Juan Carlos Castilla

Conservación en la Patagonia Chilena


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una de las zonas más prístinas del planeta, debido a su baja huella humana, producto de una historia de ocupación reducida y relativamente reciente (Inostroza et al., 2016; Sanderson et al., 2002). Además, su posición única en el contexto global, correspondiendo a la masa terrestre continental más cercana al Polo Sur y al territorio antártico, le confieren características únicas a su biota terrestre y marina (Fraser et al., 2012). Esta particularidad se expresa también en la presencia de factores climáticos que definen sus características actuales, entre ellos, la cercanía a la masa de hielo del Polo Sur y la presencia del cinturón de vientos del oeste (Garreaud et al., 2013). En términos de la evolución del paisaje, este tiene la particularidad de ser un territorio de conformación reciente, donde se pueden ver las huellas del retroceso del último máximo glacial (ca., 12 mil años atrás) a lo largo de toda su extensión (Rabassa et al., 2011).

      La vegetación presente en la Patagonia chilena permite caracterizar los grandes ecosistemas que se distribuyen en el área, los cuales disminuyen latitudinalmente en términos de diversidad vegetal, siendo la excepción los patrones de distribución de briofitas y líquenes, que dominan en el extremo sur del área (Patiño y Vanderpoorten, 2018; Rozzi et al., 2021). Es así como en el sector norte de la Patagonia (entre los 41° a 47 °S) se presentan tres tipos de bosques: i) el bosque siempreverde que se extiende hacia el norte de la Patagonia; ii) el bosque dominado por coníferas, donde el alerce (Fitzroya cupressoides) y el ciprés de las Guaitecas (Pilgerodendron uviferum) son las especies dominantes y finalmente un bosque caducifolio que marca la transición con la estepa patagónica; ecosistema exclusivo de esta zona del planeta, ubicado para el caso de Chile en la zona oriental de Los Andes. En el sector costero, el bosque siempreverde se imbrica con los suelos dominados por turberas en las áreas de menor elevación y con menos pendiente (Veblen, 2007). Se puede reconocer un patrón longitudinal en la distribución de los principales ecosistemas; presencia de bosque siempreverde y de coníferas con turberas en la zona costera e interior, bosque caducifolio que marca la transición bosque-estepa y la estepa patagónica, la cual domina toda la zona interior y limítrofe con Argentina en toda el área (Luebert y Pliscoff, 2017). El 54% de la superficie terrestre de la Patagonia chilena (desde el seno de Reloncaví a las islas Diego Ramírez) está protegida, lo que representa la mayor superficie terrestre bajo protección del país (Tacón et al., 2021), correspondiendo al 86,4% de la superficie total del Sistema de Áreas Protegidas del Estado (SNASPE) en Chile. Además, en la Patagonia chilena se encuentran las tres áreas protegidas más grandes del país: Parque Nacional Bernardo O’Higgins, Parque Nacional Alberto de Agostini y Reserva Nacional Kawésqar.

      La ciencia de la conservación biológica ofrece herramientas para analizar las distintas acciones y opciones que se pueden realizar sobre el territorio, respondiendo a las políticas de protección y a los compromisos internacionales que suscriben los países. Uno de estos enfoques es la planificación sistemática de la conservación, que permite establecer paso a paso metas y objetivos de conservación mediante soluciones óptimas en un proceso transparente y replicable (Margules y Pressey, 2000; Pressey et al., 2007). La planificación sistemática busca representar los objetos de conservación definidos previamente (e.g., biodiversidad, servicios ecosistémicos), mediante la mejor solución posible bajo el cumplimiento de metas establecidas. La definición de los objetos de conservación puede ser a través de “sustitutos” que representan distintas dimensiones de la biodiversidad, que por falta de datos o por la imposibilidad de levantar información, no es posible considerar en el proceso de planificación. Las mejores soluciones obtenidas, permiten definir de forma estratégica la incorporación de nuevas áreas protegidas al sistema de protección existente, minimizando los diferentes costos asociados (e.g., aptitud y valor de la tierra) con la menor superficie posible.

