caminó por entre los escombros de la Torre de Ur, abriéndose camino con su bastón mientras Kyle lo miraba, confundido por este enigma. Finalmente se volteó hacia Dierdre y Marco.
“Desean regresar a Ur, ¿no es así?” les preguntó.
Dierdre y Marco asintieron, con esperanza en sus rostros.
“Vayan,” les ordenó.
Ellos lo miraron, claramente estupefactos.
“Pero ahí ya no queda nada,” dijo ella. “La ciudad fue destruida, inundada. Ahora los Pandesianos gobiernan.”
“Regresar ahí sería regresar a nuestras muertes,” añadió Marco.
“Por ahora,” respondió Alva. “Pero pronto se les necesitará en ese lugar, cuando llegue la gran batalla.”
Dierdre y Marco, sin necesitar que se les insistiera, se subieron juntos a Andor y cabalgaron hacia el sur por entre el bosque, de regreso hacia la ciudad de Ur.
Leo se quedó atrás al lado de Kyle, y Kyle le acarició la cabeza.
“¿Te preocupas por mí y por Kyra, ¿no es así, muchacho?” le preguntó Kyle a Leo.
Leo gimió con afecto, y entonces Kyle supo que se quedaría a su lado y lo protegería como si se tratara de Kyra. Sintió que sería un gran compañero de pelea.
Kyle se dio la vuelta y miró a Alva, que ahora observaba los bosques del norte.
“¿Y nosotros, mi maestro?” preguntó Kyle. “¿En dónde se nos necesita?”
“Justo aquí,” dijo Alva.
Kyle miró hacia el horizonte, siguiendo su mirada al norte hacia Marda.
“Ya vienen,” añadió Alva. “Y nosotros tres somos la última esperanza.”
CAPÍTULO CINCO
Kyra estaba llena de pánico tratando de liberarse de la telaraña, agitándose desesperadamente mientras la inmensa criatura se arrastraba hacia ella. No quería mirarla, pero no pudo evitarlo. Se dio la vuelta y se llenó de terror al ver a una araña masiva que se acercaba cada vez más hacia ella. La miraba con sus grandes ojos rojos y levantaba sus largas y peludas patas negras, mientras abría su boca revelando colmillos amarillos por los que caía saliva. Kyra sabía que su vida estaba a punto de terminar, y que esta sería una manera horrible de morir.
Mientras se retorcía, Kyra escuchó el ajetreo de los huesos en la red a su alrededor; volteó y vio los restos de todas las víctimas que habían muerto antes que ella, y supo que su probabilidad de sobrevivir era limitada. Estaba atrapada en la red y no había nada que pudiera hacer.
Kyra cerró los ojos sabiendo que no tenía otra opción. No podía depender en el mundo exterior; tendría que mirar dentro de ella. Sabía que no podría encontrar la respuesta en su fuerza externa o en sus armas físicas. Si dependía del mundo exterior, moriría.
Pero sintió que en su interior su poder era vasto e infinito. Tendría que sacar su fuerza interna, invocar los poderes a los que temía enfrentarse. Finalmente tendría que entender lo que la motivaba, entender el resultado total de su entrenamiento espiritual.
Energía. Eso era lo que Alva le había enseñado. Cuando dependemos en nosotros mismos, tan solo usamos una fracción de nuestra energía, una fracción de nuestro potencial. Utiliza la energía del mundo. El entero universo está esperando para ayudarte.
Lo sentía, estaba pasando por sus venas. Era ese algo especial con el que había nacido, que su madre le había dejado como herencia. Era el poder que fluía por todas las cosas como un río debajo de la tierra. Era el mismo poder en el que siempre le había costado confiar. Era la parte más profunda de ella, la parte en la que no confiaba por completo. Era la parte a la que más temía, incluso más que a un enemigo. Quería desesperadamente invocar a su madre para que la ayudara. Pero sabía que en la tierra de Marda no podría escucharla. Estaba completamente sola. Tal vez el estar completamente sola y sin poder depender de nadie era el último trecho de su entrenamiento.
