Josep Maria Boixareu Vilaplana

Órbitas librescas


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que las publicaciones promovidas por el monasterio de Montserrat se sitúan cronológicamente en el primer lugar del ranking mundial de las editoriales más antiguas todavía activas hoy —y con producción continuada en el tiempo—, la historia de la edición catalana ofrece un abanico variado de características que la singularizan. Es el caso, para empezar, de las asociaciones gremiales, que arrancan con la creación, en 1553, de la Cofradía de San Jerónimo de los Libreros, oficio que entonces implicaba también el de editor y que, a partir del último tercio del siglo XIX, se acaba diversificando en las diversas actividades de la producción y comercialización del libro (artes gráficas, editores, distribuidores y libreros). Un segundo aspecto remarcable lo constituyen, a partir del segundo decenio del siglo xx, las exportaciones de libros a la América hispanófona, base del negocio de empresas como por ejemplo Montaner y Simón, Maucci, Sopena, Salvat, Gustavo Gili u Océano; se trata del factor decisivo para la conversión de Barcelona en la capital líder de la edición en español, posición que sigue manteniendo actualmente. A todo esto se añade, en tercer lugar, la existencia de linajes de editores que, en algunos casos, perduran durante siglos enteros: del siglo XVII al XX, los Jolis-Pla y los Abadal; a caballo entre los siglos XIX y XX, los tres López (los dos primeros de la Librería Española y el tercero de la Llibreria Catalònia), Casals (inicialmente de la Tipografía Católica homónima) o Millà; o, ya en el siglo XX, los Sopena, los Salvat o los Gili.

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      Este volumen —una crónica completísima, profesional y familiar a la vez— patentiza cómo Boixareu y Marcombo participan de lleno en estas constantes históricas. El fundador, Josep Maria Boixareu Ginesta, compra la Librería Hispano Americana en 1949 y, como los López de la Librería Española y los Millà de la librería del mismo nombre, la vincula estrechamente con la producción editorial para que se refuercen mutuamente. Como titular del negocio, Boixareu Ginesta se integra activamente en el Gremio de Libreros de Barcelona, que preside de 1952 a 1966, y representa a sus homólogos españoles en la fundación de la Comunidad Internacional de Asociaciones de Librerías (CIAL). Al mismo tiempo, se incorpora al consejo de administración del Instituto Nacional del Libro Español. Por su parte, Josep Maria Boixareu Vilaplana se muestra activo en las asociaciones de editores; forma parte de la junta directiva del Gremio de Editores de Cataluña durante treinta años (1980-2010) —veinte de los cuales como vicepresidente—, de la junta de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) y de la junta del Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO). Simultáneamente, se integra en la International Association of Scientific, Technical and Medical Publishers (STM). En esta línea de implicación en las corporaciones profesionales, Jeroni Boixareu, el actual consejero delegado, ha sido, hasta ahora, vicepresidente de los gremios de Editores y Libreros de Cataluña.

      Por otro lado, la expansión y la implantación de Marcombo en América —en una docena de repúblicas, y especialmente en México— constituyen la clave esencial de su trayectoria; los documentados capítulos que este libro les dedica me excusan ahora de extenderme en ello. Y, en paralelo, sobresale la continuidad familiar al frente de la editorial y de la librería: al fundador, Boixareu Ginesta —que en 1967 se asocia con un primo hermano, Boixareu Gimó—, le sucede Boixareu Vilaplana; y hoy, setenta y cinco años después, la máxima función ejecutiva recae en el nieto del primero, Jeroni Boixareu Pallarès. Con un catálogo especializado en obras técnicas y científicas, Marcombo se inscribe, además, en una línea temática que, en Cataluña y contemporáneamente, inaugura la editorial Salvat y que han explotado —parcialmente o monográficamente— sellos como Labor, Manuel Marín, F. Susanna, Gustavo Gili, Reverté u Omega (de la familia Paricio).

