Jorge E. Rivera

Comentario a "Ser y tiempo" de Martin Heidegger - Vol. II, Primera sección


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anticuada e incluso muchas veces no se la entiende en absoluto, y, en segundo lugar, porque ese “estar junto” no dice lo que significa el bei en el texto de Heidegger. Es cierto que bei puede significar a veces “junto”, pero tiene en alemán también muchas otras significaciones como, por ejemplo, studieren bei, “estudiar con alguien”, o wohnen bei, que quiere decir “vivir en casa de...”. En nuestro caso el Sein bei es estar en medio de, y esto significa que las cosas comparecen ante nosotros, que las tenemos presentes y que nos movemos entre ellas. El propio Heidegger cambiará más tarde la expresión Sein bei dem Seienden (“estar en medio de los entes”) por la expresión Sein inmitten des Seienden, que no puede traducirse de otra forma que “estar en medio de los entes”.

      10. En el párrafo 10 se nos dice que, por consiguiente, “el ‘estar en medio’ del mundo [das ‘sein bei’ der welt] como existencial, no mienta jamás algo así como el mero estar juntas de cosas que están ahí. No hay algo así como un ‘estar juntos’ del ente llamado ‘Dasein’ con otro ente llamado ‘mundo”. Heidegger pone un ejemplo en que el bei significa “junto”: “la mesa está ‘junto’ a la puerta [bei der Tür]”. Este “junto”, aunque fuere una absoluta cercanía a la puerta, nunca podría llegar a ser un tocar de la silla a la puerta. Para que pueda haber un tocar de especie semejante sería condición indispensable que la pared pudiera comparecer para la silla: “dos entes que están-ahí dentro del mundo y que, además, por sí mismos carecen de mundo, ‘no pueden tocarse jamás, ninguno de ellos puede [en rigor] ‘estar junto’ al otro”. Esta frase de Heidegger es una demostración más de que bei no puede traducirse como “junto”.

      Cuando delimitamos el estar-en existencial, diferenciándolo ontológicamente del “estar-dentro-de” de un ente que está ahí, en tanto que categoría, no le negamos por esto al Dasein toda suerte de espacialidad. Como se verá más adelante en los parágrafos 22, 23 y 24, el Dasein tiene también una manera peculiar de estar en el espacio. Sin embargo, esta espacialidad del Dasein sólo es posible sobre la base del estar en el mundo.

      11. Tampoco es posible aclarar ontológicamente el estar-en del Dasein mediante una caracterización óntica, como sería, por ejemplo, decir que estar en un mundo es una propiedad espiritual de la existencia humana, y que la “espacialidad” del hombre es un modo de ser derivado de su corporalidad. “Al decir esto, volvemos a encontrar un estar-ahí-juntas de una cosa espiritual así constituida y de una cosa corpórea; con lo que el ser mismo del ente así compuesto viene a quedar enteramente oscuro”. Por el contrario, sólo la comprensión del estar-en-el-mundo, como existir esencial del Dasein, hace posible la intelección de la espacialidad existencial de este ente.

      12. En el párrafo 12 se nos dice que, por razón de su facticidad, el estar-en-el-mundo del Dasein ya se ha dispersado y fragmentado en determinadas formas de estar-en. A manera de ejemplo se enumera una buena cantidad de posibles formas de estar-en: habérselas con algo, producir algo, cultivar y cuidar alguna cosa, usar algo, abandonarlo y dejar que se pierda, emprender una tarea, llevar a término esa tarea, averiguar algo, interrogar, contemplar, discutir, determinar... Todas estas maneras de estar-en caen bajo el modo de ser que Heidegger llama el Besorgen. Esta palabra deriva del término alemán Sorge, que se ha traducido al español como “cuidado”. Como se verá en el Capítulo sexto de esta Primera Sección, la Sorge es el ser del Dasein. Este ser consiste en una especie de cuidado de sí mismo que tiene tres momentos esenciales: 1º El salir fuera de sí a lo que todavía no se es, pero que de alguna manera se es en tanto que posibilidad de existencia. El ser humano vive siempre anticipándose a sus posibilidades. 2º El Dasein, desde que empieza a ser, es decir, desde que se encuentra consigo mismo, comprende esta existencia suya como algo que ya es. Este ya es el radical pasado del Dasein. 3º Entre el futuro de las posibilidades y del ya estar siendo se encuentra la situación presente en que estamos instalados en todo momento de nuestra existencia.

