Javier Tapia

La Mano Negra


Скачать книгу

dicen que, de tan secreta que era, nunca existió, mientras que otros le achacan actos de terrorismo y violencia, y señalan a la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE), como fuente creadora de tal organización clandestina, que actuó esporádicamente a finales del siglo XIX, para perderse después entre las sombras de la Historia.

      La Mano Negra Serbia

      Más famosa es la Mano Negra de Serbia (que hacía sus planes en secreto, pero que actuaba públicamente), pues se le achaca la precipitación de la Primera Guerra Mundial, cuando el joven Gavrilo Princip, miembro activo de esta organización anarcoterrorista, asesinó a Francisco Fernando de Austria, heredero al trono de Serbia por la vía austrohúngara de los Habsburgo.

      Sello de la Mano Negra Serbia

      Serbia tenía rey, Pedro I, y ejército, pero no era ninguna potencia económica y estaba supeditada a la familia Habsburgo, que tenía mucho dinero, pero no corona, además de mantener los viejos conflictos de independencia de Bosnia, en una lucha casi milenaria por la unificación de los reinados balcánicos.

      La Mano Negra Serbia, por lo tanto, estaría formada tanto por activistas políticos que apostaban por la anarquía como forma de gobierno, y por la milicia serbia, con el rey Pedro I a la cabeza, algo que todos en Serbia sabían, pero que nunca se pudo comprobar.

      La Mano Negra Serbia nació un 11 de mayo de 1911, y para 1916 quedó desarticulada, o bien, pasó a las sombras del secretismo para seguir operando desde la clandestinidad.

      II: El Poder del Conocimiento:

      la complicidad de la ignorancia ajena

      Toda conspiración busca el poder cualquiera que este sea, y por pueril e innecesario que este le parezca a otras personas.

      Los niños a menudo conspiran contra otros niños solo para zafarse de una mentira o de una travesura sin trascendencia, y son capaces de elaborar todo un plan de falsedades e historias tristes para desacreditar ante las autoridades escolares o familiares a su propio hermano, a su compañero del alma y de juegos, o a la niña que no les hace caso en el recreo.

      Venganza, revancha, envidia, celos y crueldad desde la más tierna infancia, que se deben en buena parte a la educación escolar, familiar o de contexto social, donde la televisión y los videojuegos tienen una gran influencia; la información y la formación inciden en el comportamiento humano desde la más tierna infancia, como también lo hacen las funciones fisiológica y la naturaleza animal de nuestro cuerpo.

      Los niños no conocen la maldad, pero pueden ser muy crueles, y son capaces de las más diversas atrocidades que ofenden la moral de los adultos. Los niños copian, es cierto, pero también tienen filias y fobias, agrados y desagrados, miedos y temores reactivos, que nadie les ha enseñado y que forman parte de su naturaleza, una naturaleza que la sociedad, la familia y la escuela intentarán domar, tamizar, destruir o incluso potenciar.

      Los niños conspiran con el llanto, la mirada, el gesto corporal e incluso la rabieta para lograr sus objetivos y sin importarles las consecuencias, y pueden convertirse en unos grandes manipuladores si se les sigue el juego cediendo a sus chantajes.

      Hoy procuramos que los niños sean felices, pero no siempre fue así, y durante milenios se les vio incluso como enemigos o como carne para sacrificio.

      Saturno devorando a su hijo, Goya

      Saturno devora a sus hijos para que no lo destronen y lo maten en el futuro. Los dioses piden la muerte del primogénito, algo cruel, pero muy funcional en aquellas sociedades en las que la madre tenía once años al dar a luz, y el padre tenía cuando mucho doce o trece, con lo que el primogénito pronto se convertiría en un rival para el padre, y en una carga o en una tentación para la joven madre.

