mejor familia del pacto; y para pensar cómo debe ser mi familia, si es que todavía no la tenemos.
Para el pastor Caleb y su esposa Ester, quienes se preparan para recibir la primera coronación de su amor: su primer hijo, es el momento justo para que den todo lo bueno que han recibido de sus respectivos padres, quienes están tan dichosos como Noemí con su nieto Obed. La palabra de Dios en Rut será una enseñanza que seguramente estará presente en sus corazones, en esta nueva y maravillosa tarea que emprenden.
Lucky García Véliz
Santiago, 28 de enero de 2010
Introducción
El libro de Rut se presenta como un jardín de esperanza en medio de la crisis financiera, política y, sobre todo, espiritual, que se vivía en la época de los Jueces según lo relata el Antiguo Testamento.
Este libro de la Biblia cuenta una bella historia de amor, como pocas. Rut es uno de los más encantadores romances bíblicos. Una de las joyas más ricas y encantadoras de toda la literatura mundial. Y, por cierto, un libro inspirado por Dios que encierra enseñanzas maravillosas para nuestra vidas.
Rut nos muestra que cada revés es un paso posible hacia la alegría. Es la estrategia de Dios, la conspiración de los cielos, que todas las situaciones amargas de nuestra vida trabajen para nuestro bien. Nos anima a creer en Dios cuando pensamos que es indiferente a nuestro dolor, o que está contra nosotros.
El libro de Rut nos invita a refugiarnos bajo las alas de Dios, cuando nos parece que todo está en sombras; a esperar el momento oportuno de mirar fuera de su nido. Nos damos cuenta de que Él nos cuida de un abismo espantoso e incierto. Dios abre la puerta para nosotros y muestra que siempre estuvo obrando en nuestro favor.
En sus páginas, el libro de Rut trae “Más que una historia de amor” puesto que fue escrito con la intención de mostrar a los más jóvenes las tradiciones de la cultura del pueblo de Dios de aquella época. Cada detalle del texto, nos muestra una tradición —las tradiciones son abordadas en diferentes partes de este libro—. No obstante ello, esta historia, igualmente, nos presenta los más diversos asuntos en forma de mil y una imágenes. Hallaremos en el libro de Rut un collage de temas que nos son contemporáneos, y muy propios aún de nuestra cultura actual.
Rut tiene toda la pretensión de fascinarnos, es una historia que nos colma de emociones muy profundas. Destacan el poder del amor, el valor de la caballerosidad, la importancia de la amistad, la belleza de la providencia de Dios y la recompensa a la humildad y a la integridad. Por otro lado, además, nos invita a la madurez frente a la tristeza de la separación, el dolor de la muerte, la impotencia de la pobreza y la amargura contra Dios. El libro de Rut, también, nos estimula a pensar en la posibilidad de formar un hogar, incluyendo en él el romanticismo, la pasión, la iniciativa en la seducción, el reconocimiento del otro, la valoración de la mujer, la importancia de las promesas en la pareja, etc.
Leer Rut es una invitación a mirar el pasado para descubrir que en situaciones sencillas, de personas comunes, se tejió la historia de nuestra salvación. También es un desafío para que nos animemos a mirar el futuro con madurez, imitando el ejemplo de Rut. Enfrentemos cada situación familiar y personal llenos de amor, confianza y gratitud a Dios.
¡Buena lectura!
Rut 1.1–6
Situaciones en dramas familiares I
El libro de Rut nos cuenta la historia trágica de una familia tras una migración forzada. Nos habla sobre lo cotidiano en un escenario que nos es conocido: Belén, una pequeña ciudad al sur de Jerusalén.
Rut es, a pesar de todo lo que ahí sucede, un espacio donde también crece la esperanza. Cada detalle es como el retoño de las flores de un jardín de amor, en tiempos en los que el desamparo parecía marchitar las flores de cualquier jardín.
