Dave Grossman

Sobre el combate


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de ver las miras de la pistola. (En un fusil, sucede que el punto de mira delantero está lo suficientemente alejado para que la habilidad para verlo claramente no se vea afectada por una pérdida de visión de cerca, y en una mira cerrada militar, se supone que el alza queda desenfocada. Eso quizás ayude a explicar por qué prácticamente todos los ejércitos en todas las naciones adoptaron las miras cerradas para su armamento a lo largo del siglo xx.) Mientras que no existe debate alguno sobre el hecho de que puede darse la incapacidad de concentrarse en el punto de mira delantero, sí que lo hay sobre cómo resolver el problema. Algunos dicen que si se te enseña a ver el punto de mira delantero durante suficiente tiempo y con un gran esfuerzo, en el momento de la verdad lo verás. Otros dicen que si recibes un par de balas y tu corazón se pone a 220 ppm, no se puede esperar que veas las marcas y que necesitarás aprender el tiro instintivo (llamado a veces tiro centrado en el objetivo o point shooting).

      Sólo recuerda que bajo un estrés extremo puede que no veas las miras de tu pistola. Hay varios estudios que recogen los casos de agentes de policía que informaron tras un tiroteo que, como no podían ver sus miras, no dispararon. Debes saber con antelación que este fenómeno puede ocurrir, pero no dejes que te paralice.

      Si te encuentras en un enfrentamiento directo y desesperado de vida o muerte, y tienes una posibilidad de acertar, confía en tu instinto: apunta y dispara. Pero si estás teniendo problemas para concentrarte en las miras y sólo dispones de unos segundos, respira. A la mayoría de nosotros se nos enseñó a respirar durante nuestros primeros días en el campo de tiro: respirar, relajarse, apuntar, alinear, apretar. Toma aire, aguántalo, suéltalo, aguanta y dispara. Esta es una oportunidad perfecta para emplear el método de la respiración táctica.

      Si dispones de tiempo, respira y desciende a la fase roja para conseguir que las miras estén enfocadas. O, llévalo un paso más allá y desciende a la fase amarilla para poder realizar un impecable disparo de precisión. La técnica de la respiración será tratada con mayor detalle más adelante, pero permitidme que dé un ejemplo de un individuo que usó conscientemente esta técnica para descender a la fase amarilla. Un agente me explicó una experiencia que tuvo cazando:

      Tenía a este magnífico ciervo en mi punto de mira. Estaba en mi puesto de caza y el corazón me latía con fuerza en el pecho. Es un tiro largo con un ángulo desplazado y todo lo que puedo ver es la parte de atrás de su cabeza y cuello. Disponía de tiempo, así que respiré profundamente con el estómago cuatro veces, como nos enseñó. La respiración me calmó el ritmo cardíaco y disparé.

      Si un pequeño ejercicio de respiración puede funcionar en la competición, en el campo de tiro y en la caza, debes saber que tendrá un enorme poder para controlar tu respuesta de estrés durante el combate.

      1 Acrónimo en inglés de los equipos Mar, Aire y Tierra de la Armada de los Estados Unidos.

      2 Asociación de francotiradores de Estados Unidos.

      3 El número 411 es el teléfono de información en Estados Unidos.

      II. Distorsiones perceptivas en el combate: un estado alterado de conciencia

      Un amigo me pidió una tarea imposible: Describe con palabras un combate cuerpo a cuerpo sin cuartel. ¡Imposible! Porque es un todo envolvente de seis dimensiones, por el frente, por la izquierda, la derecha, el rebote de las balas por detrás, los proyectiles explotando arriba y el suelo que tiembla abajo. En realidad, uno «siente» el combate en el cuerpo.

