María José Mas Salguero

El cerebro en su laberinto


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en Pakistán, la gran mayoría entre primos hermanos.

      La perpetuidad del poder no es la única razón por la que en la búsqueda de pareja surge el parentesco entre cónyuges: también motivos religiosos o étnicos obligan a menudo a contraer matrimonio con un miembro de la propia comunidad para ser respetable. Cuando un culto o una etnia es minoritario en una región, el casamiento fuera del grupo puede resultar misión imposible, y al final, sin quererlo o sin saberlo, no es de extrañar que se acabe teniendo hijos con quien se comparte demasiada información genética.

      Es así como factores intangibles, tales como las costumbres sociales o el mantenimiento de un estatus socioeconómico, acaban incidiendo en factores biológicos concretos, sobre la información genética del individuo. Lo mismo ocurre con el resto de los agentes sociales o ambientales que no solo influyen directamente en el neurodesarrollo, sino que actúan también a través de los biológicos. Esto sucede, por ejemplo, cuando la alimentación es deficiente y no proporciona todos los nutrientes necesarios para que el sistema nervioso crezca sano. También la enfermedad materna o infantil y los modelos patológicos de crianza contribuyen a una falta de estímulos sensoriales y afectivos y a una relación distorsionada madre-hijo que perjudican al sistema neuroendocrino del niño. Las hormonas y otras sustancias se producen en el cerebro y son imprescindibles para un sano crecimiento del encéfalo, por lo que su déficit tiene consecuencias deletéreas y perdurables sobre la cognición y la conducta.

      Lo contrario también sucede. Es decir, que los condicionantes biológicos ejerzan un efecto sobre el neurodesarrollo a través de los factores culturales, psicológicos y socioeconómicos. El nacimiento prematuro, la enfermedad y la presencia de malformaciones físicas en el recién nacido no siempre se han aceptado culturalmente, por lo que en otras épocas se confinaba con frecuencia a estos niños en instituciones, privándolos del cariño de una familia. Hoy en día interfieren en el establecimiento de un vínculo adecuado con la madre, tanto por la separación física que la necesidad de cuidados hospitalarios imponga como por el desafecto comprensible que puede experimentar la madre que piensa que puede perder a su hijo. Y no digamos el coste socioeconómico que suponen los tratamientos y cuidados continuos que necesita un niño con un TND. La familia se ve obligada a redistribuir sus recursos, lo que repercute en el bienestar de cada uno de sus miembros y del grupo en su conjunto.

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      Figura 3.2. Niveles de causalidad para los trastornos del desarrollo. Fuente: Modificada de D. V. M. Bishop, 2004.

      En conclusión, todos estos ingredientes biológicos y culturales que participan en el neurodesarrollo contribuyen al diseño y ajuste de la estructura encefálica que será única para cada ser humano y condiciona su funcionamiento, de modo que su actividad nerviosa genera procesos mentales personales que a su vez resultan en comportamientos particulares. La conducta es la única parte observable de este proceso de base orgánica indiscutible, que debemos contemplar y estudiar como un todo.

      Por tanto, son muchas las circunstancias que pueden interferir en el neurodesarrollo y modificar la formación de los circuitos cerebrales que sustentan las funciones nerviosas. Pero, más allá de la naturaleza de la interferencia, podemos tomar en cuenta el impacto que tenga sobre el neurodesarrollo e intentar categorizar los TND por su gravedad y por la extensión de sus manifestaciones.

      Para la gravedad, importa más el momento del neurodesarrollo en que sucede la injerencia que su índole. Así, las que ocurren en un momento temprano tendrán un impacto mucho mayor, puesto que un sistema nervioso inmaduro es muy vulnerable y aún debe adquirir muchas de sus funciones. También hay que considerar la intensidad y la repetición del fenómeno que obstaculiza, ya que, cuanto más potente y reiterativo, más probable es que tenga un efecto agravante. Por último, la extensión del daño hará que se impliquen más o menos circuitos y que las manifestaciones alcancen a una o más de las áreas en las que solemos dividir las capacidades del sistema nervioso para poder estudiarlas mejor durante el neurodesarrollo —control de la postura y del movimiento, manipulación, lenguaje y sociabilidad—.

      En resumen, la idea principal es que los TND tienen causas de un origen variado que inciden en el tejido nervioso encefálico mientras se está formando y así modifican su biología, lo que da lugar a conductas diferentes a las de la mayoría de niños. Son, pues, trastornos de base orgánica cuyas manifestaciones modula el ambiente.

      «Importa más el momento del neurodesarrollo en que sucede la injerencia que su índole».

      Notas al pie

      5. Conjunto de síntomas —los problemas que relata la persona y, por tanto, subjetivos— y signos —las anomalías que se detectan en la exploración y, por eso, objetivas— que caracterizan un problema de salud.

      6. El valproato es un fármaco de uso muy común en el tratamiento de la epilepsia que puede causar alteraciones en el embrión y el feto si la mujer lo toma durante su embarazo.

      7. Produce un cambio en la forma de los glóbulos rojos de la sangre, dándoles la apariencia de una hoz. Entorpece la circulación sanguínea y causa microinfartos, rotura de los glóbulos rojos y anemia.

      8. La mutación produce que las secreciones mucosas de las vías respiratorias y del aparato digestivo sean demasiado espesas, lo que provoca que se acumulen y que entorpezcan su funcionamiento, hasta originar la enfermedad.

      9. Se trata de una enfermedad hereditaria que causa una pérdida progresiva de neuronas del sistema nervioso central, con el consiguiente deterioro de las capacidades motoras y cognitivas, así como la aparición de síntomas psiquiátricos. Aunque puede haber formas juveniles, lo más frecuente es que se manifieste a partir de los treinta o cuarenta años.

      10. Enfermedad de los riñones por la que no se pueden eliminar los ácidos de la sangre, aumentando así su cantidad circulante. Estos ácidos son tóxicos y pueden causar confusión mental, deshidratación, fatiga, debilidad y deformidades óseas.

      11. El hipopituitarismo, o insuficiencia hipofisaria, se debe a una menor actividad de la glándula hipófisis, lo que causa la carencia de una o más hormonas hipofisarias. Los síntomas dependen de la hormona que escasee.

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