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tío Manuel Marín, con motivo de su trabajo en la compañía Telefónica, venía a menudo a Barcelona. Seguía publicando la revista Radioelectricidad en Madrid3, y mi padre y el Sr. Comas llevaban la publicidad de Cataluña. En las reuniones que hacían no paraban de darle vueltas a la posibilidad de abrir algún otro negocio relacionado con la radio y la electricidad. Tanto es así que en un original del año 1943 está descrito un proyecto de constitución de una sociedad dedicada a la explotación de artículos radiofónicos4. En la memoria de este proyecto ya se habla de «editoriales o librerías dedicadas al sector médico, a sectores técnico-industriales o bien dedicadas exclusivamente al profesorado de 1.ª enseñanza». El objetivo concreto parece que era abrir una tienda en Barcelona, porque en dicha memoria, que es un estudio de mercado de la época, muy bien trabajado, ya se dice que «El local social debería estar situado en un punto céntrico de la ciudad...». No falta la cuenta de resultados provisionales, el cálculo del capital necesario (que era de 750 000 pesetas), ni el plan de publicidad. Tampoco falta un esquema a mano en el que se resumen los objetivos de la sociedad que, no sé por qué razones, finalmente no se llevó a cabo.

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      3. Cubierta de Radioelectricidad.

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      4. Proyecto de constitución de una sociedad dedicada a la explotación de artículos radiofónicos.

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      5. Constitución de una sociedad limitada destinada a la publicación de obras de divulgación radioeléctrica.

      El paso siguiente ya fue el proyecto de constitución de una sociedad limitada destinada a la publicación de obras de divulgación radioeléctrica, firmado en 1944 (véase adjunta una página de este proyecto)5.

      Entre los archivos de mi padre he encontrado una nota, de 12 de marzo de 1944, del escritor Josep Pla, en la que le pide que le libere de un artículo que le ha pedido. No sé para qué publicación debía de ser, y tampoco sé si mi padre era amigo de Pla.

      Según un curriculum vitae manuscrito de mi padre, Ediciones Técnicas Marcombo se fundó el 1 de noviembre de 1945. Ese mismo año se publica el primer libro, Memento Radio-19456, y es cuando se inicia efectivamente la actividad editorial de Marcombo. Se trataba de un libro de más de 300 páginas, profusamente ilustrado con esquemas de circuitos radioeléctricos, válvulas termoiónicas o amplificadoras, osciladores, bobinas, fuentes de alimentación, características de válvulas de recepción, etc. Tenía un precio de 25 pesetas. Mi padre me contó que para poder publicar este libro tuvo que pedir al impresor, que estaba en la calle Rosselló, que le fiara el importe de la primera edición. Este accedió, y se le fue devolviendo el dinero a medida que los ejemplares se vendían. Así se inició la actividad editorial que, al principio, estaba ubicada en una habitación del piso que el socio Carlos Comas tenía en la plaza Berenguer el Gran n.º 1 de Barcelona. Los tres socios tenían un acuerdo de palabra, pero la empresa iba a nombre de mi padre, Josep M. Boixareu Ginesta, que era su responsable y que compaginaba aquella actividad por las tardes con su trabajo en RENFE.

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      6. Con Memento Radio-1945 se inicia la actividad editorial de Marcombo.

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      7. El segundo título publicado fue Memento Radio-1946.

      El segundo título publicado fue una segunda edición del primero, Memento Radio-1946, dedicado a los audio-amplificadores7. Este título fue todo un éxito y permitió el despegue de la editorial. En aquellos años se publicó Localizadores automáticos de válvulas, europeas y americanas, que permitía relacionar los distintos tipos de válvulas disponibles en el mercado y su compatibilidad con las bases donde debían ir conectadas con un sistema de discos de cartulina que rodaban dentro de una bolsa con ventanilla8. La sede de la editorial se trasladó a Vía Layetana n.º 21 en el año 1947 o 1948. El documento adjunto certifica que en el año 1949 ya se habían trasladado allí9.

      En 1946 se publica, bajo el sello de la Editorial Médico-Quirúrgica, un libro del Dr. Francisco Arasa, titulado Esclerosis múltiple o ¿síndrome esclerótico polifocal?10. Este libro, según me contó mi padre, fue un fracaso y no se volvió a publicar nada sobre medicina, excepto obras relacionadas con la electromedicina o la instrumentación electrónica. El mismo año sale al mercado El cerebro del taller radioeléctrico, de J. de Ivana, pseudónimo de Manuel Marín (1945-1946).

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      8. Localizadores automáticos de válvulas, europeas y americanas.

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      9. El documento adjunto certifica que en el año 1949 ya se habían trasladado a Vía Layetana, 21.

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      10. Esclerosis múltiple o ¿síndrome esclerótico polifocal?

      Ya con domicilio en Vía Layetana, Marcombo publica el Vademecum de válvulas universales-1948, de P. H. Brans, traducido de Éditions Techniques anc. P.H. Brans, de Amberes (Bélgica). Este libro era una reproducción de las tablas de características de las válvulas de la edición original belga. En 1948-1949 publica la primera edición de Elementos de radio reparación, de Marcus & Levy, traducción de un original de McGraw-Hill Book Co. de Nueva York. De los títulos que se conservan, este es el primer libro que incluye grabados directos (fotografías); es la época de la tipografía del plomo. El éxito de este libro fue notable; tanto que hicieron de él numerosas ediciones y reimpresiones. Empiezan entonces las traducciones del Sr. Luis Ibáñez Morlán, que dejará su huella en la casa con un estilo riguroso, tanto en las traducciones como en las revisiones11. Durante su época fueron contados los errores —de cualquier tipo— que se colaban en los libros de Marcombo. Fue un puntal de la editorial.

      El despacho de Vía Layetana 21 —me parece que estaba en el piso 1.º 2.ª— lo compartían Marcombo y la agencia de aduanas de Carlos Comas. Yo era muy jovencito, pero recuerdo algunas cosas que allí se hacían. Además de las tareas propias de la actividad empresarial, allí íbamos a ver la procesión del Corpus desde unos balcones de piedra que me parece que todavía están. Había algunos empleados comunes a las dos empresas, muy pocos. Recuerdo a dos como si fuera ahora. El Sr. César y el Sr. Argimiro. Para mí eran señores, y así los trataba. Para el Sr. Comas, para mi padre y para otros adultos, eran César y Argimiro. Ambos eran personajes muy peculiares, pero muy buenos trabajadores. A César mi padre le trataba de vos. Era una persona ya mayor que tenía un mal genio que me impresionaba. Mientras trabajaba soltaba gritos y blasfemias de todo tipo, sobre todo contra el régimen. Argimiro era policía nacional, de «los grises», alto como un pino y fornido como un jugador de rugby. De carácter, era todo lo contrario de César; era un trozo de pan. Sin embargo, no recuerdo haberlos visto pelearse nunca. En aquella época, la segunda mitad de los años cuarenta, los folletos de publicidad se enviaban por correo postal. Se hacían diversas campañas a lo largo del año. Yo solía ir a ayudar a ensobrar y pegar sellos en unos sobres azules que no se engomaban, solo se ponía la solapa dentro. En esta tarea se ponía todo el mundo manos a la obra, también los señores Plans, Comas y mi padre. Los sobres se amontonaban en conjuntos de paquetes atados con un cordel y Argimiro era el encargado de llevarlos a Correos durante las horas