Yury Verkhoshansky

Superentrenamiento


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de articulaciones cambia simultáneamente. Las funciones de trabajo fundamentales de las cadenas cinemáticas del sistema motor consisten en transformar los movimientos articulares rotatorios en movimiento lineal (mediante el alargamiento o acortamiento de las palancas del sistema) o movimiento angular en el extremo distal de los nexos del sistema (con relación a la articulación próxima).

      El resultado del trabajo de los movimientos ejecutados por la cadena cinemática varía mucho según las condiciones específicas del sistema en un momento dado (p. ej., la disposición relativa de los nexos y el potencial motor de un grupo de músculos concreto). Además, el resultado del trabajo de los ejercicios en las cadenas cinemáticas se relaciona con cambios cualitativos y cuantitativos mayores en las parejas cinemáticas.

      El perfeccionamiento del movimiento mediante la cadena cinemática se asegura con tres factores básicos:

      • un incremento de la amplitud de trabajo del movimiento;

      • una concentración de la fuerza dinámica en cierta parte de aquella amplitud;

      • una interacción óptima entre los músculos implicados.

      Se logra un incremento de la amplitud del traba-jo mediante una amplitud mayor de movimiento de la articulación y por medio de un incremento de la elasticidad y la fuerza de los grupos musculares correspondientes y de sus tejidos conectivos relacionados (Topolyan, 1951; Ivanitsky, 1956; Donskoi, 1960). La amplitud del movimiento aumenta en dos direcciones de la cadena cinemática, al comienzo y al final de la amplitud. Esto se realiza en el primer caso mediante un aumento de la fuerza muscular y de la capacidad de los músculos para desarrollar gran fuerza durante el movimiento, así como con un incremento de la elasticidad de los músculos antagonistas funcionales. La fuerza producida muestra dos características claras en el curso del movimiento:

      1. Una disminución de la tensión muscular al final del movimiento, sobre todo cuando se realiza un trabajo balístico (que es más pronunciado cuando el movimiento es más rápido y es menor la resistencia externa).

      2. Se producen un incremento y una concentración de la fuerza de trabajo en cierta parte de la amplitud de movimiento.

      La primera característica es un reflejo protector expresado por la acción inhibidora de los músculos antagonistas, y se relaciona con el papel del sistema motriz (Pierson, 1965). Este mecanismo no cambia con el aumento de la maestría deportiva, que concierne a la segunda característica y se relaciona directamente con el proceso de producción de un movimiento biomecánicamente apropiado, como ya se dijo con anterioridad.

      El rendimiento del trabajo de una cadena cinemática se produce por el trabajo coordinado de los grupos musculares que rodean a cada una de las articulaciones. La coordinación de la fuerza y la función de ciertos grupos músculares tienen sus propias características en este contexto. Vale la pena apreciar que los dos siguientes ejemplos no se han analizado aún adecuadamente en los libros sobre el deporte:

      a) La fuerza resultante es menor que la suma de las fuerzas de los músculos que cada pareja cinemática es capaz de producir (Verkhoshansky, 1961, 1965, 1970; Yegorov, 1966). Por ejemplo, en la flexión aislada del codo, la fuerza aumenta a medida que el ángulo de la articulación del codo disminuye y alcanza una máxima isométrica en torno a los 90º. Sin embargo, en la flexión aislada del hombro, no hay diferencia significativa en la fuerza isométrica entre los 0º y los 160º (Campney & Wehr, 1965). Si todo el brazo ejecuta un trabajo de estiramiento (extensión simultánea del hombro y flexión del ante-brazo con el punto de trabajo situado en la mano), la fuerza isométrica máxima se produce en torno a los 160º en la articulación del codo. Si el trabajo de propulsión se ejecuta con toda la extremidad (p. ej., participa el hombro y el codo), la fuerza isométrica máxima se desarrolla con el codo próximo a una flexión completa; p. ej., cerca del comienzo de la flexión.

      b) Con una extensión aislada de la rodilla, la fuerza máxima se produce (con ligeras variaciones) entre los 80º y los 130º para descender en seguida con rapidez (Campney & Wehr, 1965; Williams & Stutzman, 1959). Sin embargo, con el trabajo de propulsión cuando los nexos del sistema se alargan (extensión tanto en la cadera como en la rodilla), la fuerza máxima se produce cuando el ángulo de la cadera está próximo a la extensión máxima y cuando el ángulo de la rodilla está cerca de los 160º (Dorofeyev, 1965; Yegrov, 1966).