      Tiene que ver con la visión borrosa de unos ojos sudorosos, el olor punzante y asfixiante de las capas de humo de la pólvora, los horribles ruidos que te estallan en el oído, las vibraciones cinéticas de los nervios cuando explotan los morteros, granadas de mano y proyectiles, los gritos de los humanos, los gritos de los heridos, los gemidos lacerantes del retroceso de las balas y la metralla, mientras te escondes detrás o caminas sobre cuerpos de alguien que quizás conoces. Todo a la vez. Ningún medio puede recrearlo. Las meras palabras no pueden expresarlo.

      ¡Gracias a Dios que sólo me ocurrió unas pocas veces!

      Pero cuando te ves expuesto al fragor, éste crea una sensación de pertenencia no sólo con el amigo, sino también con el enemigo, que nadie más, no importa lo cercano que sea, podrá compartir.

      Vaya, quizás lo acabo de describir.

      Keith Kreitman

      Veterano de la segunda guerra mundial

      en respuesta al coronel Grossman

      Al igual que Keith Kreitman, la mayoría de las personas que han estado en combate te dirán que es algo simplemente indescriptible. No existen palabras para representarlo. Es como intentar describir un cuadro vívido sin disponer de las palabras para los colores y matices. Ahora bien, con la investigación que se resume en esta sección empezamos a hacer acopio de términos descriptivos para crear una «paleta» rudimentaria de «colores» básicos y primarios para poder pintar una imagen tosca que nos ayudará a entender las diversas experiencias de cada individuo en el ámbito del combate.

      A la hora de pintar nuestra imagen no debemos nunca olvidar que el combate es un 99 por ciento de aburrimiento total y un uno por ciento de puro terror. Pero es en ese ámbito del uno por ciento de puro terror donde tenemos lo máximo que aprender y es ahí en donde pioneros como los doctores Artwohl y Klinger, cuyas investigaciones se resumen en esta sección, han abierto un camino a seguir.

      1. Ojos y oídos: exclusión auditiva, sonidos intensificados y visión de túnel

      ¿Quién es tan sordo o ciego como aquel

      Que se obstina en no oír ni ver?

      John Heywood (hacia 1565)

      Proverbs

      Durante el combate se puede dar un extraño conjunto de distorsiones perceptivas que alteran la manera en la que el guerrero ve el mundo y percibe la realidad. Puede ser realmente un estado alterado de conciencia, similar al que ocurre en un estado inducido por las drogas o cuando dormimos. Resulta increíble que hasta ahora no supiéramos nada. Lo único que teníamos que hacer era preguntar. Ahora que preguntamos a los veteranos del combate las preguntas adecuadas, hemos aprendido más en las últimas décadas que en los cinco mil años previos, y estamos aprendiendo más cada día.

      La psicóloga de la policía doctora Alexis Artwohl ha llevado a cabo lo que creo que es una de las mejores investigaciones sobre las distorsiones perceptivas en el combate. La doctora Artwohl y Loren Christensen recogieron la información en su libro Deadly Force Encounters, que recomiendo encarecidamente a mi público militar y policial.

      Hay que subrayar que las distorsiones perceptivas del oído y la vista que se tratan en este capítulo son significativamente diferentes de las experiencias normales y cotidianas en las que uno no repara en ciertas cosas que ve y oye simplemente porque no les presta atención. El hecho de no ver u oír algo porque uno está concentrado en otras cosas es una manifestación psicológica; mientras que la «visión de túnel» y la «exclusión auditiva» parecen comportar tanto influencias psicológicas de la «concentración» como poderosos efectos fisiológicos causados por cambios biomecánicos en el ojo y el oído. Necesitamos mucha más investigación al respecto, pero la teoría prevalente hoy en día es que estos cambios biomecánicos de los órganos sensoriales son un efecto secundario de la vasoconstricción y de otras respuestas del estrés que ya se trataron con anterioridad.

      Exclusión auditiva: «¡Nuestras armas explotaron!»

      En su ensañamiento,

      sordos como el mar, prontos como el fuego.

      Shakespeare

      Ricardo II

      La doctora Artwohl encuestó a 141 agentes de policía que habían estado en lo que las agencias de policía llaman «encuentros con fuerza letal»; nosotros