siempre exige asegurarse un correcto punto de partida”.
Lo que sigue en los párrafos 7-11 no es sino la aplicación de este principio.
7. En el párrafo 7 se nos señala que “al comienzo del análisis, el Dasein no debe ser interpretado en lo diferente de un determinado modo de existir, sino que debe ser puesto al descubierto en su indiferente inmediatez y regularidad”. Para entender esta frase es importante tomar en cuenta lo que se ha escrito inmediatamente antes de ella. El párrafo 7 empieza afirmando: “El Dasein se determina cada vez como ente desde una posibilidad que él es. Y esto quiere decir, a la vez, que él comprende en su ser de alguna manera”. Esta frase deriva de lo que se ha escrito en los párrafos anteriores acerca de la existencialidad de la “esencia” del Dasein, porque aquí se nos está diciendo que “lo que” el Dasein es en cada caso depende de la posibilidad en que él está existiendo, y esta posibilidad está de tal manera abierta a sí misma que el Dasein siempre la comprende; esto es, se comprende a sí mismo en ella. La pregunta que surge entonces es: ¿a partir de qué posibilidad vamos a analizar al Dasein? La respuesta es: no a partir de una determinada posibilidad, sino partiendo desde el hecho de que haya posibilidades en el Dasein. Por consiguiente, lo que nos interesa no son las distintas maneras de ser del Dasein, sino su estructura ontológica que se da siempre en esos modos ónticos. Para que esta estructura ontológica se nos muestre en su máxima simplicidad, es necesario partir de la existencia cotidiana de este ente, de la existencia que será siempre, “todos los días”, y no en forma excepcional o extraordinaria, como sería el caso, por ejemplo, de la existencia del santo, del héroe o del genio. Hay aquí una frase muy importante de Heidegger que es necesario destacar. Es la siguiente: “A partir de este modo de ser y retornando a él es todo existir como es”. ¿A qué modo de ser se está refiriendo Heidegger? A la “indiferencia de la cotidianidad del Dasein”, de la cual afirma inmediatamente que “no es una nada, sino un carácter fenoménico positivo de este ente”. A esa indiferencia cotidiana del Dasein la llamará Heidegger “medianidad” (Durchschnittlichkeit).
8. En el párrafo 8 se nos dice que esta cotidianidad mediana que constituye la inmediatez óntica del Dasein –entiéndase: el modo más radical e indeterminado que tiene el Dasein de ser el ente que él es– ha sido habitualmente pasada por alto. Y no sólo eso, sino que sigue siendo pasada por alto una y otra vez cuando se habla de la existencia humana. “Lo ónticamente más cercano y conocido es lo ontológicamente más lejano y desconocido, y permanentemente soslayado en su significación ontológica”. Es lo que resalta Heidegger en la espléndida frase que cita de San Agustín: “¿Qué cosa hay más cercana a mí que yo a mí mismo? Ciertamente me esfuerzo en mí mismo; he llegado a ser para mí como una tierra de dificultades y de sudor abundante”. Heidegger nos advierte que este texto de San Agustín puede ser interpretado tanto desde el punto de vista de “la opacidad óntica y preontológica del Dasein”, como, con mayor razón, de “la tarea ontológica”. A lo que se refiere Heidegger con estas palabras –y sobre todo con aquello de la opacidad óntica del Dasein– es, en primer lugar, la dificultad que el hombre tiene de conocerse a sí mismo en su propia existencia, y en segundo lugar, la dificultad de teorizar este conocimiento. Y esta dificultad de la teorización del propio ser del Dasein es, a su vez, doble: la dificultad de conocer teóricamente la propia persona singular y la dificultad de conocer la estructura general del Dasein.
9. Este párrafo es importante porque aclara que esa cotidianidad media de la que se viene hablando no es un “mero aspecto”. Esto quiere decir que no es algo que se nos da desde una determinada perspectiva, algo en que no estuviera implicada la existencia misma del Dasein. Por eso Heidegger añade: “también en ella le va al Dasein... su ser”. Y uno de los modos como al Dasein le puede ir su ser es, por ejemplo, “huyendo ante él y olvidándose de él”.
