Los ojos de Tadamichi se elevaron a la furia de Toya y de repente se sintió más vivo de lo que habÃa estado en mucho tiempo. ¿Qué era la vida sin una razón para vivir? Asà que... ella ha vuelto a este reino. HabÃa perdido las guerras de antaño. Ãngeles y demonios son uno y el mismo... sólo uno tenÃa una mejor reputación. Si se decÃa la verdad, todos eran asesinos.
Reemplazando la piedra con la imagen mental de lo que el guardián de plata habÃa sido una vez, sonrió perezosamente sabiendo que el guardián podÃa oÃrlo, todos podÃan. Todo estaba en silencio y estaba tan quieto como siempre. Pero en lo más profundo de las almas de las estatuas... podÃa sentir el poder como un terremoto sujeto por los grilletes del tiempo.
"Asà que incluso en este estado de prisión, todos ustedes han encontrado una manera de luchar." Tadamichi tarareó su curiosidad. -¿Puede ser que la sientas? Ãl la bajó de las pestañas cuando sintió una ola de poder recorrer la habitación en respuesta. "Tal vez deberÃas haberla obligado a permanecer en tu lado del portal del tiempo... como lo hiciste la última vez."
Se apartó de las estatuas, dejándolas con una advertencia embrujada. "Es una pena que no puedas acompañar a tu sacerdotisa esta vez."
CapÃtulo 2 "Calor de la ciudad"
Kyoko se despertó con un inicio sabiendo que el sol se estaba poniendo. Era como un reloj de alarma biológico para ella y lo habÃa sido desde... hasta donde podÃa recordar. Se empujó a sà misma sabiendo que era hora de ir a trabajar. Sólo deseaba que le pagaran por ello.
Al oÃr una sirena a lo lejos, llamó su atención a la ventana justo a tiempo para captar los últimos rayos de luz que salÃan del cielo de la ciudad. PodÃa oÃr el débil sonido de la música de los clubes nocturnos de la avenida donde vivÃa. HabÃa elegido un apartamento en el corazón de la ciudad por una razón.
PodÃa sentir la vibración a través de su cama... El metro era el nombre del club que vivÃa arriba. Alquiler era barato porque no habÃa manera alguien podrÃa vivir aquà y esperar a conseguir cualquier tipo de sueño a menos que fuera durante el dÃa. Ahà es donde Kyoko creÃa en la suerte.
¿Dónde más podrÃa haber encontrado un lugar que tuviera las mismas horas que ella? No habÃa personas groseras corriendo por los pasillos... a menos que contara a Yohji, pero él no solÃa despertar nada a menos que fuera temprano por la mañana cuando llegó a casa o por las noches justo antes de ir a trabajar.
Hablando de alquiler... la suya llegó tarde. TendrÃa que llegar a ella pronto si no querÃa tratar con Yohji, el hermano del propietario, que vivÃa al otro lado del pasillo. La última vez que habÃa llegado tarde con el alquiler, se habÃa ofrecido a negociar con ella. HabÃa parecido tan decepcionado cuando le habÃa entregado el alquiler en su totalidad menos de una hora después.
Miró su teléfono celular viendo el sÃmbolo del mensaje parpadeando y sonrió. Haciendo clic en los botones que podrÃan conectarla con algo familiar, ella escuchó la voz de su madre, sin siquiera prestar atención a lo que estaba diciendo. Ella ya sabÃa de todos modos.
"Hola Kyoko es tu madre," Kyoko imitó las palabras en el contestador automático. "Realmente deseo que llames, te extrañamos terriblemente. Nos gustarÃa saber cuándo volverás a casa para poder hacer tu cena favorita. Tama pasó un buen rato el otro fin de semana y ya está empezando a tener retiros de no verte. ¿Está comiendo lo suficiente o necesita dinero? Por favor, llámame, te amo. "
Kyoko sacudió la cabeza y dejó que el correo de voz siguiera tocando el resto de los mensajes. Uno era de Yohji recordándole que el alquiler era debido. -SÃ... sÃ... tonta. -Se borró su mensaje. La otra era de su hermano menor, Tama, diciéndole acerca de su última novia, luego le advirtió que no le dijera a su abuelo o que hubiera difundido rumores realmente embarazosos sobre ella y Tasuki. Era una amenaza vacÃa y ambos lo sabÃan.
