Claudia Liliana Perlo

Saber estar en las organizaciones


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agenda educativa centrada en primera persona y en la vida como valor primordial.

      La obra interpela nuestras concepciones más profundas del ser para generar un cambio genuino en el “saber estar” que entrelaza lo individual con lo colectivo, mostrando la totalidad. Así la vida, el diálogo y la afectividad ocupan un espacio central en un hacer comprometido con un otro-nosotros.

      Es importante destacar la multiplicidad de contexto organizativos, la escuela, sector productivo y la comunidad, que han sido espacios de investigación y aprendizaje en este trabajo.

      En la etapa de acción en los diversos contextos, la obra nos proporciona aprendizajes y experiencias sumamente significativas para todos, este movimiento es un ejemplo de danzar con la vida, considerando que todos podemos hacerlo confiando en la capacidad y la potencialidad de uno mismo y del otro.

      La relación sujeto- objeto en el proceso de investigación tradicional se encuentra aquí desdibujada. Las autoras no se conciben separadas del proceso de investigación, se perciben co-protagonistas de una revolución silenciosa basada en una búsqueda profunda del ser y el “saber estar” en la trama social. En esta revolución silenciosa el desafío asumido es tan comprometido como difícil. Se trata de integrar múltiples voces en un coro polifónico “indisciplinado”, para abordar realidades multidimensionales.

      Como se afirma en la obra: “Recuperaremos el sentido trascendente de la vida cuando podamos visualizar nuestra participación en la trama”.

      Reconociendo que esta trama es un tejido creativo, colorido, de múltiples hilos, que integra todas las hebras imprescindibles, presentes y entrelazadas desde el principio al fin de diversas maneras. Un tejido de infinitas posibilidades vinculadas por el hilo del amor.

      Finalmente, este valioso trabajo se ofrece aquí para todos nosotros, iluminando sombras, respetando, comprendiendo, ensayando nuevas relaciones y nuevas miradas. Danzando con la vida, simplemente amando

      María de los Ángeles Sagastizábal

      El presente prólogo es una construcción colectiva que recoge las voces de especialistas en la cuestión tratada en esta obra, quienes además nos han acompañado en diferentes momentos en este recorrido de veinte años de trabajo.

      “La polifonía no es confusión, sino multiplicidad de voces que componen un territorio vital de pensamiento. La indisciplina que propone esta obra no supone un hacer descuidado, sino el abandono del rigor mortis instituido por la búsqueda de un rigor vital, instituyente, creativo.

      El libro ha sido escrito porque ha sido vivido”, dicen las autoras. Y se nota en el movimiento al que nos invitan, en la reflexión afectiva a la que le dan voz, que a diferencia de la falaz distancia analítica, permite un encuentro vital con el conocimiento. De este modo van desplegando una concepción ontoepistemológica y metodológica que no disocia la teoría de la praxis, el conocimiento de la vida, el pensamiento del afecto. Esta ética-estética les permite desplegar un itinerario complejo de indagaciones a partir de una trayectoria de investigación-acción.

      Su apuesta es la de recuperar el conocimiento centrado en la vida, lo que las lleva a revisar y abandonar la concepción mecanicista-disciplinaria, qué ­como ha afirmado George Canguilhem- pretende “explicar la vida sin la vida”. Pero no se quedan en la crítica porque saben que no sólo no alcanza sino que puede empantanarnos. Se arriesgan a admitir que todo saber es necesariamente implicado y a explorar las relaciones entre el poder y el conocimiento para así desmontar la cultura del control propia de la sociedad disciplinaria y avanzar en la gestación de nuevos territorios convivenciales.

      Los paradigmas instituidos en la modernidad se caracterizaron por una concepción piramidal de la organización e individualista del sujeto. En cambio, este libro propone un abordaje complejo capaz de dar cuenta de la vida organizacional a partir de la comprensión de nuestra mutua interdependencia, de nuestra inextricable relación con los otros. Para hacer el tránsito desde la concepción jerárquico-mecánica de las organizaciones a un pensamiento entramado las autoras nos invitan a pensar desde una ética de la hospitalidad que nos permita romper el hechizo de la competencia, comprender el valor de la ayuda mutua y la potencia creativa del diálogo”.

