María Mendoza Micholot

100 años de periodismo en el Perú


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referente para situar los procesos de comunicación en nuestro medio.

      En segundo lugar, prestamos atención al estudio de las formas y modos de propiedad, organización y producción de los medios, examinando las actividades de las empresas de comunicación, de productoras de películas y de emisoras radiales y televisivas, identificando sus “productos”, sean diarios, películas, programas de radio y televisión. La tónica del acercamiento se moldeó a las características de cada medio: en el cine, la “obra” acabada, la película estrenada o exhibida es el elemento distintivo y el objeto de estudio; en la televisión y la radio importan más los “flujos”, las corrientes de programación, la lógica que se encuentra en la determinación de las grillas y en los horarios en los que se ubica un programa u otro.

      Atendimos a los avances tecnológicos de cada medio, sobre todo en el horizonte de un siglo que ha visto la sustitución de las técnicas de registro y difusión basadas en la reproducción analógica de imágenes y sonidos a las sustentadas en su codificación binaria o digital. La relación entre técnicas, lenguajes y mensajes en los medios de comunicación reviste un grado de significación fundamental.

      En tercer lugar, tuvimos presente las relaciones de los medios con el Estado, examinando las políticas gubernativas en cada época, la legislación, la censura, las formas de promoción y, en general, los modos de intervención, directa o indirecta, del Estado en los medios. Ello sin perder de vista la influencia relevante de otras instituciones sociales, los grupos de poder económico y las decisiones de los individuos, protagonistas de circunstancias económicas y de negocios que llevaron a tal o cual orientación empresarial.

      En cuarto lugar, nos interesamos en estudiar los géneros y formatos documentales y de ficción trabajados y difundidos a través de los años, con sus particularidades expresivas, estilísticas y semánticas, sobre todo los de producción peruana, pero con referencias puntuales a productos extranjeros con influencia en los medios audiovisuales.

      En quinto lugar, prestamos atención al examen de la formación, ampliación e integración de los públicos al circuito de la comunicación, rastreando esa participación en testimonios aparecidos en espacios periodísticos y en las informaciones sobre recaudaciones de películas, índices de asistencia a las salas de espectáculos o mediciones de las audiencias radiales y televisivas. Algunos productos de los medios de comunicación, sobre todo los audiovisuales, son mercancías que se distribuyen en un mercado, anunciándose como espectáculos masivos, pero también elementos distintivos de la historia social y cultural: testimonian identidades y formas de pensar, representan mentalidades, documentan la realidad, a la vez que promueven la circulación de valores, estereotipos, pautas de comportamiento, modas. De allí la importancia de tener en cuenta las características de su consumo público.

      Esos fueron los cinco vectores metodológicos que articularon la investigación, con las singularidades propias del estudio de cada medio y el acento particular aportado por los investigadores. No es posible acercarse con un bagaje metodológico invariable a medios de naturaleza distinta que cumplen funciones diversas, generando una pluralidad de mensajes que trascienden —como lo postula la semiótica— la identificación con el mero “contenido”.

      Nuestra propuesta de investigación tuvo desde el inicio la voluntad de poner por delante el establecimiento de datos e informaciones ciertas, como una forma de describir el estado de las cosas, preguntándonos cuándo y dónde pasó tal hecho y ubicando su ocurrencia en el panorama general de la historia internacional de los medios. El trabajo de campo se desarrolló a partir de búsquedas en archivos, hemerotecas, filmotecas, videotecas y museos, aprovechando también los testimonios personales, las fuentes estadísticas, las visitas a lugares y la observación in situ, entre otros.

      En este punto, es preciso hablar de los problemas y limitaciones que tuvimos en el desarrollo de la investigación que se prolongó durante un lustro. Por ejemplo, de las dificultades para obtener informaciones indispensables para explicar una situación, corroborar una hipótesis, confirmar un dato o sustentar una afirmación.

