Rafael E. López-Corvo

Diccionario de la obra de Wilfred R. Bion


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los términos técnicos se gastan con el uso y se transforman en una moneda gastada que ha perdido su valor […] La teoría sobre la contra-transferencia representa la relación transferencial que el analista tiene hacia su paciente sin saber que la tiene […] Uno no puede usar la contratransferencia en el consultorio; es una contradicción de términos. Para usar el término en esa forma [para interpretar] significa que habría que inventar un nuevo término para hacer el trabajo que solía hacerse con la palabra ‘contra-transferencia’. Corresponde a un sentimiento inconsciente sobre el paciente, y siendo inconsciente no hay nada que podamos hacer sobre ello (BL2, pp. 87-88).

      Y más adelante, cuando alguien pregunta sobre el que un analista haga uso de la contratransferencia en la fabricación de la interpretación, dice:

      Creo que es mejor buscar otro analista, porque la interpretación analítica que es estimulada por la contratransferencia tiene mucho que ver con el analista. Si el analizando tiene suerte a lo mejor también tiene que ver con él. Tarde o temprano, un análisis basado en la contratransferencia se convertirá en un desastre, o por lo menos en un fracaso, porque todas las interpretaciones tendrán poco que ver con el analizando y mucho que ver con el analista. En MEDICINA física esto se hará evidente desde muy temprano si el cirujano ha operado basándose en la contratransferencia y no basándose en los hallazgos anatómicos y fisiológicos (BL2, p. 189).

      En otro momento se refiere al peligro de la ‘contra-actuación’, por ejemplo, en relación con el «odio maligno, criminal y sádico desprovisto de insight, que el paciente puede provocar en el analista. Según Bion, la misma ausencia de insight, o resistencia en usarlo, observado en el paciente, puede inducir sentimientos parecidos en el analista en la forma de: ‘de-ninguna-manera-voy-a-darle-una-interpretación’. «¿Por qué debo dar una interpretación sin lo que llamo una ‘evidencia’?» (C, p. 301). O en otro momento, como hablando consigo mismo, dice:

      Siento un profundo letargo. No puedo ver mi camino, y cuando no puedo ver mi camino no siento ninguna DISPOSICIÓN a actuar como si lo viera, o en una manera que pudiese dar lugar a la fantasía tranquilizante de que podría. No tengo la menor idea. Ni tampoco nadie la tiene. Realmente es absurdamente simple —salvo que uno lo quiera complicar. ¡Cuando no haya nada que hacer —no lo hagas!» (Ibid, pp. 301-302)

      Resulta difícil, por otra parte, dejar de preguntarse sobre el conflicto que se le presenta al lector de Bion, cuando compara estos pronunciamientos con sus nociones de «ACTO DE FE», o «devenir en O». Se podría quizás hacer la siguiente pregunta: ¿Puede existir algún analista que haya sido suficientemente analizado, como para no tener sentimientos contratransferenciales, en el sentido expuesto por Bion, y saber por lo tanto que cuando interpreta en un estado de ‘ALUCINOSIS’ (véase), o utilizando un ‘acto de fe’, no está haciendo uso de la contratransferencia? Es muy posible que Bion hubiese discriminado entre un aspecto «patológico» correspondiente a la contratransferencia propiamente dicha, y otro «normal» correspondiente a ‘O’ y al acto de fe. Un planteamiento de acuerdo con lo introducido por Gitelson (1952) quien diferencia entre las «reacciones del analista frente al paciente como un todo» (las «transferencias del analista») y las «reacciones del analista frente a aspectos parciales del paciente» (las «contratransferencias del analista»); una distinción que Racker (1957) amplía cuando diferencia entre las formas «concordantes» y «complementarias» de la contratransferencia.

      Cooperación (ingl.: Cooperation; ital.: Cooperazione; fr.: Coopération; ale.: Kooperation).

      Forma de relación voluntaria, consciente o inconsciente, que predomina entre los miembros de un GRUPO DE TRABAJO (W). La organización y estructura que la cooperación induce dentro del GRUPO conlleva a su vez una mayor cooperación. Equivale a la VALENCIA dentro del grupo dominado por un SUPUESTO BÁSICO (EG, p. 136).