      Dra. Denise Najmanovich

      Epistemóloga. Docente e Investigadora

      “En el texto aparecen conceptos que muchas veces olvidamos, o hasta ignoramos en nuestra tarea: convivencia, desarrollo, realización y una visión de la organización como necesario espacio de vida y aprendizaje. Nos induce a “darnos cuenta” y “hacernos cargo”, habilitando el fluir de nuestros sentimientos sin por ello dejar de considerar el necesario espacio del otro. Resulta relevante el deseo de procurar nuevos marcos para el análisis del poder, avanzando sobre el sentido de este concepto no como imposición sino como la facultad que tiene un individuo de darle el poder al otro!!!. Exponen conceptos vinculados con modelos de estructuras de gobierno diferentes (heterarquia, eco-holarquia), opuestas al modelo jerárquico con el que estamos habituados a convivir. Presentan una lógica o filosofía ancestral que promueve la búsqueda de equidad como base para promover y sostener los procesos de colaboración.

      El enfoque del lenguaje como “instrumento con el que configuramos el mundo” brinda una perspectiva interesante para adentrarnos en la significatividad del diálogo, las conversaciones y la negociación en el mundo de las organizaciones. Se proponen prácticas superadoras que impactan positivamente sobre el aprendizaje organizacional, generando nuevos modos de acción. Respecto de nuevas formas de liderazgo, resulta interesante la mirada entre lo individual y lo colectivo y la conceptualización del cambio como un proceso irreversible y “sin marcha atrás!”, proceso que está sujeto a las posibilidades de una adecuada co-evolución entre individuo y organización. Nos enfrentan crudamente “al otro” desde un “yo” que, atravesado por la emoción, da lugar a diferentes percepciones del mismo.

      El planteo de una ética dialógica-ecologista rompe con determinados paradigmas. Los opuestos como complementarios, conformando una unidad, habilita una perspectiva disruptiva (revolucionaria?). Enfoque que a su vez se sustenta en una serie de valores o principios que se exponen de manera clara y convincente.

      Destacan la importancia de la “vivencia” como forma de aprendizaje. Otro descubrimiento es el tema del “tiempo” en la problemática organizacional y el impacto del mismo sobre la vida de las personas. Las autoras nos invitan a “aprender a sentir el tiempo”.

      Nos explican principios para ser parte de la “investigación”, dejando fluir la sensibilidad para sumergirnos en la totalidad que nos ocupa, sustentadas en el enfoque “biocéntrico”.

      Benjamin Liberman

      Lic. en Administración. Consultor de empresas

      “Mediante una abundante y coherente recopilación de artículos las autoras de este volumen nos muestran los entresijos teóricos y prácticos de una perspectiva original que trata de abrazar todas las aristas de esa experiencia vital que representa formar parte de un colectivo que trabaja en pos de objetivos comunes. Coherentemente con tal ambición abarcadora adoptan un punto de vista complejo, donde lo cognitivo y lo afectivo, lo material y lo ideal, lo individual y lo colectivo, la agencia y la estructura, dialogan entre sí.

      Colocan en el centro de ese diálogo el concepto matriz saber estar y con ello reclaman un conocimiento organizativo total, al menos en dos sentidos: que abarque todos los aspectos de la experiencia humana en las organizaciones – cognitivos, emocionales, éticos, normativos- y que pueda ser reclamado por todos: líderes y seguidores, gestores y administrados, miembros y clientes. De este modo las autoras se encuadran en la invocación de la imagen de ‘comunidad’ -en lugar de la clásica de ‘organización’- iniciada por Segiovanni en los ‘90 para entender mejor lo que ocurre en las instituciones educativas. En tanto que comunidades –de práctica y aprendizaje, como dirían Lave y Wenger- las instituciones son contextos donde nuestro aprendizaje de esa práctica está indisolublemente ligada al aprendizaje de cómo debiéramos ser y estar con los otros.

      A lo largo de las tres primeras partes–movimientos,