vida de Saturnina Rodríguez, luego esposa de Zavalía, más tarde viuda y finalmente Fundadora de las Esclavas del Corazón de Jesús con el nuevo nombre de Catalina de María, tal como pasa a la historia, tuvo muchas estaciones y este libro nos invita a recorrerlas.
En estas páginas podrán acercarse al misterio de dos mujeres; por un lado la protagonista: Catalina y, a través de su mirada de autora, también a Silvia.
El Señor me ha regalado el privilegio de conocer a ambas, de asomarme a su misterio, no de modo intelectual, sino a través de la experiencia cálida y progresiva de la amistad. Desde esta perspectiva de mujer y amiga, creo que este libro nos trae una novedad. Quienes leyeron los libros anteriores de la autora podrán reconocer algunas frases, anécdotas y reflexiones; sin embargo, en esta oportunidad Silvia Somaré se acerca a Catalina de María como a una tierra sagrada, un misterio casi inagotable. Nos hace experimentar, como a través de un prisma, la diversificación de la luz en los distintos colores. De este modo podremos reconocer a Catalina con veinticinco apelativos diferentes que la acercan a nosotros, que nos ayudan a identificarnos con ella, a verla no en la lejanía sino trayéndola al aquí y ahora de nuestra historia.
Más allá del capítulo La Historia, podemos sumergirnos en orden o en desorden, según el Espíritu nos suscite, en cada tonalidad de Catalina. Ella no es mujer del pasado; viene a nosotros y se nos hace presente. Espera compartir nuestro camino e invitarnos a sintonizar con sus dos pasiones, según podrán leer.
Recorriendo veinticinco matices, podrán conocerla; y al final verán que habría más para pintar. El misterio no se agota.
Los dejo en compañía de la autora para desplazarse en esa ágil policromía que describe a una buena mujer: Catalina.
Valeria González Ferreyra (ecj)
INTRODUCCIÓN
La Memoria
“Quiero sueños de elefante,
quiero un mundo que se anime a soñar.
No quiero como era antes,
aquí y ahora, sé que lo voy a lograr.
Yo le pido a Dios que me dé valor
para seguir mi camino,
quiero amanecer,
quiero agradecer otra oportunidad.”
(Alejandro Lerner)
Catalina de María Rodríguez escribió sus Memorias (1) por un pedido del padre David Luque. Ella por su propia iniciativa no lo hubiese hecho. ¡Y nos hubiésemos perdido su corazón abierto! Allí cuenta con sinceridad lo que experimentó desde que tuvo la inspiración de fundar la congregación hasta pasados los primeros años del inicio de esta familia religiosa. Nos revela su “sueño de elefante”.
Al leerlas y releerlas, metafóricamente puedo decir que si tocamos sus hojas, saltan lágrimas de angustia y de alegría, palabras de desánimo y de fortaleza, miradas profundas intentando recorrer el camino de la voluntad de Dios, también se escuchan pasos firmes para socorrer lo más vulnerable de su ambiente.
Están escritas de su puño, letra y corazón y, sin seguir ningún estilo, expresa como en manantial, lo que atesoró. Es un corazón deslumbrado por la misericordia de Dios, a la vez que conmovido por la fragilidad humana. En las memorias, se palpitan las maravillas que Dios hizo en ella y a través de ella.
Cuando nos referimos a alguien que tiene buena memoria, que recuerda todo, decimos que tiene memoria de elefante. Catalina cuenta sus “sueños de elefante”, los sueños indelebles de su vida, e “invita al mundo a soñar”. Ese sueño de elefante, nace de su porfía por no resignarse a que mañana sea “como era antes y, aquí y ahora nos muestra que se puede lograr”.
Volviendo al texto, tiene la dificultad de que no es fácil abordarlo de modo práctico y lineal, justamente porque Catalina, además de ser cuasi analfabeta, escribe a medida que las cosas le salen del corazón. Es por eso que hay que sentarse pacientemente y con papel y lápiz anotar hechos, nombres y sentimientos para apreciar mejor la historia. Personalmente, encontré otro modo que me ha ayudado en las investigaciones sobre Madre Catalina y es el que desarrollaré en este libro. Se trata de plantear diferentes temas cotidianos y afines a su vida y detectar qué dice Catalina en sus Memorias. Este libro que presento no es una visión biográfica sino transversal; es un ensayo que intenta hacer sonar, diferentes instrumentos solistas en la gran orquesta que fue la vida de Catalina.
Las escribió entre 1873 y, aproximadamente, 1881. Consta de dieciséis capítulos que van desde la inspiración de la obra hasta la fundación en la localidad de Villa del Tránsito —actual Villa Cura Brochero— en el marco de la expansión del Instituto.
La primera mitad del manuscrito tiene un tinte autobiográfico y escribe en primera persona del singular, con una expresión sincera y detallada de su interioridad, lo vivido siendo laica desde la inspiración (en 1865) hasta la fundación del Instituto, en 1872. En la segunda parte relata la fundación y desarrollo de la Congregación con un carácter más bien histórico, en primera persona del plural.
“Es un libro admirablemente sencillo y sencillamente admirable… en donde la Madre ha puesto en él de manifiesto no solo la bondad y el poder de Dios sino su alma toda entera”. (2) En el desarrollo es frecuente encontrar la referencia a sus sueños y deseos. También se observa un constante contraste entre su fragilidad y la grandeza de Dios, la amargura y el entusiasmo, los inconvenientes y el consuelo y la gracia de Dios (3). Lo que triunfa en esta tensión es su deseo de “amanecer, la gratitud por otra oportunidad” y contantemente “le pide a Dios que le dé valor para seguir su camino”.
Todos tenemos “sueños de elefante” desde el momento que deseamos un mundo mejor. No podemos abarcar todo lo que hay que mejorar; a cada uno le toca una parte. Asomarse a las diferentes partes del corazón memorioso y soñador de Catalina nos puede dar valor “para seguir en el camino”.
En el inicio de las Memorias, Madre Catalina hace constar que de no haber sido mandada, no hubiese escrito esta obra por sentirse incapaz, agregando que espera que el lector encuentre motivos para alabar y bendecir al Señor (4). Como todo lo que escribió Catalina tiene gran valor, acudiré también a sus cartas. En el presente abordaje por capítulos de la vida de esta mujer, seguramente encontraremos muchos motivos para alabar, también para agradecer y admirarnos. Es alguien que está cerca de nosotros en el tiempo, en el espacio y en su humana condición. Refleja lo que sentimos y alimenta la indispensable “memoria de elefante” que nunca debe fallarnos.
1- Rodríguez, Catalina de María, Memorias. Datos para la historia de la Congregación de las Esclavas del Corazón de Jesús, El Atelier, Córdoba, 2000.
2- Río, Manuel E., La Madre Catalina de María y la Fundación de las Esclavas del Corazón de Jesús, Dir. Gral. de Publicaciones, U.N.C., 1968, 18.
3- Río, Manuel E., La Madre Catalina de María y la Fundación de las Esclavas del Corazón de Jesús, 18.
4- Memorias, 19.
LA HISTORIA
“Cuenta esa vieja historia
que a pesar de todo algunas cosas quedan
Los momentos vividos recuerdos que van a quedar
en lo profundo del alma.
Nada puede hacerte olvidar
que anduvimos el mismo camino.
No te compliques más, siempre hay una razón
Tratar de revivir, tratar de estar mejor.”
(Diego Torres)
El presente capítulo tiene la finalidad de presentar de un modo general a Catalina de