Josep Maria Boixareu Vilaplana

Órbitas librescas


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hecho llegar sus libros a Latinoamérica y más allá; pero, inevitablemente, cuanto más cerca, de más información he dispuesto. Ahora diríamos que el kilómetro 0 es Barcelona y también aquellas actividades o acciones en las que hemos participado más directamente los Boixareu.

      Me ha parecido que, tratándose de una editorial familiar, tenía que ir a las raíces, y ahí es donde el lector encontrará también a mis abuelos. Insisto con cierto ahínco en los perfiles personales de los Boixareu que han llevado la editorial, especialmente mi padre, Josep Maria Boixareu Ginesta, que la timoneó desde el primer día y durante más de cincuenta años. Un pasaje que considero clave fue aquel en que mis padres se conocieron, sin el cual no habría existido Marcombo; en el interior del libro se explica por qué. Con ellos se juntaron escritura y pedagogía; en definitiva: cultura y amor por los libros.

      También verá el lector una parte de la aventura de la guerra, el exilio y el reencuentro. Una historia verídica que a veces parece ficción. Cómo unos amigos hacen proyectos desde la lejanía hasta el kilómetro 0, cómo surge el proyecto definitivo de una editorial. Cómo, con unos recursos muy escasos, se gesta, se edita y se publica el primer libro y los que le seguirán. Cómo, desde muy pronto, se mira hacia América y cómo mi padre empieza la aventura americana, el futuro.

      El lector interesado en el emprendimiento verá movimientos accionariales y alianzas de todo tipo, mientras el timón permanece siempre en manos de los Boixareu. Como en la inmensa mayoría de las empresas de larga vida, se viven dificultades que se van resolviendo. Marcombo se caracteriza por la apuesta por la calidad, y sigue una línea editorial paralela a la evolución tecnológica, desde la radio de galena y de válvulas hasta la inteligencia artificial, pasando por la electrónica, la electrotecnia, los semiconductores, los chips, la automática, la robótica o la informática, entre otros.

      Desde el punto de vista estrictamente editorial, se ponen de relieve los autores como la materia prima creativa de la casa. Y desde ese punto de partida, sigue todo el proceso editorial hasta llegar al mercado, al lector (objetivo final), como servicio a millones de lectores que necesitan el libro técnico como una herramienta para su subsistencia o incluso para su ocio. Se destacan las colecciones, porque también forman familias temáticas dentro de la línea global. Se ven intentos de diversificación que muchas veces vuelven a la línea editorial tradicional, siempre actualizada, o incluso avanzada. Se remarcan los aniversarios porque suponen hitos en el tiempo de esta historia.

      Hay un capítulo dedicado a la publicación de revistas técnicas afines a la línea de Marcombo; esta fue la aventura de las revistas. Se lanzaron en el marco de una sociedad hermana (Boixareu Editores, S. A.) que, durante muchos años, convivió con Marcombo bajo un mismo techo, optimizando los servicios comunes en ambas editoriales. Quizá fueron los tiempos más esplendorosos del conjunto de la actividad editorial hasta el presente.

      En esta tarea tan vocacional como es la dedicación al libro no falta el papel de la Librería Hispano Americana que, pocos años después de la fundación de Marcombo, fue la actividad que colmó las ansias de libro que tenía mi padre y que tenemos quienes lo hemos seguido. En este sentido, también se narran aquí las actividades que las tres generaciones Boixareu que ha habido hasta ahora han desarrollado en organizaciones sectoriales a todos los niveles y en diversos ámbitos geográficos.

      En este libro, lo que ha ocurrido en Marcombo desde el año 2005 hasta la actualidad lo he escrito al dictado de mi hijo Jeroni, que es quien ha llevado y lleva desde entonces las riendas de la editorial, la librería y las nuevas actividades adecuadas a los nuevos tiempos. Mi deseo es que esta historia de los setenta y cinco años de Marcombo sea solo la historia de los primeros setenta y cinco años.

       Josep Maria Boixareu Vilaplana

      A continuación, se desarrollan algunas de las siglas que se pueden encontrar durante la lectura del libro:

      JMBG - Josep Maria Boixareu Ginesta

      JBG - Joaquim Boixareu Gimó

      JMBV - Josep Maria Boixareu Vilaplana

      JBP - Jeroni Boixareu Pallarès

      FIL - Feria Internacional del Libro (de Guadalajara, México)

      FGEE - Federación de Gremios de Editores de España

      INLE - Instituto Nacional del Libro Español

      CEGAL - Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Librería

      CEDRO - Centro Español de Derechos Reprográficos

      LIBER - Salón Internacional del Libro Iberoamericano

      CIAL - Confederación Internacional de Asociaciones Libreras

      UIE - Unión Internacional de Editores

      STM - International Group of Scientific, Technical and Medical Publishers

      MCB - Marcombo

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      ANTECEDENTES FAMILIARES

      Una empresa familiar: los Boixareu, los Ginesta, los Vilaplana

      Josep Maria Boixareu Ginesta fundó Marcombo en el año 1945 junto con sus socios Manuel Marín y Carlos Comas. Fue él quien, desde los inicios, llevó las riendas de la editorial a nivel ejecutivo. El nombre comercial que adoptaron fue Marcombo, anagrama de las iniciales de Marín, Comas y Boixareu. La familia Boixareu es el linaje que ha regido la empresa hasta nuestros días. Iremos repasando su evolución a lo largo de este libro.

      Josep Maria Boixareu Ginesta, mi padre, nació el 21 de agosto de 1909 en Sant Iscle de Vallalta, comarca del Maresme y provincia de Barcelona. Era hijo de Martí Boixareu Sorigué y de Rosa Ginesta Costa. El abuelo Martí nació en El Pont de Claverol, en el Pallars Jussà (provincia de Lleida), el 3 de enero de 1870, en una gran masía llamada El Molí de Palau1, hoy sumergida bajo las aguas del pantano de Sant Antoni, construido a principios del siglo xx en el cauce del río Noguera Pallaresa. Estudió magisterio en la Escuela Normal de Lleida, todavía en el siglo XIX. Para ir de La Pobla de Segur a Lleida bajaba en las balsas que, por aquel entonces, no solo transportaban por el río troncos de árboles y madera, sino también humanos y animales. Martí fue maestro rural y tuvo distintos destinos; en uno de ellos, Sant Iscle de Vallalta, nació mi padre. Después lo destinaron a Arenys de Munt, donde vivió la familia Boixareu Ginesta: el abuelo Martí, la abuela Rosa, mi padre y mi tío Joan. Allí, el maestro y abuelo Martí sufrió un ataque de apoplejía, que le incapacitó para ejercer su profesión. Los abuelos Martí y Rosa, a pesar de su precaria situación, tenían pequeños ahorros, y en el año 1935 compraron una casa con huerto en el Pla de Llerona (municipio de Les Franqueses del Vallès, provincia de Barcelona), donde vivieron durante los años de la Guerra Civil.

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      1. El Molí de Palau y su capilla, Socors.

      El abuelo murió el 21 de mayo de 1943. Tengo pocos recuerdos suyos: dándome pasas que guardaba en un bote de hierro oxidado, yendo muy pronto por la mañana al huerto antes del desayuno para comerse una guindilla allí mismo, y el día en que se lo llevaron difunto hacia el cementerio de Llerona. A mí no me dejaron ir2.