la variabilidad de la radiación ultravioleta (RUV) y sus efectos. Una elevada RUV en la región patagónica chilena representa un motor de cambio global muy relevante sobre el cual existe mucha evidencia de casos en algunos grupos taxonómicos, por ejemplo en peces a nivel mundial (Alves y Agustí, 2020), pero existe poca información de sus impactos a niveles de los ecosistemas (Villafañe et al., 2001; Häder et al., 2010; Barbieri et al., 2018). A este respecto, se sabe que los efectos del UV son importantes y afectan a los microorganismos que son la base de las tramas tróficas en ecosistemas terrestres y marinos generando, por ejemplo, condiciones de estrés producto de la foto-oxidación de compuestos asociados a la generación de Especies de Oxígeno Reactivo (García et al., 2019), un incremento en los costos de la persistencia de especies del zooplancton como Daphnidos enfrentados a la depredación por especies nativas e introducidas (e.g., De los Ríos-Escalante et al., 2017), impactos en los procesos sucesionales de especies de algas intermareales (Campana et al., 2020) y que afecta el bucle microbiano en el océano con potenciales impactos futuros sobre la bomba de carbono (Durán-Romero et al., 2017). Un mejor entendimiento de los impactos del UV sobre los ecosistemas terrestres y marinos de la Patagonia chilena, y su interacción con otros motores de cambio global, como la acidificación y la depredación por especies introducidas, representan importantes brechas de conocimiento que deben ser asumidas en un futuro próximo.

       8. CAMBIOS GLOBALES EMERGENTES

      En la región patagónica chilena han surgido una serie de impactos que por sí solos representan la consecuencia del impacto sinérgico de los distintos motores de cambio global, como es el caso de las FAN, que representan acciones humanas sobre el paisaje que tienen la capacidad de generar grandes transformaciones socio-ambientales, como por ejemplo la extensión de la carretera austral y el puente sobre el canal de Chacao lo que se asocia a la irrupción de nuevos actores en la configuración social del territorio. Estos responden a la búsqueda de nuevos imaginarios territoriales que van transformando su entorno, asociados a un modelo de ocupación vinculado a desarrollos inmobiliarios y centros turísticos (Hidalgo y Zunino, 2011).

      Sin embargo, los problemas ambientales más graves han estado asociados a la amenaza latente de la construcción