Jorge E. Rivera

Comentario a "Ser y tiempo" de Martin Heidegger - Vol. II, Primera sección


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Ser y tiempo. Naturalmente el texto de este curso no es exactamente lo que habría sido la sección tercera, sino una elaboración mucho más extensa del tema que debería tratar esa Tercera Sección.

      Esta Primera Parte contiene en la edición de 1927 sólo dos de las tres secciones anunciadas. Estas dos secciones se podrían resumir en la frase “la interpretación del Dasein por la temporeidad”. La Primera Sección contiene la etapa preparatoria del análisis fundamental del Dasein, y la Segunda Sección estudia al Dasein desde el punto de vista de la temporeidad. Empecemos, pues, con el análisis de la Primera Sección.

      PRIMERA SECCIÓN

      Etapa preparatoria del análisis fundamental del Dasein

      Esta etapa se llama preparatoria porque en ella se sacan a luz las estructuras fundamentales del Dasein y se las muestra en su unidad primaria, pero todavía no se esclarece el sentido del ser del Dasein. Esto último se hará en la Segunda Sección, que trata de la temporeidad del Dasein.

      Antes de entrar en el primero de los seis capítulos de esta Primera sección, Heidegger hace una breve introducción a todos ellos. Esta introducción sólo ocupa media página. En ella lo que va a hacer Heidegger es presentar cada uno de los seis capítulos que han de seguir. El texto es suficientemente claro y no necesita mayor explicación. Sólo precisaremos que cuando habla del estar-en-el-mundo lo llama un a priori de la interpretación del Dasein.

      Este a priori no tiene nada que ver con los apriori de la filosofía kantiana, que son estructuras del sujeto humano que hacen posible la presentación de los objetos. En Heidegger el apriori no tiene nada de subjetivo. Es tan sólo una estructura fundamental del Dasein y, por consiguiente, una estructura que está siempre supuesta a lo largo de toda la interpretación del mismo.

      CAPÍTULO PRIMERO

      La exposición de la tarea de un análisis preparatorio

      del Dasein

      El Capítulo primero, tal como lo expresa su título, se propone exponer la tarea de un análisis preparatorio del Dasein. En sus tres parágrafos desarrollará a grandes líneas la analítica existencial del Dasein (§ 9) y se la delimitará “frente a investigaciones aparentemente paralelas” (§ 10 y 11).

      § 9 El tema de la analítica del Dasein

      Antes de empezar el comentario propiamente tal de este parágrafo nos parece indispensable destacar que nos hallamos ante un texto importantísimo para la comprensión de todo Ser y tiempo. En este parágrafo se van a señalar ciertos caracteres del Dasein que hacen de este ente un ente único entre todos los entes. Además, se pone ante la mirada filosófica una condición que Heidegger llama “cotidianidad media”, que habitualmente ha sido pasada por alto cuando se habla del ser humano.

      En este parágrafo se establecen los fundamentos a priori que posibilitan la pregunta por lo que es el hombre. Puesto que el Dasein es la única vía posible de acceso al ser, cuyo sentido es el tema de esta obra clave en el pensamiento de Heidegger, la analítica se vuelve absolutamente imprescindible. El parágrafo se divide en dos partes. La primera va desde el párrafo 1 hasta el párrafo 5 inclusive y la segunda, desde el párrafo 6 hasta el 11 inclusive. El párrafo 12, el último de este parágrafo, es simplemente una transición al parágrafo siguiente. Veamos cada una de estas partes por separado: en la primera se describirán los dos caracteres que son propios del Dasein; en la segunda parte, se los analizará cuidadosamente.

      Párrafos 1-5

      1. Naturalmente, el “tema” de la analítica del Dasein es el propio Dasein. Este párrafo tratará, por consiguiente, del Dasein: lo “presentará”, por así decirlo. Heidegger entra brusca y decididamente in media res. Es como una zambullida en lo más arduo del pensar. Nos vemos lanzados en dirección hacia este ente extraordinario y maravilloso que es el propio Dasein. En cinco líneas que deberán tenerse presentes en todo momento, Heidegger describe a grandes trazos eso que él llama Dasein: es el ente que “somos cada vez nosotros mismos” o “cada vez yo”, como dice una nota marginal del Hüttenexemplar. Según esto, la palabra Dasein designa, en primer lugar, el ente que somos nosotros mismos. Es un significado óntico de la palabra Dasein. En otros contextos, Dasein significará el ser de este ente, es decir, tendrá una significación ontológica.