Kyra cerró los ojos sabiendo que era ahora o nunca. Sabía que debía volverse más grande que ella misma, más grande que el mundo enfrente de ella. Se obligó a enfocarse en su energía interior, y después en la energía a su alrededor.
Lentamente, Kyra se sintonizó. Sintió la energía de la red y de la araña; pudo sentirla pasar dentro de ella. Lentamente permitió que esta formara parte de ella. Ya no peleaba contra ella. En vez de eso, se permitió ser una sola con ella.
Kyra sintió que ella y el tiempo se volvían más lentos. Pudo concentrarse hasta en los más pequeños detalles, en todo lo que escuchaba y en todo lo que estaba a su alrededor.
De repente, Kyra sintió un destello de energía y por primera vez supo que el universo era uno solo. Sintió que todos los muros de separación eran derribados, y sintió que la barrera entre el mundo externo e interno se disolvía. Sintió que la distinción misma era falsa.
Al hacerlo, sintió una oleada de energía, como si una presa se abriera dentro de ella. Sus palmas le ardían como si se estuvieran quemando.
Kyra abrió los ojos y vio que la araña ya estaba cerca y lista para caer sobre ella. Se dio la vuelta y vio que su bastón estaba en la red cerca de ella. Estiró la mano ya sin dudar de ella misma. Invocó a su bastón y, al hacerlo, este voló por el aire directamente hacia su palma. Lo tomó con fuerza.
Kyra utilizó su poder sabiendo que era más fuerte que cualquier cosa frente a ella, y confió en ella misma. Al hacerlo, levantó el brazo que sostenía el bastón y se liberó de la telaraña.
Giró y, justo cuando la araña dejaba caer sus colmillos sobre ella, ella dio la vuelta y le encajó el bastón dentro de la boca.
La araña dejó salir un chillido espantoso y Kyra empujó su bastón más profundo en su boca mientras lo giraba. Esta trató de cerrar su mandíbula, pero no pudo hacerlo al tener el bastón atravesado en la boca.
Pero entonces, para la sorpresa de Kyra, esta de repente cerró las mandíbulas e hizo trizas el antiguo bastón. Rompió lo que no podía ser roto, destruyéndolo en su boca como un palillo. Esta bestia era más poderosa de lo que había imaginado.
La araña se lanzó hacia ella y, al hacerlo, el tiempo se ralentizo. Kyra sintió que todo encajaba en su enfoque. Sintió muy dentro de ella que podía ser libre, que podía ser más rápida que ella.
Kyra se lanzó hacia adelante, liberándose y rodando en la red; cuando cayeron los colmillos, atravesaron la red en vez de a ella.
Mientras Kyra se enfocaba sintió, por primera vez, una pequeña vibración en el aire, algo que la llamaba. Se dio la vuelta y vio del otro lado de la red aquello por lo que había venido a Marda: el Bastón de la Verdad. Ahí estaba, encajado en un bloque de granito negro, etéreo, brillando bajo el cielo de medianoche.
Kyra sintió una conexión intensa con este, y sintió un hormigueo en su palma al extender su mano derecha hacia este. Dejó salir el grito de batalla más grande de su vida, y entonces supo, simplemente lo supo, que el bastón la obedecería.
De repente, Kyra sintió que la tierra temblaba debajo de ella. Supo que estaba atrayendo el arma desde el mismísimo núcleo de la tierra, y por un glorioso momento no dudó ni de ella misma ni de sus poderes ni del universo.
A esto le siguió el gran sonido de piedra chocando contra piedra, y Kyra miró con admiración que el bastón se elevaba lentamente liberándose del granito. Se elevó lentamente y después voló por el aire, con su eje negro y adornado con joyas cayendo en la palma derecha de Kyra. Lo tomó y se sintió viva. Era como sostener una serpiente, como sostener un ser vivo.
Sin dudar, Kyra giró y atacó justo cuando la araña venía por ella. El bastón de repente se transformó en una cuchilla y cortó la inmensa red en dos.
La araña, chillando, cayó al suelo claramente aturdida.
Kyra se dio la vuelta y cortó la red de nuevo, liberándose completamente