      Los reyes han muerto a menudo a manos de sus herederos, o bien han tenido que abdicar en favor de un niño, como fue el caso de Carlos V, que antes de cumplir los 20 años ya era César y Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, y a los 6 años fue erigido monarca de España como Carlos I, junto a su madre, Juana la Loca, todo ello gracias a una conspiración palaciega que enclaustró a Juana y se deshizo de Felipe el Hermoso, quien a su vez había conspirado para que la corte española considerara demente a Juana y así quedarse con un poder que le duró muy poco, ya que supuestamente su suegro, Fernando de Aragón, quien había abdicado del trono de Castilla en favor de Juana, lo envenenó en la ciudad de Burgos, a solo un año de que Felipe el Hermoso se hiciera con las riendas del reino.

      Las conspiraciones y traiciones palaciegas vienen de lejos, y a menudo un simple rumor, una profecía mal intencionada, como la que llevó a Saturno a devorar a sus hijos, puede acabar con un monarca de un día para otro.

      Zeus mata a su padre, Saturno (Cronos), salva a sus hermanos y ocupa el trono del Olimpo, a una edad temprana, y aunque los dioses no tienen edad, era el más joven y tenía poco tiempo de nacido.

      Cuenta una leyenda que para evitar la misma suerte que su padre, Zeus tuvo a sus dos primeros hijos sin contar con una diosa como pareja: una le nace de la cabeza, Atenea, y el otro, Ares, de una pierna; con Hera tuvo a Hefesto, Hebe, Apolo, Artemisa, Hermes y Dioniso, y con diferentes mujeres y diosas al resto, como a Perseo y Heracles (Hércules). La genealogía del monarca del Olimpo varía según la fuente, y si bien no murió a manos de su descendencia, sí sufrió varias conspiraciones cortesanas, especialmente por su mujer, Hera (que además era su hermana, como Hestia y Deméter), así como por sus hermanos, Plutón (Hades) y Poseidón (Neptuno), a pesar de que los salvó de morir en los intestinos de Saturno.

      El poder es el peor de los vicios de la humanidad, como lo fue de los dioses, capaces de hacer cualquier cosa por conseguirlo.

      El secreto

      La minería es una práctica y una ciencia tan antigua como adelantada a su tiempo, que guardó sus secretos de extracción y transformación durante milenios.

      Por ejemplo, conocía las propiedades del amianto, y guardó este conocimiento para sí, hasta que los alquimistas del Renacimiento lo redescubrieron.

      El de los canteros es uno de los gremios, o secta, más antiguo, el cual, y según cuentan las leyendas, tuvo nexos en todo el mundo donde se extraían piedras y minerales, y solo entre ellos se contaban los secretos de la talla y el transporte de grandes bloques, con tal discreción, que hoy en día todavía los arquitectos e ingenieros modernos no se explican cómo trabajaban y cómo transportaban las piedras a lugares lejanos, para que otro gremio antiguo, el de los constructores (masones en la Baja Edad Media y el Renacimiento), levantara los túmulos, las pirámides, los palacios, los templos, o tallara directamente en las montañas o en las cuevas toda clase de construcciones que parecen imposibles o hechas por visitantes de otros planetas.

      Muchos secretos fueron tan bien guardados, que desaparecieron del todo tras producir verdaderas maravillas, o nunca salieron del grupo y ni siquiera podemos imaginarlos.

      Alquimistas, astrólogos, magos, brujas, chamanes, santones, monjes y hombres sabios se llevaron sus secretos a la tumba, y muchos de los que desvelaron, hoy son parte de la orgullosa ciencia, como la química, la física, la astronomía, la herboristería y la medicina.

      Otros secretos han sido desvelados o redescubiertos, puestos en manos de la industria o de la academia, los cuales y para el público lego que no estudia o que solo tiene una carrera universitaria pero sin acceso a determinadas especialidades, muchos secretos de las artes y las ciencias siguen siendo todo un misterio, como las matemáticas, la física nuclear, la física cuántica, la nanotecnología, etcétera.

      El poder del conocimiento

      Saber algo que los demás no saben puede ser muy productivo, pero también completamente inútil.

      Nikola Tesla, el conocimiento sin