      Estos ejemplos ilustran la adaptación del cuerpo a la marcha humana bípeda. Es posible que el último ejemplo de la fuerza de extensión máxima de la rodilla, que se produce con una extensión casi completa de la cadera, se relacione con la dominancia del paso erecto en el hombre.

      Semeyenov y Tatyanov (1976) han llegado a la conclusión de que existe una correlación pequeña entre las mejoras en los ejercicios de carrera o salto y el momento máximo individual de cada articulación de las extremidades inferiores, que con la fuerza producida por las extremidades en conjunto. Esta correlación se incrementa de manera apreciable con el aumento de la maestría, lo cual manifiesta que la eficacia de los movimientos está determinada por la capacidad para optimizar el potencial muscular; p. ej., cuando cualquier deficiencia funcional es superada por otras ventajas físicas.

      La realización de un análisis cuidadoso de las combinaciones de grupos musculares en varias condiciones de trabajo dentro de la cadena cinemática permite identificar ciertas características biomecánicas. Según cuales sean las actividades, el deportista oriente de forma involuntaria los nexos relativos de la cadena cinemática para asegurarse de que la fuerza de trabajo requerida emplea simultánea o secuencialmente los ángulos de fuerza máxima de cada articulación implicada.

      El primer caso (a) se relaciona con la superación de una resistencia externa grande, como una tensión isométrica (p, ej; el intento de mover un objeto pesado). El segundo caso (b) es típico de movimientos que necesitan imponer en la medida de lo posible una velocidad grande a un objeto o masa corporal externos en condiciones de amplitud de trabajo limitada (p. ej; el despegue en un salto).

      Esta relación funcional entre los grupos de músculos implicados en la cadena cinemática es tal que el movimiento comienza con la acción de los músculos más potentes de las articulaciones próximas (los músculos clave de la cadena) y es culminado cor el apoyo de los nexos distales de las articulaciones que están fijas con rigidez. Los nexos distales participan entonces en el trabajo, mientras que en los nexos próximos, la fijación comienza en las articulaciones para proveer una base estable para los movimientos de los nexos distales.

      Por tanto, los deportistas siempre se esfuerzan por iniciar la fuerza del trabajo por medio de las zonas angulares de las articulaciones de mayor fuerza en situaciones específicas. Podemos afirmar que la técnica deportiva se desarrolló a lo largo de muchas décadas precisamente sobre esta base para brindar las condiciones más favorables en las que ejercer una fuerza máxima en un tiempo y posición apropiados. Sin embargo, en ciertos casos, se produce un conflicto entre estos mecanismos y los requisitos del movimiento durante la práctica de la actividad deportiva. Esto muestra en concreto la necesidad de incrementar la amplitud de trabajo de un movimiento, sobre todo cuando es necesario ejercer la fuerza máxima durante una amplitud en la que esta fuerza no se puede producir en gran medida sobre la base de la estructura anatómica.

      Sin embargo, la gran capacidad de adaptación del cuerpo nos permite hallar la solución óptima para tales situaciones conflictivas. Esto es posible, por ejemplo, cuando los grupos musculares correspondientes (antes de iniciar la fuerza de trabajo) pose-en cierta tensión adicional durante la fase del movimiento preparatorio. Por tanto, durante la fase de amortiguación (fase de absorción de choques) de los saltos verticales, la energía elástica acumulada al final de esta fase favorece la extensión subsiguiente de las rodillas.

      Por tanto, es posible comenzar desde ciertos ángulos articulares en los que se produce la fuerza máxima y se logra la ganancia mayor de amplitud de movimiento comparado con los saltos desde una posición inicial de media sentadilla (p. ej., sin la fase de amortiguación). Existe una tendencia de la amplitud de la amortiguación durante la flexión de las rodillas a disminuir después de un salto horizontal. Se observa un esfuerzo