Pascal Denault

Un mejor pacto


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      Los Bautistas de habla francesa, por lo menos aquellos de Europa (como yo) frecuentemente ignoramos el origen Reformado del cual emergió la fe Bautista (la continuidad genealógica es innegable). La excelente obra de este pastor Francés Canadience sobre la teología del pacto (o los pactos) que fue elaborada por los antiguos doctores Bautistas al debatir a los otros teólogos Reformados, presenta vívidamente esta raíz. Asimismo resalta, las maravillosas habilidades con las que estos doctores debatieron. Los Bautistas todavía no se han retirado del campo de la sana teología (como lamentablemente lo hicieron en el Siglo XIX).

      P. Denault no es indigno de tales predecesores notables. Mediante un estudio cuidadoso, él sigue sus pisadas y trae del olvido desafortunado autores olvidados de los cuales he aprendido mucho. Con una visión aguda posteriormente refina el entendimiento de ellos. He admirado particularmente la precisión con la que presenta sus articulaciones y proposiciones sistemáticas. De esta manera la distinción paidobautista, entre la sustancia y la administración del pacto de gracia, es reemplazada por el entendimiento credobautista de su revelación desde Génesis 3 y a través del Antiguo Testamento, hasta su establecimiento mediante Jesucristo.

      P. Denault asimismo sabe como mantener el suspenso, posiblemente para algunos estudios futuros. Él nos estimula, por así decirlo, con un enigma no resuelto: ¿Cómo es que el famoso John Owen estuvo tan cerca a los Bautistas en cuanto al pacto sin unirse a ellos?

      El debate continúa de manera conciliadora como lo era en el siglo XVII. No encuentro un mejor libro para aclararlo en estos tiempos ¡Gracias!

      Henri Blocher

      Honorary Dean

      Faculté libre de théologie

      évangélique de Vaux-sur-Seine

      Recuerdo mi primer contacto con Pascal Denault en el 2002. Estaba en mi clase de Apologética en la Faculté de Théologie Évangélique [Facultad de Teología Evangélica] en Montreal. Él me pareció un joven muy capaz, pero tuve sentimientos encontrados respecto a su interés en Teología. Luego, en el 2004, se registró en mi clase de Homilética. Me quedé sorprendido por el cambio que se produjo en él en tan corto período de tiempo. Constantemente me interrumpía, realizando todo tipo de preguntas; obviamente, su corazón estaba totalmente en las cosas del Reino. De hecho, a través de su constante intervención, él contribuyó a transformar mi clase de Homilética en una clase de Teología Pastoral.

      Es durante este período que él se acercó a mí una noche, pidiéndome que fuera su mentor. Realmente me tomó por sorpresa, pero con alegría acepté. Este fue el comienzo de una amistad muy bendecida, tanto es así, que he llegado a considerarlo como a un hijo.

      Después vino este proyecto de Maestría en Teología en el que actué como supervisor de estudio. Cuando Pascal vino por primera vez a mí con su tema de tesis, no estaba seguro hacia donde se dirigía. Pero a medida que pasaban los meses, me sentía cada vez más entusiasta con las características específicas del tema, así como con su tratamiento del mismo.

      No hace falta decir que el tema no podría haber sido más oportuno, ya que la Teología del Pacto está ganando terreno entre el protestantismo evangélico. Cuando llegué a comprender la Teología del Pacto, hace aproximadamente tres décadas, me pareció ser el marco interpretativo más coherente y consistente de la Escritura. Este no es un concepto nuevo, ya que podemos trazar la idea de pacto desde la Iglesia Primitiva; asimismo este es un enfoque que predominó entre nuestros antepasados en la época de la Reforma. Su importancia viene también del hecho de que no existe ninguna doctrina que esté aislada de las otras; todas las doctrinas están de alguna manera relacionadas. Por lo tanto, más específicamente, la Teología del Pacto impacta nuestra doctrina de la Iglesia y del Bautismo.

      Históricamente, los puritanos sostenían la Teología del Pacto, aunque había algunas diferencias en su comprensión de los pactos bíblicos. Y es precisamente en este punto que Credobautistas y Paidobautistas Reformados están en desacuerdo, y por consiguiente, de donde provienen sus divergencias sobre las doctrinas de la Iglesia y el Bautismo.