      Las condiciones del medio natural en la Patagonia chilena dan cuenta de un paisaje único en el mundo, que por sus características de pristinidad, debe ser conservado y protegido de manera efectiva y eficiente. La evaluación de la representatividad actual y la identificación de las prioridades para la protección de los ecosistemas terrestres, surgen como un ejercicio fundamental para la definición de prioridades de conservación para la biota natural presente en la Patagonia chilena.

       2. ALCANCE Y OBJETIVOS

      El objetivo general de este capítulo es identificar i) si existen vacíos de representación de los ecosistemas terrestres en la Patagonia chilena; ii) identificar las prioridades para la protección de los ecosistemas terrestres y de especies de flora y fauna; iii) finalmente, identificar oportunidades para mejorar la representatividad en el SNASPE de la diversidad de ecosistemas terrestres en la Patagonia chilena, que abarca entre el seno de Reloncaví y las islas Diego Ramírez (41°42’S 73°02’O; 56°29’S 68°44’O).

      La primera etapa contempló una revisión de la literatura existente de análisis de representatividad (ecosistemas terrestres y especies) y de priorización espacial, tanto a escala nacional como a escala de la Patagonia chilena. Dicha revisión contempló el análisis de una base de datos de artículos científicos (Armesto et al., 2021), así como también de artículos, reportes y tesis de cobertura nacional. La segunda etapa consistió en la aplicación de un método de priorización espacial incluyendo a especies y ecosistemas como objetos de conservación. Posteriormente, se realizó un análisis de representatividad de los ecosistemas terrestres y de las especies de flora y fauna presentes en la Patagonia chilena. Finalmente, se presentan recomendaciones para la adecuada conservación de los procesos y servicios ecosistémicos del SNASPE. Así también se indican acciones necesarias para el ajuste y mejoramiento del sistema de áreas protegidas en la Patagonia chilena.

       3. MÉTODOS

       3.1. Revisión bibliográfica

      Se realizaron tres estrategias de búsqueda de información con el objetivo de recopilar la literatura disponible relacionada a la representatividad actual y los vacíos de conservación en las áreas protegidas de la Patagonia chilena. La primera estrategia contempló la búsqueda de referencias utilizando los argumentos de búsqueda “conservation” “gaps” “priorities” “representativeness” “protected areas” “ecosystems” “biogeographic regions”. Como segunda estrategia de búsqueda, se utilizó Google Scholar para repetir los argumentos de búsqueda anteriores y agregando las palabras: Chile & Patagonia & Aysén & Magallanes. Finalmente, los temas utilizados en la búsqueda anterior se consultaron en el motor de búsqueda del “ISI web of knowledge”, los cuales se extendieron a reportes, tesis y libros.

       3.2. Evaluación de vacíos y prioridades de protección

       3.2.1. Análisis de priorización espacial

      Se desarrolló un análisis de priorización espacial (Kukkala y Moilanen, 2013) considerando dos tipos de objetos de conservación: ecosistemas terrestres (pisos de vegetación) y especies (flora y fauna). El objetivo fue determinar un conjunto de áreas prioritarias que permitan evaluar los vacíos de representatividad de la heterogeneidad de ecosistemas terrestres de la Patagonia chilena, e identificar oportunidades para fortalecer la representación de la biodiversidad terrestre del SNASPE en la Patagonia. Se seleccionaron ecosistemas y especies como objetos de conservación, debido a que representan los dos niveles de la biodiversidad con la mayor cantidad de información disponible. La inclusión de otros tipos de objetos, como aquellos relacionados a procesos ecosistémicos, no fueron considerados en este capítulo. La priorización espacial se realizó utilizando el programa informático “Zonation” (Moilanen et al., 2011). Este software aplica un meta-algoritmo de priorización de acuerdo con diferentes reglas de remoción de celdas que minimizan la pérdida marginal del paisaje total (Moilanen et al., 2011).

      Como descriptores de ecosistemas terrestres en la Patagonia chilena, se utilizaron los pisos de vegetación de Luebert y Pliscoff (2017). Esta propuesta ha sido definida por el Ministerio del Medio Ambiente (MMA) como la clasificación oficial de ecosistemas terrestres de Chile. Los sistemas