habitantes viven principalmente de la agricultura, ya que el sector representa el 44% de los puestos de trabajo. La distribución de la tierra en 1993 provocó una fragmentación de las explotaciones (típicamente, una explotación familiar abarca 1,3 ha), que incluía cereales, vides, tabaco, remolacha, producción de aceitunas y el sector de la carne (sobre todo, ovino). Sin embargo, esta producción no responde al mercado interior, ya que los sectores agrícola y alimentario representan el 18% de las importaciones del país. La industria también está marcada por una fuerte presencia de pequeñas y medianas empresas que trabajan en subcontratación, como la confección y los artículos de cuero, que representan el 75% de las exportaciones albanesas. El sector de la construcción, la madera, los muebles, la siderurgia y la metalurgia, están también en desarrollo. El país es rico en recursos naturales con yacimientos todavía poco explotados e incluso sin explotar cromo, cobre, ferro-níquel, roca fosfática, piedra caliza, mármol y piedras decorativas. Las reservas de petróleo y gas se estiman en 360 millones de toneladas, para una producción anual actualmente de solo 0,5 millones de toneladas. La electricidad producida en Albania es 98% de origen hidroeléctrico, lo que la convierte en uno de los países más limpios de Europa, en materia de producción energética. Los cortes regulares de electricidad en invierno son una gran desventaja para el desarrollo del país y la comodidad de sus habitantes.
Importancia del turismo
Desde 2010, el turismo ha experimentado un fuerte crecimiento, un aumento del 15-20 % anual. Si bien 3 millones de «turistas» viajan oficialmente a Albania cada año, estas estadísticas incluyen principalmente a miembros de la diáspora y visitantes en tránsito por razones profesionales. Los auténticos turistas siguen siendo mayoritariamente albanoparlantes de países limítrofes, de Kosovo unas tres cuartas partes. El número de turistas occidentales sigue siendo marginal, principalmente grupos organizados de vacaciones de bajo coste. Los márgenes conseguidos son, por tanto, pequeños. Sin embargo, dado el nivel de vida local, el sector está haciendo uso de un número creciente de trabajadores de temporada y se potencia la construcción. Aunque el país goza hoy de buena reputación entre los operadores turísticos, tiene dos obstáculos importantes: el estado de las carreteras y la falta de infraestructuras dignas de ese nombre.
Población e idiomas
GJIROKASTRA (GJIROKASTËR) - Ciudad de Gjirokastra.
© Céline CHAUDEAU
Los albaneses se refieren a sí mismos como «Shqiptarë» (palabra que se pronuncia «chiptar» y cuya raíz significaría «roca» o «águila»). Se presentan como los descendientes de los ilirios, un pueblo indoeuropeo que se instaló en la región de los Balcanes 1.000 años antes de nuestra era. Solo en el siglo XIII su país —shqipëria o el «país de las águilas» — toma el nombre latino de Albania, que procede de una tribu iliria, los albaneses.
Rasgos generales
Demografía – El país cuenta con unos 2,8 millones de habitantes. A partir de 1945, la población albanesa ha experimentado un aumento espectacular. En 1955, el país contaba con 1.395.000 habitantes, cifra que pasó en 1994 a unos 3 millones, es decir, se duplicó en cuarenta años. Desde la década del 2000, este fenómeno se ha detenido por dos factores: el descenso de la tasa de natalidad (1,70 hijos por mujer en la actualidad) y una gran emigración de la población activa. Además, desde el final de la dictadura se ha producido un éxodo de la población de las montañas a las llanuras costeras y las zonas urbanas. Está entre las diez primeras naciones más habituales a la hora de solicitar asilo en la Unión Europea.
Etnias – La población albanesa es muy homogénea y se divide en dos grandes grupos culturales: los guegos, que viven en el norte del país, y los toscos, que viven en el sur. Los primeros son mayoritariamente musulmanes o católicos. Los segundos, que han sufrido más influencias, especialmente de Grecia, son sobre todo musulmanes u ortodoxos.