"Vas a tener que hacerlo mejor que ese pequeño hermano", dijo Kyoko al teléfono.
HabÃa salido de casa para mantenerlos a salvo. No habÃa manera de evitarlo. Desde que era pequeña, habÃa sido consciente de los demonios en el mundo... pero eso no significaba que ella querÃa que su hermano pequeño conociera a los monstruos de las pelÃculas en las que real y esperando en la oscuridad. Era como si ella fuera la única que pudiera verlos caminando entre los inocentes... alimentándose de ellos.
Los demonios generalmente parecÃan personas normales hasta que tuvieron a su vÃctima sola. Los demonios dentro de la ciudad se estaban multiplicando a un ritmo peligrosamente rápido y ella estaba teniendo problemas para mantenerse al dÃa y ayudar incluso a las probabilidades de los seres humanos. De hecho... se sentÃa como si estuviera perdiendo la guerra.
Aquellos seres humanos que estaba tratando de proteger habÃan dado al mal un nombre a través de libros y pelÃculas... vampiros. Era sólo un nombre aunque... vampiro, demonio, para ella era lo mismo. Se encogió de hombros. Con ella era casi como un espejo de dos vÃas, porque aunque podÃa detectar a los vampiros... también sabÃan cuando entró en una habitación llena de gente. Ella no pensaba que pudieran detectar su poder... eso no era lo que parecÃa atraerlos a ella... era más como una campana de cena con ella como el plato principal.
Incluso habÃa acudido al médico una vez para ver si tenÃa un extraño tipo de sangre... pensando que eso les atraÃa. Pero el médico sólo le habÃa dado un saludable certificado. Lo que le dio escalofrÃos fue que cuando ella salÃa de la oficina, el médico la habÃa detenido y le habÃa pedido que donara sangre. Torcido... era sólo retorcido.
Por alguna razón, los vampiros siempre estaban atraÃdos por ella y tendrÃa que luchar contra ellos. Tal vez el médico no habÃa estado buscando lo correcto. Una triste expresión se deslizó por su cara sabiendo que era por eso que tenÃa que permanecer sola. Ella habÃa puesto a su familia y amigos en peligro demasiadas veces para vivir cerca de ellos. La última vez que uno habÃa seguido su casa. Era difÃcil mantener su secreto sin tener un demonio en el patio delantero.
Su abuelo fue el que la habÃa llevado a esta vida, asà que fue él quien le habÃa hecho la única pregunta que la atormentaba. ¿Cómo era el sentido del vampiro cuando estaba cerca y por qué siempre la buscaban en un lugar lleno de cientos? Recordó que él le habÃa golpeado la barbilla mientras profundamente pensaba, pero la forma en que la miraba la hacÃa sentir como si estuviera guardando algo de ella.
-Lo investigaré y te haré saber si tengo una pista. -Todo lo habÃa dicho su abuelo.
Ella habÃa dejado de preguntar por qué tenÃa el poder de golpearlos y realmente lastimarlos... no era como si no pudieran sostener sus propias veces sin embargo. Ella habÃa cojeado en casa muchas veces para pensar que era indestructible. Pero ella sanó más rápido que cualquier persona que ella conocÃa y podrÃa tomar un duro golpe mejor que... bueno, ella no conocÃa a nadie que pudiera resistir lo que ella podrÃa... cualquier humano que es.
Ahora que tenÃa una distancia segura entre ella y todo lo que amaba... Kyoko tenÃa una razón para estar enojado y una razón para pelear. Ella los culpaba... de los demonios que la acosaban. La habÃan obligado a salir de casa y abandonar todo lo que se parecÃa a una vida normal. Ahora su familia se habÃa mudado a la casa del santuario. Por supuesto, los puso más cerca de Tasuki y eso la hizo sentirse mejor.
"No es tan malo", dijo en voz alta en la soledad de su apartamento. Al salir de la cama, se dirigió a la pequeña cocina y abrió la nevera. "Está bien... tal vez sea asà de malo", sonrió Kyoko al ver que todavÃa estaba vacÃa.
Sólo tendrÃa que ir a buscar