      El Besorgen no es otra cosa que la Sorge vertida sobre unas cosas con las que trata. El prefijo Be- indica que el verbo que se construye con este prefijo es transitivo; esto es, que se realiza inmediata y directamente en unas cosas sobre las cuales recae la actividad del verbo. Besorgen es, pues, la actividad en que la Sorge se vuelca hacia unas cosas con las que trata; Besorgen viene a ser entonces la ocupación de la Sorge en su trato con las cosas. Es el estar-ocupado-con-las-cosas. En el mismo párrafo 12 se nos advierte que hay también modos deficientes del ocuparse, o sea del Besorgen, como son, por ejemplo, el dejar de hacer algo, el omitir una acción, el renunciar a algo, el reposar. Modos “deficientes” del ocuparse significa aquí modos negativos de ocuparse. Si yo estoy cepillando una tabla y dejo momentáneamente de cepillarla para descansar, este dejar de cepillar es un modo de tratar con la tabla, es un modo deficiente del Besorgen. Heidegger indica en este párrafo 12 otros sentidos de la palabra Besorgen en alemán. Es lo que llama su significación precientífica. “En contraposición con estas significaciones precientíficas y ónticas la expresión ‘ocuparse de algo’ [Besorgen] se usa en la presente investigación como término ontológico (como un existencial) para designar el ser de una determinada manera de estar-en-el-mundo (…). Puesto que al Dasein le pertenece por esencia el estar-en-el-mundo, su estar vuelto al mundo es esencialmente ocupación”.

      13. En el párrafo 13 se aclara que, “según lo dicho, el estar-en no es una ‘propiedad’ que el Dasein tenga a veces y otras veces no tenga, una ‘propiedad’ sin la cual él pudiera ser al igual que con ella. No es que el hombre ‘sea’, y que también tenga una relación de ser con el ‘mundo’ ocasionalmente adquirida”. El Dasein jamás puede estar privado de estar-en. El Dasein no es un ente al que de vez en cuando le venga en ganas establecer una “relación” con el mundo. El Dasein es constitutivamente versión al mundo.

      14. En el párrafo 14 se nos advierte que cuando en la época en que se escribió Ser y tiempo se decía: “el hombre tiene su mundo circundante”, este decir no logrará adquirir una significación ontológica mientras no se precise el sentido de ese “tener”. “Por lo que respecta a su posibilidad, el ‘tener’ está fundado en la constitución existencial del estar-en (…). La locución ónticamente trivial de tener un ‘mundo circundante’ es un problema desde el punto de vista ontológico”. Para resolver este problema es necesario determinar previamente el ser del Dasein de un modo ontológicamente suficiente. Es lo que Heidegger va a hacer en Ser y tiempo. La biología de esa época, sobre todo después de K.E. von Baer, hacía uso frecuente de la expresión “mundo circundante”. Heidegger se defiende de la posible acusación de biologismo por emplear esa misma expresión en su filosofía. Al mismo tiempo nos advierte que la biología, como ciencia positiva que es, no puede jamás encontrar ni determinar esta estructura ontológica; lo único que ella puede y tiene que hacer es presuponerla y hacer uso de ella. Dicha estructura ontológica tampoco puede ser explicitada filosóficamente ni siquiera como un apriori del objeto de la biología, si no ha sido previamente comprendida como estructura del Dasein. Heidegger insiste en que “sólo orientándose por la estructura ontológica así comprendida se puede delimitar apriori por vía de privación la estructura ontológica de la vida”.

      15. En el párrafo 15 Heidegger se hace una especie de objeción a sí mismo: “¿no se mueve exclusivamente en enunciados negativos la determinación de este ser hecha hasta ahora? Lo único que se nos dice es lo que este estar-en, presuntamente tan fundamental, no es”. A esta objeción se responde que este predominio de la caracterización negativa no es un azar, pues la caracterización negativa pone de manifiesto la peculiaridad del fenómeno que se está describiendo, y de este modo esa caracterización resulta positiva en el sentido de que ella se ajusta al fenómeno. “La exhibición fenomenológica del estar en el mundo tiene el carácter de un rechazo de distorsiones y encubrimientos de este fenómeno. Porque él siempre ya está ‘visto’ de alguna manera en todo Dasein. Y esto es así porque él constituye una estructura fundamental del Dasein, en tanto que con su ser, el Dasein queda ya cada vez abierto para su comprensión del ser”. Junto con esta apertura a la comprensión del ser, acontece, sin embargo, una no menos radical distorsión de ese fenómeno que la mayor parte de las veces queda comprendido erróneamente en su dimensión ontológica. Este “ver en cierta manera, pero la mayor parte de las veces comprender erróneamente”, se funda a su vez en la misma constitución de ser del Dasein, que Heidegger