      Con el fin de captar las sutilezas de una doctrina, es de gran importancia poder echar un vistazo a su desarrollo, cómo se han procesado los datos de la Escritura y en dónde ha habido algunos cambios. Este es el análisis contenido en la disertación de Pascal, el cual se presenta en este libro. Uno no puede sentirse sino impresionado con la claridad de sus convincentes argumentos, la selección cuidadosa y racional de su documentación y el espíritu conciliador con el que ha escrito. A medida que él nos lleva de regreso a algunos de los escritos del siglo XVII, no podemos dejar de preguntarnos como es que estas obras preciosas y sanas han caído en el olvido.

      Cualquiera que lea este libro, ya sea que esté de acuerdo o en desacuerdo con los argumentos y conclusión de Pascal, no puede dejar de admitir la seriedad y la solidez de los hechos que se presentan, y que por lo tanto lo constituyen un libro muy recomendable sobre el tema.

      Según las propias palabras de Pascal, uno de sus deseos al escribir este libro fue el soplar un nuevo aliento de vida a los debates de los teólogos del siglo XVII. Después de leerlo, sin duda podemos decir: Misión cumplida.

      Ph.D Raymond Perron

      Église Réformée Baptiste de la Capitale

      [Iglesia Bautista Reformada de la Capital]

      Quebec, Canadá

      Este libro de Pascal Denault, es una bienvenida adición a la literatura sobre un tema que ha irritado a muchos durante mucho tiempo. Es claro que la formulación de los Bautistas Particulares de la Teología del Pacto en el siglo XVII, en la Segunda Confesión de Fe de Londres-1677/1689 (cf. Segunda Confesión de Londres 7.3, por ejemplo) era una versión modificada de la contenida en la Confesión de Fe de Westminster. Pero ¿Por qué era esa formulación diferente? La obra de Denault va ad fontes (a las fuentes) para encontrar la respuesta. Y es exactamente por eso que estoy muy agradecido por su trabajo. Las fuentes primarias, Bautistas Particulares, son donde debemos comenzar la búsqueda para entender la teología de nuestros antepasados. Denault demuestra, partiendo de esas fuentes, no sólo que la formulación Bautista de la Teología del Pacto difiere, sino también el por qué. Es demasiado fácil notar que diferían, y luego imponer nuestras categorías de pensamiento sobre la Confesión para responder a la pregunta del por qué. Eso es una erudición pobre y un mal método histórico-teológico. El método de Denault es sano y es la tónica necesaria en nuestros días de redescubrimiento de nuestras raíces. Sus resultados son esclarecedores y desafiarán a muchos. Él argumenta que la principal diferencia no tenía nada que ver con el pacto de obras. Los Bautistas Particulares eran de una sola voz con sus hermanos paidobautistas sobre este tema. Tampoco la diferencia principal estaba en los asuntos del bautismo, aunque era un tema relacionado. La principal diferencia, según Denault (y creo que tiene razón), tuvo que ver con su postura sobre la teología del pacto, concentrándose en la definición del pacto de gracia y las diferencias entre el antiguo y el nuevo pacto a la luz de esa definición.

      Denault llama a Nehemiah Coxe “el teólogo bautista más significativo [del siglo XVII] cuando se trata de la Teología del Pacto.” Sin duda tiene razón. Coxe escribió, un tratado sobre los Pactos desde Adán hasta Abraham y fue, muy seguramente, uno de los co-editores de la Segunda Confesión de Fe de Londres. Por lo tanto, cualquier intento por entender nuestra Confesión debe empezar con Coxe y el contexto en el que escribió. Esto es lo que Denault hace por nosotros.

      Es importante notar que Coxe no escribió sobre las diferencias entre el antiguo y el nuevo pacto debido a la publicación de la exposición de Hebreos 8:6-13 de John Owen. Los Bautistas antiguos estaban de acuerdo con la mayoría de la obras de Owen (y de otros paidobautistas sobre este tema). Sin embargo, ellos diferían con Owen y otros en otros puntos. La obra de Denault nos revela cuáles eran esos otros puntos, y cómo ellos formulaban sus argumentos para el credobautismo desde su teología del pacto.

      De todo corazón recomiendo esta obra a todos los pastores Bautistas Reformados (y todos los demás, interesados en la teología del pacto). Hermanos, esta es una lectura obligada. Como pastor Bautista Reformado, me acuerdo de la primera vez que leí la teología del pacto del siglo XVII desde un punto de vista Bautista. Fue muy estimulante y refrescante. Me retó a reflexionar cómo la teología del pacto debía ser formulada, y me confortó en dos niveles. En primer