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Georgia


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hacer

       Decir algunas palabras en georgiano que habrá podido aprender antes de partir. Los georgianos apreciarán sus esfuerzos. Incluso si habla ruso, se recomienda que al menos salude y dé las gracias en georgiano.

       Llevar bombones (konfiekt) o chocolates cuando sea invitado por los georgianos. Es el detalle más común y el más apreciado. Podrá encontrarlos en pequeñas tiendas o quioscos. También puede llevar flores. A los niños regálele caramelos.

       Fijar el precio por adelantado de cualquier servicio solicitado. Los caucásicos son personas de honor y de palabra, así que si ha cerrado algún trato, podrá hacerlo valer cuando llegue el momento sin miedo a ser engañado; su interlocutor reconocerá la palabra dada. No suba a un taxi sin haber fijado el precio con antelación, o ya no podrá negociar en otro momento. Si se resisten a fijar un precio por vergüenza (falsa o no), insista cordialmente. Esta regla de oro le permitirá viajar tranquilo y no ser estafado.

       Viajar con un botiquín bastante completo (aspirina, antibióticos de amplio espectro para adultos y niños, etc.) y dejárselo eventualmente a sus huéspedes. Los medicamentos son caros y la solidaridad juega un papel fundamental en caso de problemas médicos. Es habitual intercambiar aspirinas entre vecinos.

       Ceder el asiento en los transportes públicos a la gente mayor y a mujeres con niños (si es hombre, dejar el asiento a cualquier mujer estará bien visto). El respeto hacia los ancianos y las mujeres forma parte de las costumbres georgianas.

       Tener cuidado con los perros. La correa y el bozal no son los utensilios caninos más vendidos. No es raro ver perros pasearse solos y sin ningún tipo de vigilancia. Sea aún más cauteloso si decide salir de la ciudad o si se acerca a alguna fábrica o a algún rebaño de ovejas, que a menudo son custodiados por grandes pastores caucásicos, molosos capaces de matar a un lobo. En las montañas, y en particular en Tusheti, es un gran problema. Rodee los rebaños y confíe en algunas técnicas locales, dependiendo de las regiones.

       Llevar faldas largas y pantalones (para los hombres) cuando visite monasterios. Algunas iglesias les facilitan faldas largas a las mujeres que las visitan. Además, las mujeres también deben cubrirse la cabeza; para ello, prevea un pañuelo, aunque muchas iglesias también los proporcionan. Debe tener en cuenta que en una sinagoga es el hombre el que debe cubrirse la cabeza, y en una mezquita (Batumi o Tiflis) también debe quitarse los zapatos.

       Llevar siempre pequeñas cantidades de dinero (dinero suelto) para pagar, proporcional a la suma solicitada: los comerciantes o conductores de autobús rara vez llevan suficiente cambio. Si para un coste de 5 lari entrega 20, eso puedo suponer todo un contratiempo. Cuanto más pequeño es el lugar, más se debe tener en cuenta.

      Qué no hacer

       Intentar adentrarse en Osetia del Sur o Abjasia sin solicitarlo previamente. Las fronteras con zonas en conflicto son inaccesibles y puede ser expulsado del territorio. Es imposible predecir lo que podría ocurrir en un punto de control, pero aun así no vale la pena asumir riesgos. Si está decidido a aventurarse, no debe hacerlo sin haber entablado antes contacto con las autoridades separatistas.

       Hacer toples en la playa. El uso del monokini está lejos de considerarse una costumbre y no se muestra mucho en la costa del mar Negro; el traje de baño es indispensable.

       Mostrar ostensiblemente su homosexualidad. En este caso, Georgia sigue siendo un país muy tradicional e intolerante. Aunque crea que vale la pena luchar por cambiar las costumbres, no se lance descaradamente al vacío en una conversación, porque puede ser entendido como una provocación y los caucásicos suelen ser muy testarudos. En todo tema sensible, como los pensamientos xenófobos o nacionalistas, la mejor opción es evitar cualquier enfrentamiento. Si alguien le dice: «No me gustan los…», la mejor respuesta es: «Ah, ¿sí? Yo conozco uno que es muy simpático…», en vez de: «¿Cómo puede decir eso? ¡Menuda barbaridad!», etc.

       Interpretar como señal de homosexualidad el hecho de ver a dos hombres caminando cogidos del brazo.

       Rechazar platos servidos en un banquete. Vale la pena honrar y valorar la cocina de su anfitrión.

       Llevar una botella de vino cuando le inviten a una supra: sería una ofensa para su anfitrión pues creería que su vino no es bueno. Todo lo contrario de la costumbre española.

       Mostrar ostensiblemente su dinero en público. No tiente al diablo. Hágase con pequeñas sumas en las oficinas de cambio. Evite los negocios con extraños en la calle. Esta observación sirve para todas las muestras de riqueza: alhajas, videocámaras, cámaras de alta gama...

       Coquetear abiertamente con una bella georgiana. Aunque la sociedad se haya abierto a las influencias externas y se haya vuelto más permisiva, principalmente en Tiflis y las grandes ciudades. En el campo, las tradiciones familiares siguen estando muy marcadas. Los hermanos, a menudo, tienen el cometido de salvar «el honor de la familia», cuestionando las intenciones del pretendiente.

       Tomar a un georgiano por un ruso… y decírselo. Esta confusión podía ser habitual en la época de la Unión Soviética, pero hoy no. Los georgianos son muy quisquillosos en estos temas y tienen un sentimiento de pertenencia a la nación muy desarrollado. Si sabe ruso, pregunte gentilmente a su interlocutor si lo habla, de esta manera evitará situaciones tensas o molestas.

       Desafiar a uno o varios georgianos para ver quién bebe más. Incluso los viajeros más entrenados no podrán competir con los georgianos menos bebedores.

       Negarse a beber (esto se refiere principalmente a los hombres) en un banquete donde usted es el invitado de honor. Salvo que tenga una razón de peso, será muy complicado convencer a sus anfitriones de que no puede beber. Incluso si los georgianos beben de un trago, es primordial participar en el brindis: beba al menos un poco por cortesía. Sepa que intentarán que beba todo lo posible. Rechazar el vino no está bien visto. Si está asustado y no quiere beber ni una sola copa, utilice como pretexto una razón médica. Si no, déjese servir de nuevo (en vez de negarse fríamente, lo que podría tomarse como una falta de respeto y no valdría para nada). Lo más importante en la mesa es tener siempre el vaso lleno, pero procure beber poco en cada brindis y aguante las burlas y reproches que puedan hacerle por ello.