él se sentÃa romperse y derramar ... bombeando en ella con cada latido del corazón.
Momentos más tarde, sus brazos cedieron y él rodó a su lado, llevándola con él. La habitación se quedó en silencio mientras escuchaba el sonido de su respiración, sabiendo que habÃa caÃdo en un sueño profundo como una combinación de los espÃritus que habÃa bebido, y la sangre que él habÃa tomado de ella... mezclado con la pasión de su apareamiento.
Hyakuhei apretó sus brazos alrededor de ella no queriendo perderse una cosa, pero él podÃa sentir el sueño indeseado fluir a través de él como la mano no invitada del destino.
*****
Miles bajo la habitación del hotel, en lo más profundo de las catacumbas, los gritos violentos y susurros de negación finalmente habÃan cesado. Tadamichi sacó sus afiladas garras de sus ojos rojos, por sus mejillas mientras su vista volvÃa a él. Miró las estatuas de los guardianes a su alrededor sabiendo que era lo más cercano que habÃan llegado a romper el corazón del tiempo. PodÃan sentirla... y las cadenas que sostenÃan el portal del tiempo cerrado casi habÃan sido desenredadas. Casi habÃan venido a por ella.
HabÃa sentido la rendición de su hermano a la sacerdotisa y ahora que la visión se habÃa ido, Tadamichi gritó de rabia otra vez rastrillando sus garras en su cara como si tratara de arrancar alguna máscara invisible. Era la vibración de la furia que seguÃa viniendo de las estatuas que lo hacÃa perder la cabeza y se tropezó de pie sin querer más... ya estaba cubierto.
Volviéndose, corrió a través de los túneles... sus pies dejando el suelo cuando se convirtió en la oscuridad que tanto le gustaba. Liberar algo de la rabia dentro de su cuerpo durante el vuelo envió ecos de poder en todas direcciones... dejando a sus subordinados corriendo a esconderse. Momentos después se encontró en la habitación de su hermano mirando a la pareja agotada.
Los ojos de Tadamichi se volvieron de nuevo a ébano mientras su mirada acariciaba a sus hermanos con una cuchara tan perfectamente contra las suaves curvas de la chica. Su piel aún estaba húmeda debido a su apareamiento. Sintió la misma rabia que los guardianes y apenas tuvo la fuerza de voluntad para anularla.
Ella era hermosa... igual que él la recordaba. Pensó que habrÃa sentido la necesidad de venganza mientras inhalaba la nueva marca de apareamiento que la rodeaba... y Hyakuhei. Su hermano ni siquiera se dio cuenta de lo que habÃa hecho. Se habÃa traspasado a través de una lÃnea que nunca iba a ser violada y no habrÃa ningún volver de esto.
HarÃa lo que pudiera por su hermano... pero el daño ya estaba hecho. Su hermano lo habÃa traicionado... no haciendo el amor con una chica... sino haciendo el amor con esta chica. Extendió la mano para tocarla sólo para retirar los dedos en el último instante, temiendo que no pudiera detenerse. Ãl y su hermano morirÃan por ella... matándose unos a otros. No hay manera de que Hyakuhei pueda amarla más que él y esa serÃa su caÃda a menos que se detenga ahora.
El destino los habÃa separado hacÃa mucho tiempo y los guardianes habÃan sellado el pacto, asà que ¿por qué los dioses burlaban de él de tal manera que dejara que su hermano tuviera lo que se le negó? ¿O los destinos entraron para dejar el corazón de su hermano sangrando como lo habÃan hecho hace tanto tiempo? Una profunda tristeza cruzó sus ojos sabiendo que debÃa hacerse antes de que fuera demasiado tarde.
Tadamichi trató de alcanzar con su mente para quitarle los recuerdos de esta noche. Ãl sólo serÃa capaz de rozar la superficie de su mente... él no tenÃa poder sobre ella... no ahora... no en el pasado.
HabÃan sido amantes una vez, asà como Hyakuhei y ella eran amantes ahora. Ãl y su gemelo eran más parecidos que Hyakuhei jamás admitirÃa... hasta su alma gemela. ¿Lo habÃa estado buscando, sólo para encontrar a Hyakuhei? No recordarÃa, pero su alma nunca lo olvidarÃa. Sus ojos se oscurecieron con el pensamiento, incluso mientras luchaba contra la esperanza de ello.