10. Muy importante en este contexto es el párrafo 10, donde se sale al paso de un posible malentendido, según el cual se pensaría que el despliegue del Dasein en su cotianidad mediana sólo podría dar estructuras medianas, en el sentido de estructuras indeterminadas y vagas. Lejos de eso, “lo que ónticamente es en la manera de la medianidad, puede muy bien ser aprehendido ontológicamente en estructuras concisas...”. Es necesario fijarse en la última afirmación del párrafo 10 que sostiene que estas estructuras ontológicas obtenidas de la cotidianidad mediana “no se distinguen estructuralmente de las determinaciones ontológicas de un modo propio de ser del Dasein”.
11. A los caracteres de ser del Dasein que se obtienen mirando hacia la estructura de su existencia, Heidegger los llamará “existenciales” (párrafo 11), y los distinguirá de las “categorías” que son los modos de ser de los entes que no son Dasein.
12. El párrafo 12 sirve para conectar el parágrafo 9 con el 10. Empieza este párrafo recordando algo que ya se dijo en la Introducción; vale decir, “que la analítica existencial del Dasein contribuye a promover una tarea cuya urgencia es apenas menor que la de la pregunta misma por el ser.” Esta tarea consiste en descubrir el apriori que ha de ser visible si la pregunta acerca de “qué es el hombre” ha de ser discutida filosóficamente. Ese apriori de que habla aquí es el que pone al descubierto la analítica existencial del Dasein. Por eso esta analítica es previa a toda antropología, a toda psicología, y con mayor razón aún a toda biología.
Las últimas tres líneas de este párrafo muestran cuál es la función del parágrafo 10 dentro del contexto de Ser y tiempo.
§ 10 Delimitación de la analítica del Dasein frente
a la antropología, la psicología y la biología
1. En el párrafo 1 se explica qué es lo que se pretende hacer en este parágrafo 10:
“Después de haber hecho un primer bosquejo positivo del tema de una investigación, siempre es importante caracterizarlo por lo que él excluye...”. ¿Cuál es el primer bosquejo positivo que se ha hecho y cómo se ha realizado? Se ha precisado el tema de la analítica del Dasein (parágrafo 9), y se lo ha hecho describiendo las características fundamentales del Dasein. Después de esto es necesario deslindar la analítica del Dasein con respecto a otras investigaciones relacionadas con el ser humano. En el texto, Heidegger habla de “cuestionamientos e investigaciones” que han sido hechos antes de esta analítica del Dasein y que apuntaban “hacia el Dasein”. En una nota del Hüttenexemplar, que obviamente es muy posterior a la redacción de Ser y tiempo, Heidegger se corrige a sí mismo con las siguientes palabras: “no apuntaban en absoluto hacia el Dasein”. Lo que quiere decir Heidegger es que ni la antropología, ni la psicología, ni la biología, pero tampoco la filosofía de la vida (Dilthey), ni la fenomenología de la personalidad de Husserl y Scheler, tocaban aquello que se abre en Ser y tiempo con la analítica del Dasein.
2. En el párrafo 2 se nos propone una orientación histórica con el fin de aclarar el propósito de la analítica existencial: “Descartes, a quien se atribuye el descubrimiento del cogito sum como punto de partida para el cuestionamiento filosófico moderno, investigó dentro de ciertos límites, el cogitare del ego. En cambio deja enteramente sin dilucidar el sum...”. Basándose en este hecho histórico, Heidegger aclara que la analítica del Dasein “plantea la pregunta ontológica por el ser del sum”.
3. En el párrafo 3 se precisa esta ejemplificación histórica con el fin de evitar un posible error de interpretación. Se nos dice, entonces, que la analítica existencial deberá cuidarse en forma particular del error de “partir de un yo o sujeto inmediatamente dado”, como era el caso en Descartes, pues en tal caso se “yerra en forma radical el contenido fenoménico del Dasein”. El Dasein es justamente algo enteramente diferente de todo “sujeto” (hypokeimenon). Al final del párrafo Heidegger explica por qué no empleará los términos de “sujeto”, “alma”, “conciencia”, “espíritu” y “persona”. “Todos estos términos nombran determinados dominios fenoménicos ‘susceptibles de desarrollo, pero su empleo va siempre unido a una curiosa no necesidad de preguntar por el ser del ente así designado”. Esta razón que da Heidegger para no emplear los términos recién nombrados no parece demasiado convincente, pues es en principio perfectamente posible hablar de esas cosas aclarando lo que se quiere decir. Por lo menos, esto vale para la palabra “espíritu” y la