ya no promete nuevas modificaciones”.
¿Se refiere a modificaciones de la personalidad?
“En otros términos admitiríamos con ello que el análisis puede alcanzar un nivel de absoluta normalidad psíquica, susceptible de mantenerse estable, suponiendo que se haya logrado suprimir todas las represiones y llenar todas las lagunas de la memoria”.
El problema es: ¿qué es la normalidad psíquica? ¿Se pueden suprimir todas las represiones? La respuesta de Freud es que es tanto más posible cuando la etiología de la neurosis es predominantemente traumática y no a causa de instintos desmesuradamente poderosos, o sea que predomine el factor accidental sobre el constitucional. Creo que con traumático se debe entender aquí la motivación ambiental, exterior y no entendería trauma en el sentido de algo que está más allá del principio del placer, sino el que es producto de una privación o frustración.
“El reforzamiento constitucional de los instintos y la modificación desfavorable del yo en el curso de la lucha defensiva, en el sentido de su dislocación y su constricción, son los factores que se oponen al éxito del análisis y que pueden prolongar indefinidamente su duración”.
Dice que el tema del yo no ha sido aún estudiado suficientemente.
Entiendo que el tema del yo es que no está en condiciones de dominar (¿o administrar?) adecuadamente los instintos. ¿Ha de hacerse por represión? Parecería que en general Freud se refiere al control instintivo por represión, pero una alternativa sería algo que Freud señaló en una de sus primeras obras: “la condena consciente” o, en mis términos, la judicación consciente.
Pasa a plantear “cuáles son los obstáculos que se oponen a dicha duración”. A partir de dos casos de las primeras épocas del psicoanálisis describe en ambos recaídas de la neurosis.
“Hoy puede exigirse que una curación analítica sea definitiva, o por lo menos que la recaída no sea provocada por la repetición del antiguo trastorno instintivo manifestado en nuevas formas”.
No obstante, Freud no está seguro de que pueden cumplirse tales exigencias
“… pero desde ya advertimos claramente que el camino hacia el cumplimiento de esas pretensiones máximas planteadas al psicoanálisis, no nos llevará a la abreviación de su curso…”.
Me es difícil comentar algo al respecto. Las mejorías que veo en los pacientes, además de las sintomáticas, son en general referidas a limitaciones de la personalidad y en ese sentido ayudarlos a resolver situaciones vitales complicadas; en lo que se refiere a síntomas la mayoría son depresiones y a veces fobias o situaciones de ansiedad (angustia neurótica) y, en general, las mejorías son estables (muchas veces con ayuda farmacológica, cosa que no había en la época de Freud).
Neurosis sintomáticas como histerias de conversión y neurosis obsesivas veo menos y nunca pienso en términos de curación definitiva o no, sino más en mejorías; no pretendo cambiar una personalidad pero sí rescatar lo que el analizado siente que es propio de él, pudiendo desplegar su caudal instintivo pero ligado al yo; el tema es el levantamiento de las represiones y la ligadura del instinto por el yo en su vinculación al principio de realidad, así como la posibilidad de las modificaciones de la realidad con miras a la resolución de sus acciones específicas en el mundo.
III. Dice Freud:
“De los tres factores que consideramos decisivos para las posibilidades del tratamiento analítico –el efecto de los traumas, la fuerza constitucional de los instintos, la modificación del yo– solo nos interesa aquí el segundo: la fuerza de los instintos […] Por decisivo que sea desde un comienzo el factor constitucional, es concebible que un reforzamiento de los instintos producido en el curso ulterior de la vida tenga idénticos efectos. En tal caso la fórmula debería modificarse, sustituyendo la fuerza constitucional de los instintos por la fuerza actual”.
El hecho que la fuerza instintiva tiene que ver con la constitución del sujeto no quiere decir que sea una constante: cada vez que se satisface un deseo, que es representante de una necesidad, disminuye la fuerza del instinto. También depende de qué instinto se trata y naturalmente la fuerza de cada instinto parcial se modifica no solo en función de las circunstancias vitales sino también de los diferentes momentos de la vida.
“… ¿es posible resolver completa y definitivamente, por medio del tratamiento analítico, un conflicto del instinto con el yo o una exigencia instintual patógena planteada al yo?”
¿Qué quiere decir “resolución permanente de una exigencia instintual”?
“Evidentemente no se trata de hacerla desaparecer, de modo que nunca más vuelva a hacerse sentir. En general esto es imposible…”.
Sería como suprimir una necesidad vital.
“En cambio, se trata de otra cosa, que en forma aproximada podríamos llamar ‘sumisión’ del instinto…”.
Sumisión, en alemán, Bändigung: doma, domadura, refrenamiento (Diccionario Alemán Español. Sopena). En el Diccionario Alemán Brockhaus, Bändiger (se refiere a la persona que realiza la acción): Bezwinger (vencedor, triunfador, domador). 2. Vorführer wilden Tiere (el que expone animales salvajes). Acá, evidentemente, Freud identifica el instinto con un animal salvaje al que el yo tiene que domar.
Y pasa Freud a explicar dicha “sumisión” o “doma”:
“su integración total en el conjunto armonioso del yo, tornándolo accesible al influjo de todas las otras tendencias de este y haciéndolo renunciar a sus propios medios de satisfacción independientes”.
¿Sería someterlo al yo o integrarlo a él? En otros términos, el yo no es sino la continuación del ello, el cual ha de adecuarse al yo pero también el yo ha de hacerse cargo de las necesidades del ello, de los instintos y adecuarse a los mismos, pero con un conocimiento adecuado de la realidad exterior. Acá la alternativa es suprimirlos o someterlos: no incluye el tema de una represión exitosa, lo que implicaría un predominio del Superyó.
Acá, acudiendo a la metapsicología (la Bruja) apunta no solo a lo tópico (instancias entre las que se produce el conflicto) sino a lo económico, relación de intensidades (cantidades) entre las instancias: se refiere al yo y a los instintos. Pero acá termina afirmándose en las represiones.
“Todas las represiones se producen en la temprana infancia y son primitivos recursos de defensa adoptados por un yo aún débil e inmaduro. Más tarde ya no se realizan nuevas represiones, pero las antiguas se mantienen y siguen siendo utilizadas por el yo para la dominación de los instintos. Los nuevos conflictos son resueltos por lo que hemos dado en llamar ‘post-represiones’.”
Creo que hay una ambigüedad en la utilización de término ‘represión’ (Verdrängung): la primera represión propiamente dicha, es decir, el hacer el inconsciente reprimido, excluido del preconsciente, se da con el complejo de Edipo. Previo a este, el yo puede utilizar formas de defensa más tempranas (transformación en lo contrario, cambiar de activo en pasivo o vuelta contra sí mismo) pero no reprime las representaciones correspondientes (no se las olvida); las post-represiones serían las posteriores al complejo de Edipo y crearían la disposición a las neurosis.
“El análisis […] permite al yo maduro y fortalecido proceder a una revisión de estas antiguas represiones, con el resultado de que algunas son suprimidas y otras aceptadas, pero construidas de nuevo, esta vez con materiales más sólidos. Estos nuevos diques son mucho más resistentes que los anteriores…”.
Desde mi punto de vista, el objetivo del análisis es, en general, levantar las represiones y, en los términos usados acá por Freud, “someter” a los instintos desde la organización yoica y no reforzar las represiones; por supuesto que a las represiones sólidamente constituidas no las toco en general, solo lo hago cuando generan síntomas, de modo que las modificaciones de la personalidad son un paso ulterior a la resolución del síntoma, haciendo preconsciente lo inconsciente cuando este hace ruido.
“Así,