enfatizando esta doctrina desde entonces. No obstante, hay un segundo aspecto de este versículo que también debemos examinar. Creo que era igualmente importante para Lutero, pero no se ha prestado tanta atención a esta doctrina hasta el siglo pasado. El segundo punto es que la santificación también es por fe.
¿Qué significa que la justicia de Dios se revela “por fe y para fe”? En realidad, esta traducción (Reina Valera 1960) es difícil de entender. En el griego, dice literalmente, “ek pisteos eis pistin”, es decir, desde la fe hacia la fe. La palabra “ek” es una preposición usada frecuentemente para indicar movimiento de adentro hacia afuera, por ejemplo, cuando alguien sale de una casa. El segundo término, “eis”, se usa para indicar movimiento desde afuera hacia adentro, por ejemplo, cuando alguien entra la casa. Es decir, la justicia sale de la fe y vuelve a la fe, o comienza en la fe y termina en la fe. Creo que la traducción de la Nueva Versión Internacional comunica la idea: “por fe de principio a fin”. La vida cristiana es como un puente; comenzamos por la fe en un lado, y terminamos por la fe en el otro lado. El terreno que sostiene todo es la gracia de Dios recibida por fe.
Este versículo es una introducción al resto de la carta a los romanos, que primero trata el tema de la justificación (capítulos 1-5) y después trata el tema de la santificación (capítulos 6-8). Lo que quiere decir Pablo es que nuestra justicia no viene de nosotros, sino de Dios, y esa justicia incluye tanto nuestra justificación como nuestra santificación. Algunos piensan que tienen que seguir su vida cristiana por esfuerzo propio, pero es de vital importancia entender que la santificación también es por fe.
Para repasar: ¿Cuál es la traducción de Romanos 1:17 que se recomienda? Para reflexión: ¿Cree que muchos cristianos no han comprendido la importancia de la gracia? ¿Cómo les afecta?
A. La justificación por fe
La justificación tiene que ver con nuestra relación legal con Dios. Tiene dos aspectos: el perdón de nuestros pecados y la recepción de la justicia positiva de Cristo. Por la muerte de Cristo en la cruz, somos perdonados y somos considerados justos. Somos liberados de la culpa y recibimos la justicia de Cristo en nuestra cuenta, a nuestro favor. El resultado es que somos liberados del castigo que merecemos.
Es como si tuviéramos un libro de vida, lleno de anotaciones negativas. El Señor no solamente borra los pecados, sino también nos da un libro completamente nuevo, que contiene la justicia y las buenas obras de Jesucristo. La justificación es un veredicto divino en el que Dios nos declara justos.
Romanos 3:20-28
ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús. ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.
Recibimos la justificación por la fe, y no por las obras. Si tratáramos de justificarnos por obras, ya no sería por gracia. Además, tendríamos que ser absolutamente perfectos, porque Dios es totalmente santo, y debe castigar el pecado. Sería como tratar de saltar a la luna. No podemos llegar a la luna sin un cohete, y Cristo es nuestro “cohete”.
Cuando el carcelero de Filipos preguntó a Pablo y Silas, “¿Qué debo hacer para ser salvo?”, contestaron simplemente, “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hechos 16:30-31). Cuando preguntaron a Jesús, “¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?”, Él contestó, “Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado” (Juan 6:28-29).
Antes de su conversión, el famoso predicador Charles Spurgeon asistía desesperadamente a una y otra iglesia. Esperaba escuchar el secreto de lo que él debía hacer para obtener paz con Dios. Un día cuando caía mucha nieve, no pudo llegar a la iglesia que quería asistir, y tuvo que ir a una pequeña capilla cercana. Entró silenciosamente y se sentó muy atrás. El pastor no había llegado debido al mal tiempo, y estaba predicando un humilde laico con poca preparación. El hombre sencillo no sabía desarrollar un sermón; simplemente describía a Jesús en la cruz: los clavos, Su dolor, y la sangre. Se fijó en el asistente desconocido, y le apuntó el dedo diciendo, “Joven, ¡mira a Cristo!” Desde ese momento los pensamientos de Spurgeon quedaron fijos en Cristo, imaginándolo en la cruz muriendo por él, y sintió la paz que tanto anhelaba. Se dio cuenta de que no tenía que hacer nada más; Cristo ya había hecho todo por él. Tal como dijo mi suegra cuando leímos Romanos 8, “¿Si Cristo murió por mí, cuál es mi problema?” Esto es la justificación por fe. Sucede en un solo momento cuando una persona recibe a Jesús como Su Señor y Salvador personal, y no se pierde nunca.
Para repasar: 1. Defina la justificación. 2. ¿La justificación tiene que ver con qué aspecto de nuestra relación con Dios? 3. Anote los dos aspectos de la justificación. 4. ¿Cómo recibimos la justificación?
B. La santificación por fe
La santificación es el proceso de nuestro crecimiento gradual, y tiene que ver con nuestra relación personal con el Señor. Tal como en un matrimonio, hay un aspecto legal y un aspecto personal, también en nuestra relación con Dios. En el matrimonio, dos personas hacen promesas públicas, y firman un libro en el registro civil, haciendo un pacto legal. Esto se hace en un momento, y son declarados casados. Este primer aspecto corresponde a la justificación. Pero también viven juntos, experimentando un proceso de crecimiento en su relación. Aprenden cómo piensa y cómo se siente la otra persona. Procuran agradar y hacer el bien el uno al otro. Este segundo aspecto es parecido a la santificación.
Algunos no se percatan de que la santificación también es un aspecto de la salvación y que también es por gracia mediante la fe. No es algo que logremos por esfuerzo propio, sin la obra del Espíritu Santo. Cristo nos salva de la culpa del pecado en la justificación, y nos salva del poder del pecado en la santificación.
Romanos 6:14
Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
Romanos 6:1-2
¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
2 Corintios 5:17
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Es muy frecuente que alguien comienza su vida cristiana confiando plenamente en Cristo para su perdón, pero pronto cae en el error de tratar de santificarse por esfuerzo propio. Aunque no debemos abusar de la gracia de Dios, esto es un engaño muy peligroso, porque pone todo el énfasis en lo que la persona puede lograr, y quita la vista del Señor.
Esto es justamente lo que le pasó a los Gálatas. Comenzaron bien, pero pronto llegaron los legalistas, diciendo que deberían ser circuncidados y seguir las costumbres judías. Pablo advierte que eso sería legalismo. Creo que estamos haciendo algo parecido cuando pretendemos ganar puntos con Dios o lograr nuestra propia santificación, sin la ayuda del Espíritu Santo.
Gálatas 3:3 ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?
Piense en una rama suelta, tratando de producir fruto. ¡Simplemente no puede! Tiene que ser injertada a la vid primero. Es así de imposible que una persona se