Países albanoparlantes
Kosovo – Independiente desde 2008, la antigua provincia autónoma de la República Socialista Serbia de Yugoslavia está actualmente poblada por albaneses: más del 92% de una población, estimada en 1,8 millones de habitantes. Los albaneses de Kosovo representaban solo una pequeña minoría del 3 o 4% antes del periodo otomano. Después, el imperio alentará el asentamiento de colonos albaneses convertidos al islam y expulsará progresivamente a los serbios, fieles a la religión ortodoxa, que seguirán siendo mayoritarios hasta el siglo XIX. Tras la retirada del Imperio otomano en 1912, las autoridades serbias intentarán invertir la tendencia favoreciendo la llegada de colonos serbios y la absorción de los albaneses. Con la ruptura de 1956 entre Tirana y Belgrado, los albaneses de Kosovo están cada vez más marginados debido a sus vínculos con Albania. Considerados una minoría, aunque representan el 75% de la población (con una tasa de natalidad más alta que la de los serbios), los albaneses de Kosovo empiezan a mostrar su descontento en los años ochenta. El fin del régimen comunista y el desmembramiento de Yugoslavia hacen aflorar las tensiones entre serbios y albaneses. Una primera declaración de independencia en 1990 solo es reconocida entonces por la Albania comunista. Le seguirá una escalada en la tensión, la guerra civil y luego la intervención militar de la OTAN en 1999. Tutelada por las Naciones Unidas y posteriormente por la UE, la provincia va separándose gradualmente de Serbia, hasta que declara su independencia oficial, el 17 de febrero de 2008. La República de Kosovo, reconocida por 111 países en el mundo, pero no por las Naciones Unidas, ni por Serbia, Grecia o Rusia, ha adoptado el albanés y el serbio como lenguas oficiales. De hecho, hoy los serbios representan apenas el 4% de la población, progresivamente expulsados de sus barrios y de sus pueblos por grupos armados albaneses. Los albaneses de Kosovo, mayoritariamente musulmanes, pero poco apegados a la religión, utilizan un dialecto muy cercano al que se habla en el norte de Albania. Una gran parte de ellos está considerando una posible fusión de su país con Albania.
República de Macedonia – Los albaneses representan al menos el 25% de la población (500.000 personas) de la Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM), independiente desde 1991. En gran parte son musulmanes y hablan el mismo idioma que en Albania. Su Historia Antigua se confunde con la de los albaneses de Kosovo, incluso en el periodo otomano, donde las poblaciones albanesas se reunían en la misma entidad administrativa (valiato —provincia— de Kosovo). Los albaneses, mayoritarios al oeste y al noroeste de la República de Macedonia, pero sintiéndose abandonados por el poder central yugoslavo y luego por el gobierno de Skopje, se sublevaron con el apoyo de los independentistas kosovares en 2001. Los acuerdos del lago de Ohrid (agosto de 2001), celebrados bajo los auspicios de la UE, permitieron una mejor representación a la minoría albanesa. Pero esta afirma que no siempre se respetan los acuerdos. Las relaciones con la mayoría eslavomacedonia (64%) permanecen distantes, cuando no tensas. Al igual que con Kosovo, Albania sigue una política de no interferencia con la República de Macedonia. En particular, debido a problemas políticos internos, pero, también, por guardar las apariencias ante la Unión Europea.
Diáspora albanesa
La población de habla albanesa es más numerosa en el extranjero que en el propio país. Esto se debe a varios factores, tanto económicos como históricos. La caída del régimen totalitario de Enver Hoxha provocó un éxodo masivo de la población albanesa a Grecia, pero también a Italia y a otros lugares de Europa. Se estima que aproximadamente medio millón de personas abandonaron el país entre 1990 y 1998. Solo en 1995, casi el 25% de la población activa emigró.
Arbëresh