Lucy R. Lippard

Yo veo / Tú significas


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que la entropía es una medida de desorganización, la información transmitida por un conjunto de mensajes es una medida de organización. De hecho, es posible interpretar la información transmitida por un mensaje como el negativo de su entropía y como el logaritmo negativo de su probabilidad. Es decir, cuanto más probable es el mensaje, menos información contiene.

      A está de pie al fondo de la sala sosteniendo un plato con queso y galletitas saladas, temporalmente embriagada de amor, irritabilidad y compasión. Cruza la habitación caminando, coloca el plato en torpe equilibrio sobre una pila de libros, toca la cabeza de D al pasar cerca del sofá, se acomoda en el sillón, coge su bebida, da un sorbo, se recuesta por un momento, se echa hacia delante, empieza a hablar muy rápido, un poco incoherentemente, moviendo las manos, esperando socavar de algún modo la excitación del ambiente con su enérgica verborrea. Va pasando el tiempo pero sigue sin poder relajarse, aunque logra pasarlo bien. B le dice que tiene buen aspecto.

      Cuando era pequeña... ¿No has deseado nunca que...? Tuve un sueño muy raro la otra noche... ¿Cuántas veces te has...? Nunca me habría imaginado eso de ti... La alienación son los individuos. Son las diferencias entre las personas, magnificadas... No entiendo... No veía la hora de irme de casa... Me siento culpable por... Es algo difícil de explicar, difícil de definir, que se escapa, que está enterrado, es inalcanzable...

      ¿De verdad os tomáis esto en serio? ¿Qué más puede decirte de ti que ya no sepas? ¿O es solo un modo de invadir la intimidad?

      Para empezar, confirma cosas que quieras saber sobre ti misma, o las reafirma. Cosas que esperas o temes o lo que sea. Por supuesto, tú elijes qué quieres aceptar o rechazar. No es que ninguno de estos pseudosistemas como la grafología, la lectura de manos, la astrología, el test de color de Luescher... No es que sean falsos o verdaderos, sino que tú descubres cosas a través de las respuestas que das a las sugerencias que ellos lanzan. Y también, por supuesto, a través de cómo reaccionan otras personas a esas sugerencias sobre ti. Ante todo es una especie de vara de medir: verte como te ven los demás y averiguar hasta qué punto estás de acuerdo.

      Un espejo, otra vez. Siempre estás buscando espejos.

      Supongo. Pero esto es una ilusión aún mayor. Quiero decir: se lanzan algunas generalizaciones al aire y tú reaccionas. Eliges aquellas que te hacen sentir como querrías ser y no las que repiten lo que ya sabes que eres. Pero si lo haces con un grupo tienes que arriesgarte y ver qué opinan de ti. Te da vergüenza... Está bien, a mí sí que me da vergüenza que aparezcan todas esas cosas que tú querrías ser, por temor a que los demás las nieguen con demasiada rotundidad... ¿Te parece que tiene sentido?

      Sí, eso parece, desde ese ángulo...

      Para ti, al menos.

      No sé. Tengo que admitir que desconfío de los juegos que la gente se toma demasiado en serio. Quizá tú veas los horóscopos o el tarot como un reflejo momentáneo de lo que quieres ser, pero ¿qué hay de la gente que está dispuesta a ser moldeada y manipulada por ellos? Gente que no tiene a nadie aparte de la predicción. Personas que confiarían sus vidas a un desconocido que les ofrece un sistema que dice interesarse por uno. Al fin y al cabo, hay gente que cruzaría el país, dejaría su trabajo, vendería acciones o se casaría solo por consejo de su astrólogo.

      No es mucho peor que hacerlo por consejo de su analista, su asesor financiero o su mejor amigo.

      ¿Pero piensas que esa gente cree tan incondicionalmente o se buscan excusas externas para hacer algo que quieren hacer? ¿Como un codazo del destino, pero elegido con sumo cuidado?

      Claro. ¿No es eso lo que decía A? Si tienes que tomar una decisión vital, ¿no es más fácil delegarla en una fuerza externa? ¿Dios? ¿El destino? ¿El azar? Da igual que pueda ser “leída” o no.

