Francisco Rosende

El gran descalabro


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mundial en las décadas previas a la crisis, que a priori parece distante en su naturaleza de los factores que podrían impulsar una crisis financiera, pero él ha sido señalado como una causa directa de esta, como veremos luego.

       Cuadro Nº 3

      Incorporación de Fuerza Laboral

      Fuente: International Labour Organization

      Por otra parte, la misma combinación de fuerzas, esto es, la innovación tecnológica junto con el crecimiento experimentado por la fuerza de trabajo mundial incorporada al comercio internacional, parece haber generado cambios no despreciables en la distribución del ingreso en diversas economías. Así, trabajadores de baja calificación de numerosas economías se vieron desplazados —o sufrieron fuertes recortes salariales— como resultado de la masiva incorporación de computadores en los proceso productivos. A ello se añadió el impacto sobre los mercados laborales de una abundante oferta de productos baratos provenientes de las recientemente abiertas economías de Asia. Esta competencia externa fue especialmente dura en lo que se refiere a los productos relativamente poco elaborados, cuya producción es más intensiva en trabajadores menos calificados.

       Cuadro Nº 4

      Variación del Deflactor del PIB (%)

      Fuente: Fondo Monetario Internacional.

       Cuadro Nº 5

      Ahorro-Inversión, 2000-2006

      Fuente: Elaborado a base de datos del Fondo Monetario Internacional.

       Cuadro Nº 6

      Inversión y Cuenta Corriente: EEUU

      Fuente: Fondo Monetario Internacional.

      El cambio en las condiciones financieras globales observado en la década previa a la crisis es destacado por Greenspan (2010) como una importante causa del ciclo crediticio expansivo por el que atravesaron diversas economías hasta mediados de la década pasada. Para Greenspan la caída de las tasas de interés internacionales —que alimentó dicho ciclo— se originó en una disminución del ritmo de inversión en las economías industrializadas, en buena medida como consecuencia de los temores a un período recesivo en la aparentemente “sobre calentada” economía