cada día acrecentarse vuestro afán.
ESTUDIANTE
A su cuello quiero colgarme con deleite. Mas decidme: ¿cómo puedo conseguirlo?
MEFISTÓFELES
Explicaos antes que vayáis más lejos. ¿Qué facultad elegís?
ESTUDIANTE
Quisiera llegar a ser muy sabio, y me gustaría comprender todo cuanto hay en la tierra y el cielo, la ciencia y la naturaleza.
MEFISTÓFELES
Estáis, pues, en el verdadero camino, pero no debéis dejaros distraer.
ESTUDIANTE
Conforme estoy en alma y cuerpo; pero sin duda no me vendría mal un poco de libertad y esparcimiento en las hermosas vacaciones de verano.
MEFISTÓFELES
Aprovechad el tiempo; ¡pasa tan pronto!... Pero el método os enseñará a ganarlo. Para ello, caro amigo, os aconsejo ante todo el Collegium logicum. Allí se adiestrará bien vuestro espíritu, aprisionado en borceguíes españoles, a fin de que así, más reflexivo, en adelante recorra con paso mesurado la vía del pensamiento y no divague tal vez como un fuego fatuo de aquí para allí, a diestro y siniestro. Luego se os enseñará durante muchos días que aquello que antes solíais ejecutar de un solo golpe con toda libertad, como el comer y el beber, es necesario hacerlo en uno, dos, tres tiempos. No hay duda que con la elaboración de las ideas pasa lo mismo que con una obra maestra de tejedor, en la cual una simple presión del pie pone en movimiento un millar de hilos, las lanzaderas se disparan hacia aquí y hacia allí, los hilos corren invisibles, y un golpe único forma de repente mil trabazones. Viene el filósofo, y os demuestra que ello debe ser de este modo: lo primero era así y lo segundo así, luego lo tercero y lo cuarto son así; y si lo primero y lo segundo no existiesen, lo tercero y lo cuarto jamás podrían existir. Los estudiantes de todas partes ponen esto sobre las nubes, mas no han llegado a ser tejedores. El que quiere conocer y describir alguna cosa viviente, procura ante todo sacar de ella el espíritu; entonces tiene en su mano las partes; lo único que falta, ¡ay!, es el lazo espiritual que las une. Encheiresin naturae llama a eso la química, que, sin saberlo, se burla de sí misma.
ESTUDIANTE
No puedo acabar de comprenderos.
MEFISTÓFELES
Pronto lo entenderéis mejor cuando aprendáis a reducirlo y clasificarlo todo como es debido.
ESTUDIANTE
Tan aturdido estoy con todo ello, como si dentro de la cabeza me diera vueltas una rueda de molino.
MEFISTÓFELES
En seguida, antes que ninguna otra cosa, es menester que os apliquéis a la Metafísica. En ella, ved de abarcar con espíritu profundo lo que no se adapta al cerebro humano. Para aquello que entra en él o deja de entrar, tenéis a vuestra disposición un nombre magnífico. Pero sobre todo, en este medio año observad bien el mejor método. Cinco horas de lección tenéis cada día; estad dentro al toque de campana. Venid bien preparado de antemano y tened bien aprendidos los parágrafos, a fin de que luego veáis más claro que el profesor no dice sino lo que está en el libro. No obstante, aplicaos de veras a escribir, como si os dictara el Espíritu Santo.
ESTUDIANTE
Eso no tendréis que decírmelo dos veces. Ya me figuro cuán provechoso es, puesto que lo que se posee en negro sobre blanco, puede uno llevárselo confiado a su casa.
MEFISTÓFELES
Elegidme, pues, una facultad.
ESTUDIANTE
A la Jurisprudencia no puedo acomodarme.