      Para alguien que ha estado detrás de la misma mesa de oficina, con ascensos a intervalos regulares, desde el momento en el que salió de la universidad, eso solo puede ser visto como una idea romántica. De hecho, a mí, como alguien a quien todo eso le repele, de algún modo me molesta ese romanticismo.

      Eso no es justo, los artistas no tienen control exclusivo del mercado.

      Los artistas no tienen mercado. Puede que el romanticismo sí lo tenga. Pero los hombres jóvenes triunfadores y apuestos son únicamente pretenciosos cuando parecen atormentados y hablan de decisiones vitales.

      Déjale en paz, qué sabrás tú de eso.

      ¿No tiene todo el mundo derecho a sentir empatía?

      Que además la necesita.

      Dejadlo ya, los dos. No tenéis que salir en mi defensa. Lo que estaba diciendo no tiene nada que ver con D.

      Y yo pensaba que eras tan sensible...

      ¿Eh?

      Si D va a estar tan susceptible, quedémonos en las generalizaciones.

      Tú eres quien decía que toda generalización es un punto de partida para llegar a lo personal.

      No me refería a los insultos.

      Yo no le estoy insultando. Estoy intentando averiguar qué quería decir.

      No se refería a nada personal. ¿Pero qué ocurre contigo?

      Lo que él quería decir con esa mirada. A ver, E, ¿qué querías decir con esa mirada?

      Autonegación. Tiene algo que ver con la autonegación. El modo en el que las actrices y los actores eligen identificarse con cualquier personaje menos con el suyo propio.

      ¿Crees que se gustan a sí mismos menos que el resto de la gente?

      Pues no lo sé. Todo esto me sobrepasa.

      Una vez que has sido publicista ya lo eres para siempre.

      ¿De verdad crees eso?

      ¿Adónde coño quieres ir a parar? ¿Me puede decir alguien por qué está tan jodidamente misterioso esta noche?

      Qué va, no lo está. Únicamente confirma lo que ha dicho A: que todo el mundo entiende cualquier afirmación como algo personal aunque no encaje con la persona.

      Quizá sí encaje.

      ¿Crees que todos somos espejos de todos los demás?¿Es eso lo que son los demás? ¿Espejos tuyos?

      Ya le gustaría que no lo fueran.

      Ahora que todos habéis dado ya vuestras opiniones, ahora que mi análisis de pacotilla está enterrado, ¿aguaría la fiesta que el paciente se largase?

      ¿Y quedarnos sin paciencia?

      Esa es tu reacción para todo, Ariel, pésimos juegos de palabras y chistes fáciles.

      El tono lo ha marcado... En fin, qué leches. Tranquilo, chaval. Ah, ya sé: vamos a echar el I Ching. Es tan mayestáticamente impersonal.

      Un juego de salón tras otro. ¿Y qué ha pasado con la conversación?

      Ya acabas de oír lo que ha pasado.

      Blanco y negro, cuadrada, flash.

      Un salón blanco y pequeño, con una gran pintura abstracta dividida en diagonal en la pared de enfrente; dos sillas, una mesa de café. Tres figuras de pie a la derecha, vistas desde el fondo de la estrecha habitación. Un hombre alto y rubio y un hombre moreno más bajo se sitúan frente a frente vistos de perfil. El primero tiene estirado un brazo, con la mano descansando en el hombro del moreno. El segundo tiene la boca abierta. El hombre rubio frunce el ceño. Detrás de los dos hay una mujer alta cuya cara está en parte oculta. Posa con gracia. Los otros dos parecen incómodos. Encima de la mesa, un plato de galletas saladas se ha caído de una pila de libros desparramando su contenido.

      Si alguien va a irse, ese soy yo. Tú vives aquí, D. Ten por seguro que no quería hurgar en ninguna herida. Hablaba solo por mí.

      ¿Ah sí? Eso es lo que me ha fastidiado en primer lugar. Pero cómo puedes...

      Por Dios, no empieces otra vez. Nadie más que