Esta historia tiene como telón de fondo los tiempos de anarquía y malestar popular entre los hebreos, en el camino hacia la formación del gobierno que Dios les había instruido. El período de los jueces, en la historia del pueblo hebreo, es rico en relatos sorprendentes. Fue un largo período de más de trescientos años que comenzó después de la muerte de Josué, y que sólo terminó con la concesión divina de un monarca en la persona del rey Saúl.
En ese tiempo, el pueblo de Dios parecía estar en un ascensor, porque vivía de arriba hacia abajo en su relación con Dios. Oscilaba entre su rebeldía a Dios y el regreso a Él. Por lo mismo, la inestabilidad política, el colapso moral y la infidelidad espiritual fueron las marcas distintivas de ese tiempo.
La época de Noemí y de Rut, su nuera, se asemeja a la actual en la crisis ética que condujo al hambre de mucha gente. Hoy tenemos un caos ético tal que ha afectado el sistema financiero con estafas, corrupción e inversiones que dañan el medio ambiente; este caos está trayendo desastres y más hambre al mundo. La historia de Rut es un relato inspirado por el Señor para hablarnos de realidades como estas, aunque nos cueste aceptarlas, por ser ellas muchas veces tan contradictorias.
El escenario del libro de Rut es Belén, una pequeña ciudad con un nombre cargado de significado. “Belén” quiere decir ‘casa del pan’. Era la tierra donde abundaba “leche y miel”, pero en aquellos días estaba desolada. Esta ciudad había pasado a ser un lugar de desesperación y hambre. Sus habitantes tuvieron que buscar refugio en otros lugares, en los campos de Moab, por ejemplo, o entre los parientes lejanos de sus padres.
Cuando enfrentamos una crisis financiera y espiritual
Aconteció en los días que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra [...] (Rt 1.1a).
La crisis financiera mundial nos ha tomado por sorpresa, algunos economistas la anticipaban, pero los escuchábamos como a falsos profetas. No considerábamos sus advertencias. No era recomendable endeudarse para cumplir el sueño de la casa propia, la economía de las familias emergentes aún era débil. Cuando la crisis llegó, no discriminó a nadie, nos golpeó a todos: pobres y ricos, hombres y mujeres, negros y blancos.
Los “profetas” de Mamón1 nos están anunciando que la crisis ya terminó, pero estos desastres financieros no son acontecimientos puntuales y pasajeros, fácilmente eludibles con una inyección de recursos de un sector para salvar a otro sector. Son realidades más estructurales, que necesitan ser modificadas y reevaluadas, para llegar a lo más profundo del problema, o sea, al ser humano como transgresor y provocador de estos males. En nuestro caso, en particular, fuimos testigos del fracaso de las políticas neoliberales que desfallecían y no lograban mantenernos en la superficie de las aguas turbulentas de la especulación financiera. Fuimos testigos del Estado haciéndose cargo del juego “privado”. Esto es histórico, y lo hemos vivido, y lo estamos viviendo en tiempo real.
En los días en que gobernaban los jueces se vivía una recesión significativa, había desocupación a causa de la sequía en la región; motivo por el cual, el mercado agrícola de Belén estaba desabastecido. Después del liderazgo de Moisés, Josué, quien fue sucesor de Moisés, procuró, con pocos resultados, continuar con el mismo sistema de justicia, pues el mundo había cambiado. La falta de equidad, la violencia, la inseguridad, instalaron una situación anárquica en la vida del pueblo de Dios. Los ciudadanos seguían las noticias con intenso interés y eran testigos oculares de un hito importantísimo de la historia de su nación. La crisis había llegado y los ricos veían sus negocios desmoronarse y sus tierras siendo embargadas. Elimelec era uno de ellos. Él era un hombre acomodado, tenía tierras, negocios y bienes. Sin embargo, la crisis lo golpeó, y el hambre también llegó a la casa de su familia.
En ningún caso, la crisis de la economía agrícola y el hambre son una casualidad, ni siquiera el resultado de una tragedia natural. Se trataba de las consecuencias de la desobediencia y era lo que debían esperar. Ellos, siendo el pueblo de Dios, habían permitido la injusticia, cada quien hacía lo que quería, la palabra divina