Cf. ibid, especialmente nota 45.
[17]. Ibid.
[18]. Cf. TN III, p. 702.
[19]. Martin Heidegger, Kant y el problema de la metafísica, trad. Gred Ibscher Roth, México, FCE, 1954, p. 161.
[20]. Ibid.
[21]. Martin Heidegger, op. cit., p. 164.
[22]. R. Torreti, op. cit., p. 428.
[23]. CRP, p. 106, KrV A 161-B 200.
[24]. M. Heidegger, op. cit. p. 82.
[25]. CRP, p. 99; KrV A 142-B 181.
[26]. M. Heidegger, op. cit., p. 92.
[27]. Ibid.
[28]. CRP, p. 100; KrV A 145-B 184.
[29]. Ibid.
[30]. KrV A 176 (trad. mía). En la segunda edición el principio es enunciado en estos términos: “La experiencia sólo es posible a través de la representación de un enlace necesario de las percepciones” KrV B 218 (trad. mía).
[31]. CRP, p. 113; KrV B 219.
[32]. CRP, p. 114; KrV A 178-B 220.
[33]. CRP, p. 114; KrV A 177-B 219.
[34]. CRP, p. 115; KrV B 224.
[35]. CRP, p. 116.
[36]. Cf. CRP, p. 115; KrV A 179-B 222.
[37]. KrV A 176-B 219 (mi traducción y subrayado).
[38]. TN III, p. 705.
[39]. CRP, p. 119; KrV B 233.
[40]. Ibid.
[41]. CRP, p. 119; KrV A 189.
[42]. CRP, p. 119; KrV A 189-B 234.
[43]. CRP, p. 124; KrV A 201-B 246.
[44]. TN III, p. 706.
[45]. Aun cuando luego su interpretación avanza por carriles diferentes, también Joseph Moreau se ve obligado a distinguir entre un tiempo real, el tempus aequaliter fluit de Newton, que hace posible la causalidad, y el tiempo de la representación objetiva causal, aunque deja en claro que lo que fluye no es el tiempo, cuya continuidad es, por así decir, inmutable, sino los objetos en él. Escribe Moreau: “Este tiempo inmutable, es aquel que interviene en las ecuaciones de la mecánica, por el cual se hace posible la representación objetiva, la determinación matemática del movimiento; él es representado por una línea, y a los puntos que se pueden distinguir en esta línea corresponden instantes sucesivos en el tiempo”; Joseph Moreau, “Le temps de la représentation”, en: Les etudes philosophiques (3), 1980, pp. 273-284, aquí p. 274, (subrayado mío). Otro intérprete de Kant, Friedrich Kümmel, ha notado esta convergencia de realidad e idealidad del tiempo, sólo que en lugar de interpretarla como convergencia de dos dimensiones que se necesitan mutuamente –el tiempo real al que estamos sometidos y la temporalización del tiempo como modo libre de espontaneidad cognoscitiva– la ha interpretado como ambigüedad en el concepto de tiempo. Escribe Kümmel: “Como condición del conocimiento ellos [tiempo y espacio] se vuelven para Kant formas de la manifestación de la libertad misma, que se empuña y se afirma a sí misma en su síntesis [idealidad del tiempo]. Pero al mismo tiempo se afirma una noción de tiempo como plexo general legal causal que excluye de sí la libertad [realidad del tiempo]. En esta inconciliable contradicción de una libertad que constituye el conocimiento como sistema necesario y que a la par se excluye de este [sistema] se expresa con claridad la ambivalencia del concepto de tiempo subyacente”, Friedrich Kümmel, “Zeitbewußtsein als Einheit von Spontaneität und Rezeptivität”, en Zeitschrift für philosophische Forschung, Januar-März 1972, Band 26-Heft 1, pp. 21-28, aquí p. 28.
[46]. Cf. KrV A 202-B2 46.
[47]. CRP, p. 128; KrV B 256.
[48]. Ibid.
[49]. CRP, p. 129; KrV A 212-B 259.
[50]. Cf. para el desarrollo de esta idea R. Torreti, op. cit., pp. 458-459.
[51]. En términos de Kant: “El tiempo no es considerado como aquello dentro de lo cual la experiencia determina inmediatamente su lugar a cada existencia, cosa imposible porque el tiempo absoluto no es objeto alguno de percepción [...], sino que la regla del entendimiento por medio de la cual tan sólo puede la existencia de los fenómenos recibir unidad sintética, según relaciones de tiempo, determina a cada uno de ellos su lugar en el tiempo, por lo tanto a priori y con validez para todo tiempo”, CRP, p 130; KrV A 215; B 262.
[52]. CRP, p. 130; KrV A 215-B 262, mi subrayado.
[53]. TN III, p. 707.
[54]. TN III, p. 708.
[55].