      Entre las valiosas contribuciones de esta historia de la empresa sobresalen con luz propia, por un lado, el reporte minucioso de la red de contactos y amistades establecida con profesionales del sector —editores, distribuidores, libreros— en España, Europa y América, sea por medio de alianzas comerciales o bien de relaciones personales, ambas tejidas en ferias y congresos y en organismos del mundo del libro; y, por otro lado, la profusión de documentos, textuales y —sobre todo— gráficos, testigos irrecusables del camino recorrido y de la proyección, local e internacional, de la casa. Todo ello no habría sido posible, primero, sin el gran esfuerzo del autor —que se ha consagrado a ello en cuerpo y alma durante tres años— y, segundo, sin una particularidad altamente meritoria de Marcombo: haber conservado un archivo. Este mérito se acentúa —y sé de qué hablo— por contraste con el montón de editoriales que, por diferentes motivos, han sufrido tal devastación documental que solo se pueden reconstruir sus características y su evolución de forma muy insuficiente o insatisfactoria.

      En fin: los casi tres mil setecientos cincuenta títulos que Marcombo ha puesto en circulación a lo largo de sus setenta y cinco años de vida dan fe de una iniciativa sólida y prestigiosa que solo cabe desear que perdure muchos años más.

      Manuel Llanas

      Universidad de Vic

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      UNA BREVE INTRODUCCIÓN

      Cuando el pulso ya me temblaba, los ojos se me cerraban y, sobre todo, la memoria se me estaba oxidando, se me ocurrió poner en orden mis vivencias y mis recuerdos sobre el mundo del libro; más concretamente, sobre la historia de Marcombo, que ha sido también mi historia durante todos estos años. Se me ocurrió cuando me di cuenta de que en el año 2020 Marcombo cumpliría setenta y cinco años de vida ininterrumpida. Fue durante una de mis estancias en el Santuario del Miracle, en el Solsonès, provincia de Lleida, concretamente el día 10 de marzo de 2018, cuando tecleé las primeras letras de este libro que ahora tiene usted delante.

      Aquel era un buen lugar para reflexionar, para pensar por dónde tenía que empezar. Hice un primer índice y me puse a escribir, pero aún no tenía muy claro cuál debía ser el alcance de esta historia. ¿Debería ceñirme a los hechos ocurridos en la editorial o podría ir más allá y escribir la historia de Marcombo en paralelo a la historia del sector del libro durante esos años? Intenté poner los pies en el suelo, y hablar del sector del libro solo en los pasajes directamente relacionados con Marcombo o con alguno de los Boixareu que la han dirigido durante sus primeros setenta y cinco años. Entonces, ¿por dónde empezar?

      Esta ha sido siempre una empresa familiar regentada por algún Boixareu, así que empecé a hurgar en los documentos de mi padre, que los dejó más ordenados que los que yo guardaba. Mi padre tenía documentos manuscritos y mecanografiados, fotografías, muchos informes, artículos, ponencias, discursos con notas manuscritas al margen y, sobre todo, libros, muchos libros. La mesa del comedor de Llerona me sirvió durante mucho tiempo de plataforma clasificadora y seleccionadora. Seguí una especie de proceso de selección darwinista, pero no por autoselección; era yo quien escogía lo que me parecía más interesante una y otra vez, después lo clasificaba cronológicamente y guardaba separados los documentos y las fotografías que se tendrían que reproducir. Con esta serie de clasificaciones iba actualizando el índice, del cual debo de haber hecho más de una decena de versiones. Entonces vino la clasificación de los materiales, los documentos originales y las reproducciones, por capítulos y subcapítulos del libro. Esta clasificación se tradujo en un montón de papeles para el texto por una parte y otro montón de fotografías y reproducciones por otra. No entro en más detalles para no aburrir al lector.

      No he recurrido a ningún archivo ni biblioteca pública o privada; solo he recurrido a aquellos documentos que teníamos yo, mis hermanas o la editorial. Quizá por este motivo he encontrado materiales que no he considerado esenciales y, en cambio, he echado en falta otros que me hubiera gustado incluir en el libro. En consecuencia, el lector encontrará desequilibrios cuantitativos y cualitativos entre unas temáticas y otras, que se traducen en las diferencias