Dr. Sam Waldron

El fin de los tiempos


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del Dr. Feinberg.

      Primera, incluso si esta afirmación fuera verdad, le haría muy poco bien. Como hemos observado anteriormente, hay una gran diferencia entre el Dispensacionalismo y el Premilenarismo Histórico. De hecho, en varios respectos el Premilenarismo Histórico tiene tanto o más en común con el Amilenarismo y el Postmilenarismo, que con el Dispensacionalismo. Es indiscutible que el Premilenarismo que se hallaba en la iglesia primigenia era Histórico y no Dispensacional en su carácter.

      La prueba de eso se encuentra en el primer padre de la iglesia en cuyos escritos encontramos el premilenarismo. Este padre se conoce como Justino Mártir. Los escritos de Justino datan de alrededor del año 160. El era claramente un premilenarista. En su Diálogo con Trifón, el judío, dice:

      Pero yo y los demás, que somos cristianos sensatos en todos los sentidos, estamos seguros de que habrá una resurrección de los muertos, y mil años en Jerusalén, que será entonces edificada, adornada y aumentada, [como] los profetas Ezequiel e Isaías y otros declaran. (capítulo 80, cf. capítulos 76-81)

      La dificultad con el premilenarismo de Justino para el Dr. Feinberg es que en esta misma obra da testimonio explícito y reiterado de su completo rechazo de la característica esencial del Dispensacionalismo, la distinción Iglesia-Israel. Uno de los principales temas de su Diálogo con Trifón, el Judío es que los cristianos son el verdadero Israel de Dios. La siguiente afirmación del capítulo 11 es representativa de muchas:

      Porque el verdadero Israel espiritual, y los descendientes de Judá, Jacob, Isaac y Abraham… somos nosotros los que hemos sido llevados a Dios por medio de este Cristo crucificado… (Para muchas más afirmaciones semejantes véase los capítulos 11, 120, 123, 125, 135.)

      Ninguno de los primeros premilenaristas manifiesta ningún entendimiento o compromiso con el distintivo crucial del Dispensacionalismo, la distinción Iglesia-Israel.

      Segunda, la afirmación del Dr. Feinberg de que la iglesia primigenia era premilenarista casi hombre por hombre es simplemente falsa. Sabemos que es falsa por una serie de razones.

      En lo que podría decirse que son las dos referencias más antiguas al premilenarismo está claro que algunos de los primeros cristianos no eran premilenarios. La primera referencia ya se ha mencionado. En el mismo capítulo citado arriba en el que Justino Mártir afirma su premilenarismo, Trifón, el judío, contra interroga a Justino acerca de su creencia de que Jerusalén será reconstruida durante el milenio. Trifón pregunta si Justino está realmente en serio al afirmar una doctrina mantenida también por los judíos. Justino responde:

      Trifón, yo no soy un tipo tan miserable como para decir una cosa y pensar otra. Ya te admití anteriormente que yo y muchos otros somos de esta opinión, y [creo] que tal cosa tendrá lugar, como sin duda sabrás; pero, por otro lado, ya te he expresado que muchos que pertenecen a la fe pura y piadosa, y son verdaderos cristianos, piensan de otra manera.

      En esta asombrosa afirmación aprendemos que incluso en la iglesia primigenia personas que Justino veía como cristianos genuinos ( muchos que pertenecen a la fe pura y piadosa) discrepaban con él acerca del asunto del premilenarismo.

      La segunda referencia a estas dos referencias tempranas al premilenarismo está asociada con el nombre de Papías que afirmaba ser un discípulo de Juan, el Apóstol. Aunque ninguno de los libros de Papías sobrevive, algunos extractos de los mismos están registrados en la historia de la iglesia de Eusebio. (Eusebio vivió desde alrededor del año 260 al 340). Eusebio intercala sus propios comentarios a lo largo de sus extractos de Papías. El comentario de Eusebio sobre Papías es relevante para nuestro punto:

      Por otra parte, la misma persona, ha escrito otras cosas como habiéndole sido dadas por tradición no escrita, entre ellas algunas parábolas extrañas e instrucciones del Salvador, y algunas otras cosas de una naturaleza más ficticia. Entre ellas, dice que habrá un milenio después de la resurrección de los muertos, cuando el reinado personal de Cristo será establecido en esta tierra.6

      El comentario de Eusebio deja claro que él consideraba el premilenarismo de Papías como más que extraño y realmente ficticio. De ello queda claro que el propio Eusebio no era premilenarista. Esto es otra clara indicación de que la afirmación de Feinberg sobre que la iglesia primigenia era premilenaria casi hombre por hombre en sus primeros tres siglos está simplemente injustificada. La evidencia clara e importante, pues, contradice rotundamente la afirmación de Feinberg.

      La impropiedad de la afirmación de Feinberg se muestra, en tercer lugar, por el hecho de que es el Dispensacionalismo mismo el que es novedoso en la historia de la iglesia. Lejos de ser la posición histórica de la iglesia, hay evidencias claras de que la forma peculiar del premilenarismo conocida como Dispensacionalismo sólo se desarrolló en la primera parte del siglo XIX. He aquí, brevemente lo que sucedió.

      El Dispensacionalismo nació en la cuna de lo que se conoce como futurismo. Esto era una teoría de la interpretación de la profecía y especialmente del libro de Apocalipsis que asignaba sus eventos principalmente a un período futuro de tribulación. (Se opone al preterismo que ve los eventos proféticos como cumplidos principalmente en la destrucción de Jerusalén en el año 70 y al historicismo que los ve cumplidos progresivamente en los eventos de la historia de la iglesia).

      La génesis del futurismo entre los premilenaristas protestantes se debe remontar a la influencia de Edward Irving. En 1826 Irving se hizo con un libro escrito por Emmanuel Lacunza, La Venida de Cristo en Gloria y Majestad. Como se podría esperar de un convertido proveniente de un trasfondo jesuita, el método de interpretación profética utilizado por este autor era el futurismo. Mark Sarver dice:

      En lo que concierne a los desarrollos que llevaron al surgimiento del dispensacionalismo, el significado principal de la obra de Lacunza estriba en su futurismo con referencia a la interpretación del libro de Apocalipsis (no sólo con respecto al milenio del capítulo 20 sino también a la tribulación de los capítulos 6 al 19). 7

      El futurismo popularizado por Irving es el telón de fondo y el contexto del desarrollo del Dispensacionalismo de J. N. Darby. Aunque hubo futuristas que no eran dispensacionales, con todo el Dispensacionalismo creció y sólo pudo crecer en el terreno futurista arado por Irving. Parece claro que la teoría del rapto secreto o pretribulacional emergió de dentro del contexto del avivamiento de los dones espirituales en la congregación de Irving.

      Está claro que esta teoría recibió una medida considerable de aceptación en las Conferencias Powerscourt en 1831 y 1833. Tanto Darby como Irving estuvieron presentes en esas conferencias.

      Darby construyó el Dispensacionalismo sobre el fundamento asentado por Irving. Muchos de sus énfasis se pueden hallar en forma germinal en Irving. Para defender la teoría del rapto secreto de una venida pretribulacional en cualquier momento de Cristo, enfatizaba la distinción entre Israel y la Iglesia. Esta distinción era al mismo tiempo novedosa y crucial para la defensa del sistema de Darby. Ian Murray observa:

      En Albury y en la congregación londinense de Irving había surgido una creencia curiosa, prácticamente desconocida anteriormente en la historia de la iglesia, a saber, que la aparición de Cristo antes del milenio ha de ser en dos fases, la primera, un “rapto” secreto que sacará a la iglesia antes de que una “Gran Tribulación” golpee la tierra, la segunda, su venida con Sus santos para establecer Su reino. Esta idea llega a su prominencia plena en Darby. Este sostenía que “la Iglesia” es un misterio del cual sólo Pablo habla. Es el cuerpo místico de Cristo y estará completa en el “rapto”. Los judíos y otros gentiles convertidos a partir de entonces nunca serán la esposa de Cristo: “Yo niego que los santos de antes de la primera venida de Cristo, o después de su segunda venida, sean parte de la Iglesia”.