MEFISTÓFELES
No encuentro eso tan mal de parte vuestra. Bien sé lo que pasa con esta ciencia. Leyes y derechos se transmiten de un modo hereditario como una enfermedad perenne; van arrastrándose de generación en generación y avanzan lentamente de un lugar a otro. La razón se convierte en sinrazón, el beneficio en ofensa. ¡Desgraciado de ti que eres nieto! Del derecho que con nosotros ha nacido, de él, ¡ay!, nunca se trata.
ESTUDIANTE
Mi aversión crece al oíros. ¡Oh! ¡Dichoso aquel a quien vos adoctrináis! Ahora casi estoy por estudiar Teología.
MEFISTÓFELES
No quisiera yo induciros en error. Tocante a esta ciencia, es muy difícil evitar el falso camino; hay en ella tanto veneno escondido, que apenas puede distinguirse del remedio. También aquí lo mejor será que no escuchéis sino a un solo maestro y que juréis por su palabra. En suma, ateneos a las palabras. Entonces, entráis en el templo de la certeza por la puerta segura.
ESTUDIANTE
Pero la palabra debe entrañar un concepto...
MEFISTÓFELES
¡Desde luego! Pero no hay que apurarse mucho por eso, pues precisamente allí donde faltan los conceptos, se presenta una palabra en punto y en sazón. Con palabras se puede discutir a las mil maravillas, con palabras es posible erigir un sistema; en las palabras se puede creer a ciegas; de una palabra no se puede quitar ni una jota.
ESTUDIANTE
Perdonad si os detengo con tantas preguntas, pero no puedo menos de molestaros aún. ¿No podríais decirme también alguna palabrita de peso acerca de la Medicina? Tres años son un tiempo asaz breve, y ¡ay, Dios!, el campo es dilatado en exceso. Si uno tiene siquiera una indicación, esto permite orientarse más allá.
MEFISTÓFELES
(Aparte.) Ya estoy ahíto del tono árido; es menester que vuelva a mi papel de diablo. (Alto.) El espíritu de la Medicina es fácil de concebir. Estudiáis a fondo el grande y el pequeño mundo, para dejar al fin y al cabo que vayan las cosas como a Dios le plazca. Inútil es que divaguéis de un lado a otro en busca de sabiduría; cada uno aprende sólo aquello que puede aprender; sin embargo el que sabe aprovechar el momento oportuno, es el verdadero hombre. Por lo demás, estáis dotado de regular apostura, tampoco os falta osadía, y bastará que tengáis confianza en vos mismo, para que los demás la tengan en vos. Aprended sobre todo a gobernar las mujeres. Sus sempiternos ayes y gimoteos, repetidos de mil maneras diversas, hay que curarlos todos de un modo único, y con sólo portaros medio decentemente, dispondréis de todas ellas como se os antoje. Ante todo, un título debe darles plena garantía de que vuestro arte sobrepuja a muchas otras artes. De entrada palpáis entonces todas aquellas cositas, alrededor de las cuales otro va rodando años enteros. Sabed oprimir bien el pequeño pulso, y asestando pícaras miradas de fuego, ceñid con delicadeza el talle esbelto sin reparo alguno, para ver si está muy anudado.
ESTUDIANTE
Eso parece ya mejor. Al menos ve uno el dónde y el cómo.
MEFISTÓFELES
Toda teoría es gris, caro amigo, y verde el árbol de oro de la vida.
ESTUDIANTE
Os juro que eso me parece un sueño. ¿Me permitiréis que venga a molestaros otra vez para escuchar a fondo vuestra sabiduría?
MEFISTÓFELES
En lo que de mí dependa, lo haré gustoso.
ESTUDIANTE
No puedo en manera alguna retirarme sin presentaros antes mi álbum. Otorgadme esa muestra de fineza.
MEFISTÓFELES
Muy bien.
Escribe, y lo entrega.
ESTUDIANTE
(Lee.) Eritis sicut Deus, scientes bonum et malum.3
Cierra el álbum con respeto, y se despide.
MEFISTÓFELES
(Solo.) Sigue la vieja sentencia de mi prima la serpiente y de seguro que algún día te dará que sentir tu semejanza con