Enrique Gavilán Domínguez

Otra historia del tiempo


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el punto de vista de las teorías que dominan su creación, podrían distinguirse tres grandes etapas[42]. La primera y menos interesante llegaría hasta la adopción de una posición estética y política consecuentemente revolucionaria a mediados de siglo. Durante ese primer periodo, Wagner intenta combinar su deseo de innovacion, la crítica de la tradición operística que le estomagaba, con el intento de triunfar en ese marco. Durante bastante tiempo escribe un tipo de obra que se ajusta al modelo de la ópera romántica, aunque las creaciones de esa etapa (Der fliegende Holländer, Tannhäuser, Lohengrin) no son simples remedos de los modelos imperantes, sino que están llenas de rasgos innovadores. A pesar de todo, no dejan de estar pensadas para las condiciones de los teatros existentes, es decir, para los cantantes, las orquestas, los directores, los escenarios y, sobre todo, los públicos contemporáneos y sus exigencias. Los trabajos teóricos en los que Wagner trata de explicar y justificar sus creaciones combinan los elementos más heterogéneos procedentes del romanticismo, el liberalismo, la izquierda hegeliana, etcétera.

      El drama musical

      La teoría del drama musical surge en el contexto de la resaca revolucionaria y muy pegada a la necesidad en que se encuentra el músico de reflexionar sobre el extraordinario viaje que ha iniciado con la composición del Ring, cuyos primeros esbozos habían sido redactados en los meses anteriores a la revolución. Para pasar de Siegfrieds Tod, el primer bosquejo, al gigantesco edificio de la tetralogía hacía falta algo más que inspiración; era preciso que el compositor dispusiera de una construcción teórica que le diera cierta seguridad sobre la dirección que tomaba al adentrarse en la escritura de algo tan grande que no tenía cabida en ningún teatro existente. Con independencia de los excesos y las incoherencias de la trilogía de Zúrich, su mérito principal radica precisamente en proporcionarle al músico la sensación de que su proyecto tenía el valor y la densidad necesarios para superar la difícil travesía que se abría ante él.

      La concepción política y estética de Wagner se apoya en una determinada filosofía de la historia en la que Grecia se convierte en punto de referencia de su desarrollo. En el mundo helénico se había alcanzado la unidad originaria de naturaleza, vida y arte. A esa unidad le correspondía