      Correlación (ingl.: Correlation; ital.: Correlazione; fr.: Corrélation; ale.: Korrelation).

      Del latín correlatio, que en sentido amplio significa el carácter de dos términos correlativos, es decir, que no se dan el uno sin el otro. Hay correlación entre lo gordo y lo flaco, marido y mujer, etc. Desde un PUNTO DE VISTA matemático representa la rigidez de la relación existente entre dos variables. En geometría, por ejemplo, se dice que dos cantidades cualesquiera están en correlación una con la otra, cuando el valor de la primera fija exactamente el de la segunda. Así, el diámetro está correlacionado con la superficie del CÍRCULO (Foulquié, 1967). Bion plantea la posibilidad de utilizar la FRAGMENTACIÓN, como la observada en la REVERSIÓN DE LA PERSPECTIVA, como una forma de lograr correlación entre los segmentos producto de la fragmentación (Tr, pp. 66-67). Otros ejemplos serían la relación existente entre las diferentes partes disociadas en una estructura limítrofe tales como la adicción, en la que se observa una correlación entre la parte dependiente perversa y el arrepentimiento inducido por la culpa; o la correlación existente entre el SENTIDO COMÚN y el HECHO SELECCIONADO.

      «Cosa de tres-rodillas» (ingl.: Three-kneed thing; ital.: Cosa a tre-ginocchia; fr.: La chose à trois genoux; ale.: Dreischenkliges Ding).

      Bion asocia al MITO de EDIPO con un triángulo, no sólo por la triangulación del mito, sino además porque

      el término [triángulo] en griego podría ser traducido como ‘una cosa de tres rodillas y piernas iguales’. R. B. Onions27 [1951] ha mostrado —y a él no podría acusársele de algún afecto hacia las teorías de Freud sobre la sexualidad— que las rodillas, en la literatura griega temprana, estaban frecuentemente asociadas con los genitales. Esto me ha hecho mirar a la Quinta PROPOSICIÓN de EUCLIDES bajo una nueva luz [el que los ángulos del triángulo representen a los genitales]. También lo inclina a uno a intentar un reevaluación de la pregunta tradicionalmente atribuida a la Esfinge (C, pp. 201-202).

      (Véase PITÁGORAS, TEOREMA DE; EUCLIDES.)

      Término tomado por Kant del griego noumenon —participio pasado de noein, que significa pensar, concebir— para designar lo que la mente concibe más allá del FENÓMENO pero que no puede percibir, o sea, la cosa en sí, la realidad absoluta de la que no tenemos conocimiento EMPÍRICO o sensible, pero que podría ser conocida por intuición intelectual. Bertrand Russell (1945) explica a «la cosa en sí misma» como «causas de nuestras sensaciones, [las cuales] son incognoscibles; no están en el ESPACIO ni en el tiempo, no son substancias, ni pueden ser descritas por ninguno de esos otros conceptos generales que Kant llamó ‘categorías’» (p. 707). Bion homologa la cosa en sí misma con dos aspectos totalmente opuestos: a) Con O o verdad última inasible e incognoscible; b) Con el material que no puede ser transformado en PENSAMIENTO o ELEMENTOS BETA y que sólo sirve para ser evacuado en forma de IDENTIFICACIÓN PROYECTIVA. Dice Bion: «Pareciera como si la persona por una parte no pudiese conocer la cosa-en-sí-misma salvo sus CUALIDADES primarias y secundarias [se refiere a la ESCUCHA del analista]; mientras por otra parte, nunca pudiese ‘conocer’ nada, sino la cosa-en-sí-misma [se refiere al paciente psicótico]» (Tr, p. 40).

      En 1973: Bion dice:

      Cuando el NOÚMENO, la cosa-en-sí-misma, empuja hacia adelante lo suficiente, encuentra al objeto [REALIZACIÓN], una mente humana [por ejemplo], apareciendo entonces el dominio del fenómeno [...] El hombre religioso dirá ‘allí está, en realidad, Dios’. Lo que Freud y el psicoanálisis han investigado es el fenómeno (BL1, p. 41).

      Mediante la realización conocemos de lo desconocido, de la cosa en sí misma; representa