      Investigar la existencia, forma, acabado, identidad o influencia de películas o programas televisivos o radiales es hacer una pesquisa sobre “productos mercantiles” que no se consideraron en su momento como obras culturales, dignas de comentario, preservación o memoria. En su época, muchos de esos productos audiovisuales fueron vistos como pasatiempos transitorios, fiascos insalvables o productos de la fungible y pasajera vida del espectáculo y la farándula. Por eso, su existencia apenas si se consigna en un pie de página o un comentario marginal. Las fuentes para conocerlos no son los estudios académicos, ni los propios “productos” audiovisuales, que se han deteriorado o perdido y no existen más, sino periódicos, revistas especializadas de espectáculos o documentos de existencia azarosa.

      Si estudiar los productos de la industria audiovisual es muy difícil en países de Europa o en Estados Unidos, lo es mucho más en el Perú, donde nunca existió conciencia de la necesidad de preservar las obras audiovisuales y cuyos archivos documentales son mantenidos en precarios estados de conservación. No abundaremos en anécdotas como la del hallazgo en una biblioteca municipal de dos buscados tomos del diario La Crónica, del año 1930 (en el periodo crucial que siguió al derrocamiento de Leguía), envueltos por telarañas y transitados por insectos, pero es preciso lamentar la incuria con que se manejan en nuestro país las tareas de mantenimiento del acervo documental —del que forman parte las grabaciones de programas radiales y los archivos audiovisuales—, por no mencionar la inexistencia de políticas de restauración y preservación del patrimonio audiovisual.

      Por último, anotamos que el ámbito geográfico de la investigación se concentró en la ciudad de Lima, capital del Perú, lo que no cancela la inclusión de referencias puntuales a hechos o sucesos ocurridos en otras regiones del país.

      Destinatarios de este trabajo son los estudiantes y los profesionales de la comunicación, pero también los interesados en la historia social y cultural del Perú.

      Ricardo Bedoya

      Coordinador de la investigación

      Presentación

      ¿Cumplieron los diarios y periódicos limeños sus nobles tareas de informar, opinar, fiscalizar, entretener, educar entre el año 1900 y el 2000? ¿Cómo lo hicieron? ¿Cómo trataron los hechos sociales, políticos y económicos más relevantes de la historia en ese siglo? Para aproximarnos a esta monumental tarea y tratar de responder tales interrogantes, presentamos esta investigación, en dos tomos, cuyo propósito es ayudar a comprender el desarrollo del periodismo escrito en el Perú.

      El libro, que forma parte de la serie “Historia de los medios de comunicación en el Perú: Siglo XX”, impulsada por el Instituto de Investigación de la Universidad de Lima, analiza las prácticas sociales de la prensa y las decisiones que tomaron sus gestores a lo largo del tiempo en el cumplimiento de su difícil labor. Desde los primeros diarios, exponentes del llamado periodismo de autor (el director era además redactor, fotógrafo y hasta vendedor de los ejemplares de su periódico), pasando por ser el medio de masas que no cejó en sus esfuerzos para llegar a la mayor cantidad de gente, hasta las organizaciones de prensa o “empresas industriales y de servicio”, así denominadas por la administración moderna.

      Asimismo, identifica las características principales de los productos informativos, las características morfológicas más resaltantes de las publicaciones que circularon en el siglo XX, y se acerca a sus particulares líneas editoriales, es decir, a la forma como entendieron los fenómenos de su tiempo y, finalmente, enfocaron la realidad.

      Según el historiador holandés Johan Huizinga, la imagen histórica surge cuando se indagan determinadas conexiones y cuando se reconoce que, en realidad, “la historia es la forma espiritual en que una cultura se rinde cuentas de su pasado” (1977: 91-95). No aspiramos a tamaño desafío.

      Esta obra es fruto del escrutinio del quehacer de la prensa nacional en el siglo pasado desde la perspectiva y la visión de una periodista, porque si bien ausculta un conjunto de fuentes bibliográficas, ideas, visiones o enfoques sobre el pasado del Perú, no es ni pretende