que los otros atribuían a los celtas. Cfr. R. Carballo Calero, Historia da literatura galega contemporánea 1808-1936, Vigo, Galaxia, 1981, p. 136.
[84] X. R. Barreiro Fernández, «A historia da Historia. Aproximación a unha historiografía galega: De Murguía a Risco», cit., pp. 194-195, quien hace notar que la obra de Murguía no contó con apoyos fuera del ámbito regional.
[85] M. Murguía, Historia de Galicia, vol. 1, cit., p. xxvii, donde probablemente criticaba sin mencionarla la obra de Benito Vicetto.
[86] Ibidem, pp. 441-464.
[87] V. Risco, «Manuel Murguía», en Obras completas, vol. 4, Vigo, Galaxia, 194, pp. 441-489.
[88] M. Murguía, Historia de Galicia, vol. 1, cit., p. 569.
[89] Ibidem, p. 572.
[90] M. Murguía, Galicia, cit., pp. 107-243.
[91] J. Renales Cortés, Celtismo y Literatura Gallega, cit., vol. 2, p. 214.
[92] M. Murguía, Historia de Galicia, vol. 3, cit., pp. 166-168.
[93] Ibidem, vol. 3, p. 185.
[94] Ibidem, vol. 1, pp. 72-73.
[95] Ibidem, vol. 4, cit., p. 11.
[96] M. Murguía, Los precursores, La Coruña, Latorre y Martínez, 1886, p. 20.
[97] Ibidem, vol. 1, cit., p. XLV.
[98] Ibidem, vol. 3, cit., p. XIX.
[99] Cfr. R. Maíz, «A fundamentación histórico-política da nación galega na obra de Manuel Murguía», en Actas Congreso sobre Manuel Murguía (Arteixo, 2000), Santiago de Compostela, Xunta de Galizia, 2001, pp. 41-58.
[100] Posturas antitéticas que han recorrido toda la historiografía europea durante los dos últimos siglos, y que, de alguna manera, reflejan planteamientos evidentes entre los escritores que narraron las invasiones. Cfr. W. Goffart, «The Theme of “The Barbarian Invasions” in Late Antique and Modern Historiography», en E. Chrysos y A. Schwarcz (eds.), Das Reich und die Barbaren, Viena-Colonia, Böhlau, 1989, pp. 87-107. G. Halsall, Barbarian Migrations and the Roman West, 376-568, Cambridge, University Press, 2007, pp. 10-25.
[101] M. Macías, Aportaciones a la historia de Galicia, Madrid, Iberoamericana de Publicaciones, 1929, p. 148.
[102] L. Pedreira Taibo, El regionalismo en Galicia (Estudio crítico), Santiago de Compostela, Est. Tip. de La Linterna, 1894, p. 14. Citado por M. Macías, Aportaciones a la Historia de Galicia, cit., p. 148.
[103] Cfr. F. L. Cuevillas y F. Bouza-Brey, Os Oestrimnios, os Saefes e a Ofiolatría en Galiza, La Coruña, Nos, 1929.
[104] C. Torres Rodríguez, El reino de los suevos, La Coruña, Fundación Barrié de la Maza, 1977.
[105] C. A. Ferreira de Almeida, «A proposito da “Galicia Sueva” de Casimiro Torres», Gallaecia 5 (1979), pp. 305-316.
[106] C. Torres Rodríguez, El reino de los suevos, cit., pp. 15 y 45.
[107] E. A. Thompson, «The End of Roman Spain», Nottingham Medieval Studies 20 (1976), pp. 3-28; 21 (1977), pp. 3-31; 22 (1978), pp. 3-22; 23 (1979), pp. 1-21.
[108] De hecho, el trabajo se reprodujo inalterado unos años después en E. A. Thompson, Romans and Barbarians. The Decline of the Westwern Empire, Wisconsin, University Press, 1982, pp. 137-229 y 289-307.
[109] E. A. Thompson, «The End of Roman Spain I», cit., p. 28 (traducción propia). Su criterio no había variado mucho cuatro años después cuando emite sobre el periodo suevo un curioso juicio: «Pero hubo poco lugar para una sonrisa en la tierra gallega. Las relaciones allí fueron demasiado fatales para reír» («The End of Roman Spain IV», cit., p. 3). La idea parece haber tenido éxito en el mundo anglosajón, como se aprecia en la afirmación de M. Todd, The Early Germans, Oxford, Blackwell, 1992, p. 186: «La historia del reino suevo desde el 411 hasta su fin en el 585 es uno de los episodios menos edificantes en la historia de la Europa altomedieval, un catálogo brutal de correrías, batallas, ciudades destruidas, comunidades esclavizadas» (traducción propia).
[110] G. Pereira, «A Historia Antiga de Galicia no ronsel de Bouza-Brey: o amor polo pasado e a preocupación polo futuro», en Galicia: Da romanidade á xermanización. Problemas históricos e culturais. Actas do encontro científico en homenaxe a Fermín Bouza-Brey (1901-1973), Santiago de Compostela, Museo do Pobo Galego, 1993, p. 11.
I
Los suevos y el proceso de asentamiento
Los narradores de la invasión
La historia del reino suevo de Hispania es una de las más oscuras entre las monarquías conformadas tras la desaparición del Imperio romano de Occidente. El carácter marginal y excéntrico de los territorios donde consolidó su poder, la alejada provincia diocleciana de Gallaecia, sin duda contribuyó fuertemente a ello; casi nadie pareció mostrar interés por los acontecimientos que se desarrollaban en una región lejana que nada había aportado a la romanidad desde que se dejaron de explotar las minas de oro de su territorio. Sólo dos elementos parecen hacer una excepción a este panorama general: haber sido la patria del emperador Teodosio[1] y la región donde alcanzó su mayor arraigo popular la herejía priscilianista, lo que no era precisamente motivo de orgullo para muchos de sus habitantes. Por otro lado, tampoco iba a contar el reino suevo con un desarrollo suficiente como para generar una documentación escrita propia. Hasta donde sabemos, no elaboró ningún código legal. A diferencia de otros reinos vecinos, no tuvo a un historiador nacional que se ocupase de inventar su pasado ni de reconstruir una gloriosa saga de reyes prestigiosos; no contó con un monje o clérigo que, orgulloso de su trayectoria religiosa, o de una conversión ejemplar, decidiese ponerla por escrito.
Nuestra