La esclavitud de un vampiro nunca la habrÃa afectado si no hubiera debilitado su mente con el fuerte alcohol que ahora olÃa en su aliento. Si nunca habÃa bebido el agua del espÃritu antes, entonces su poder podrÃa haber sido suficiente para que el esclavo nunca hubiera tomado efecto... no podÃa estar completamente seguro.
La parte triste es que una vez que tuviera sus poderes atrás... su hermano tampoco tendrÃa control sobre ella.
Utilizar sus poderes sobre la sacerdotisa era asombroso... haciendo que su cuerpo temblara con el esfuerzo. Lo máximo que podÃa hacer era tratar de quitarle la cara del ojo de su mente... la cara de su hermano. Mientras trataba de profundizar, podÃa sentir los gritos de los guardianes allà y rápidamente se retiró... negándose a darle a su memoria algún poder. Era mejor que sólo quedaran fantasmas en su mente.
Sabiendo que sólo habÃa podido sacar el borde de su memoria, Tadamichi cayó de rodillas junto a ella en el suelo. Hace tanto tiempo que se habÃa enamorado de ella... ¿ahora era su castigo? No podÃa hacerle daño de ninguna manera o el hechizo sobre los guardianes se romperÃa y vendrÃan por él con una venganza. Casi valdrÃa la pena por un momento con ella.
Su mirada se elevó hacia su hermano, la agradecida Hyakuhei nunca la habÃa conocido en el pasado o los guardianes que la habÃan robado de él... esa era su cruz para soportar.
Dando al destino la mano que necesitaba, Tadamichi sintió que el amanecer venÃa y pasó sus dedos por el aura de la chica para despertarla, sabiendo que Hyakuhei no tendrÃa la energÃa que aún no habÃa despertado. Observó cómo la suave luz empezaba a filtrarse entre las gruesas cortinas y se quedó en sus vigas un momento más antes de retroceder hacia la oscuridad.
Sólo esperaba que la sacerdotisa fuera lo suficientemente inteligente como para marcharse y no mirar hacia atrás. Si Hyakuhei hubiera encontrado lo que habÃa anhelado... ahora serÃa una lucha entre la pureza y el mal que atraÃa.
Su mirada adoró a su hermano por varios latidos de corazón sabiendo que esta vez el mal tenÃa un corazón. Pero si no podÃa tenerla... tampoco su hermano.
*****
Kyoko despertó en capas y puso una mano sobre sus ojos. Ella medio esperaba que el sol brillara en su rostro, pero después de romperse los ojos un poco, se dio cuenta de que en realidad era agradable y sombrÃo en la habitación. Ella alzó la cabeza, casi silbando de aprecio por sus alrededores. Dondequiera que ella estaba... era un lugar de primera lÃnea.
Ella rodó a un lado, pero se detuvo cuando sintió el pesado brazo extendido sobre su cintura. Mirando hacia atrás, todo lo que veÃa en las sombras era largo cabello negro y el contorno de un cuerpo magnÃfico... suspiró alegremente. Por fin habÃa sucedido. Ahora el abuelo no tendrÃa que enviar a Tasuki para salvarla de su virginidad.
Ella se encogió silenciosamente sabiendo que Tasuki nunca la perdonarÃa por esto si lo descubrÃa, pero no era como si alguna vez lo volviera a ver... este tipo o Tasuki. Su labio inferior hizo una mueca ante el pensamiento solitario.
Deslizándose cuidadosamente bajo el pesado brazo y fuera de la cama, Kyoko se dio cuenta de que estaba tan desnuda como su dÃa de nacimiento. Rozando doce tonos de rojo, rápidamente agarró su sujetador sin tirantes del suelo, poniéndolo en un tiempo récord.
-Por favor, por favor, que se quede dormido -susurró nerviosamente mientras se mantenÃa de espaldas al hombre-.
Sus mejillas estaban ruborizadas de vergüenza al despertar junto a un hombre igualmente desnudo. HabÃa visto su cuerpo cuando echó las tapas. Para empeorar las cosas, habÃa decidido no usar ropa interior la noche anterior. El hombre probablemente pensó que era una puta total. Sus movimientos disminuyeron