      Heidegger añade a continuación que el ser de este ente “es cada vez mío”. Aquí tenemos que corregir el texto de la traducción: en vez de “cada vez mío” debiera decir “el mío. Se nos dice que en el ser del Dasein “se las ha este mismo con su ser”, y una nota marginal precisa que ese ser del Dasein “es un estar-en-el-mundo que acontece históricamente”. Esta es la primera vez que aparece la fórmula que expresa que el Dasein se las ha en su ser con su ser. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que el Dasein se encuentra consigo mismo y que su ser consiste en este encuentro. Siempre se ha considerado lo más característico del ente que la modernidad llamó “sujeto” al hecho de que este ente, el hombre, está vuelto hacia sí mismo. Heidegger, naturalmente, no habla de “sujeto”, sino que habla de Dasein y dice que el Dasein consiste en el encuentro de sí mismo, en el hallazgo de sí mismo o, en palabras del propio Heidegger, en la abertura a sí mismo. Esta abertura o aperturidad constitutiva del Dasein lo abre a cinco cosas: 1º al mundo; 2º a las cosas del mundo; 3º a los demás Dasein; 4º a sí mismo; 5º al ser en general. Esta última abertura es la más radical y el fundamento de todas las demás. Muy especialmente el Dasein está abierto a sí mismo porque está abierto al ser. A la luz del ser se descubre a sí mismo siendo. El Dasein no empieza por una autoconciencia que lo encerraría dentro de sí mismo. Empieza por estar fuera en el ser: se conoce a sí mismo en su estar siendo. En el texto que estamos comentando, lo que en castellano es “se las ha” (con su ser), en el texto alemán se dice con las palabras: verhält sich... zu seinem Sein. La palabra verhält, que viene del verbo verhalten y en este caso sich verhalten, se puede traducir también al castellano como “comportarse”. Esta palabra es una espléndida palabra española. “Com-portarse” significa llevarse a sí mismo hacia otra parte. En este caso, el Dasein se porta o se lleva hacia su propio ser, o sea, está vuelto sobre sí mismo. Y esta vuelta sobre sí mismo es una autoposesión, es el “ser cada vez mío”.

      Heidegger afirma luego que “como ente de este ser” –entiéndase: por el hecho de tener esta forma de ser– el Dasein está entregado a su propio ser. Esto quiere decir que el Dasein no escoge el ser que tiene, ni tampoco se da a sí mismo su ser, sino que se encuentra instalado en él sin intervención propia. En una nueva determinación, Heidegger afirma que “es el ser mismo lo que le va cada vez a este ente”. Una nota del Hüttenexemplar añade lo siguiente como explicación a las palabras “ser mismo”: “¿Cuál?”. Y responde que su ser mismo del que aquí se habla es el ser del propio Dasein, que consiste en “tener que ser el Ahí y en él afirmarse ante el Ser en cuanto tal [das Seyn überhaupt]”. Entendamos que el ser del Dasein lo fuerza a estar en la abertura ante las cosas, ante el mundo y ante sí mismo, y que esta abertura es la abertura al ser en cuanto tal.

      Después de esta caracterización tan apretada y en cierto modo enigmática del Dasein, Heidegger concluye que de ella se siguen los caracteres esenciales de este ente. Ellos se desarrollan en los párrafos 2, 3, 4 y 5 de este parágrafo. El primero de estos caracteres se explicita en los párrafos 2 y 3, y el segundo en los párrafos 4 y 5. Veámoslo.

      2. En el párrafo 2 se señala que el primer carácter del Dasein es que “la ‘esencia’ de este ente consiste en su tener que ser [Zu-sein]”. Con esto Heidegger quiere dar a entender que la “esencia” del Dasein implica necesariamente la forzosidad de ser, o sea, la existencia. El Dasein tiene que ser, en la medida en que está forzado a hacer actos y estos actos o acciones implican siempre la existencia. En este sentido, podríamos decir en castellano –con una excelente palabra– que el Dasein es un “quehacer”, es decir, una forzosidad de hacer y, por consiguiente, de existir. Por eso en la frase siguiente el texto añade: “El ‘qué’ (essentia) de este ente, en la medida en que se pueda