Sinclair Lewis

Eso no puede pasar aquí


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Hace poco. ¿A quién piensas votar?”

      “Bueno, se lo voy a decir, Sr. Jessup.” Shad adoptó una pose, apoyándose en el hacha. A veces podía ser bastante agradable y condescendiente, incluso con este hombrecito que lo ignoraba todo sobre la caza de mapaches, los juegos de dados y el póquer.

      “Voy a votar a Buzz Windrip. Va a arreglar la situación para que todo el mundo reciba cuatro mil dólares inmediatamente y yo voy a abrir una granja de pollos. ¡Puedo ganar cantidad de dinero con los pollos! ¡Ya verán todos esos que se creen tan ricos!”

      “Pero, Shad, no tuviste mucha suerte con los pollos cuando intentaste criarlos en el cobertizo, ahí atrás. Tú... bueno... me temo que dejaste que el agua se les congelara en invierno y murieron todos. ¿Te acuerdas?”

      “Ah, ¿esos pollos? ¿Y qué? Había muy pocos. ¡No voy a malgastar mi tiempo haciendo el tonto con un par de docenas de pollos! Cuando consiga cinco o seis mil como para que merezca la pena, ¡entonces verá lo que es bueno! ¡Sí, señor!” Y luego, con condescendencia: “Buzz Windrip, está bien.”

      “Me alegra que tenga tu visto bueno.”

      “¿Eh?”, respondió Shad frunciendo el ceño.

      Pero mientras Doremus subía pesadamente al porche trasero pudo escuchar una burla apenas audible que salió de la boca de Shad:

      “¡Está bien, jefe!”

      Notas al pie

      1 “To Wash.”, ir a Washington, “to wash”, lavarse.

      2 Poema de Henry Wadsworth Longfellow (1807-1882), fue un poeta estadounidense muy popular en su tiempo que ayudó a crear toda una mitología americana. El texto se refiere a uno de sus poemas, “El herrero de la aldea”, donde se muestra una visión idealizada del trabajador.

       8

      No pretendo ser un hombre muy educado, excepto quizá en los asuntos del corazón y en sentir lástima por el dolor y el miedo de cualquier ser humano corriente. Aún así, me he leído la Biblia de cabo a rabo, como dice la familia de mi esposa en Arkansas, al menos once veces; he leído todos los libros de derecho que se han publicado; y, en cuanto a mis contemporáneos, no creo haberme perdido muchas de las grandes obras literarias escritas por Bruce Barton, Edgar Guest, Arthur Brisbane, Elizabeth Dilling, Walter Pitkin y William Dudley Pelley.

      A este último caballero, le rindo homenaje no solo por sus sensacionales historias, su importante trabajo de investigación sobre la vida después de la muerte y por demostrar, sin lugar a dudas, que solo un idiota no creería en la inmortalidad individual, sino también por su trabajo solidario y abnegado al fundar los Camisas Plateadas. Aunque no obtuvieron todo el éxito que se merecían, estos auténticos caballeros constituyeron uno de nuestros intentos más nobles (digno de Galahad)1 para combatir las conspiraciones secretas, traicio neras, siniestras, sigilosas y sediciosas de los rojos radicales y otros malvados bolcheviques, que amenazan sin cesar los parámetros estadounidenses de libertad, elevados salarios y seguridad general.

      ¡Estos muchachos tienen un mensaje y nosotros no tenemos tiempo para nada más literario que un mensaje implacable, directo y emocionante!

      La hora cero, Berzelius Windrip.

      YA EN la primera semana de su campaña, el senador Windrip aclaró su filosofía, haciendo pública su distinguida proclamación: “Los quince puntos de la victoria para los Hombres Olvidados.” Los quince puntales, en sus palabras (o quizá en las de Lee Sarason o Dewey Haik), eran los siguientes:

      (1) Todas las finanzas del país, incluidos los bancos, los seguros, la bolsa de valores, los bonos, los créditos y las hipotecas, estarán bajo el control absoluto de un Banco Federal Central, propiedad del Gobierno y dirigido por una junta nombrada por el presidente. Dicha junta tendrá los poderes para elaborar todas las regulaciones relativas a las finanzas, sin necesidad de recurrir al Congreso para que se lo autorice legalmente. A partir de entonces, en cuanto sea viable, dicha junta se planteará la nacionalización y la apropiación estatal, para el beneficio de todo el pueblo, de todas las minas, los campos petrolíferos, la energía hidráulica, las instalaciones públicas, el transporte y los medios de comunicación.

      (2) El presidente nombrará una comisión, formada a partes iguales por trabajadores manuales, empresarios y representantes del sector público, para determinar qué sindicatos están cualificados para representar a los trabajadores; y dar parte al ejecutivo, para que tome acciones legales, de todas las supuestas organizaciones laborales, ya sean “sindicatos empresariales” o “sindicatos rojos”, controladas por los comunistas y la llamada “Tercera Internacional”. Los sindicatos debidamente reconocidos se convertirán en oficinas del Gobierno, con poder de decisión en todos los conflictos laborales. Más tarde, la investigación y el reconocimiento oficial se ampliarán a las organizaciones agrarias. Aunque se fomente la posición del trabajador, hay que hacer hincapié en que la Liga de los Hombres Olvidados constituye el principal baluarte contra la amenaza del radicalismo destructivo y antiamericano.

      (3) En contraposición a las doctrinas de los radicales rojos, con su criminal expropiación de las posesiones arduamente adquiridas, que aseguran su bienestar a los ancianos, esta liga y partido garantizarán siempre la iniciativa privada y el derecho a la propiedad privada.

      (4) Como creemos que los estadounidenses gozamos de nuestro inmenso poder solo con la venia de Dios Todopoderoso, a quien rendimos nuestro más sentido homenaje, garantizaremos a todos los ciudadanos la libertad absoluta de culto religioso. Aun así, no se permitirá que desempeñe ningún cargo público ni ejerza como maestro, profesor, abogado, juez o médico (excepto en la categoría de la obstetricia), ningún ateo, agnóstico, seguidor de la magia negra, judío que se niegue a jurar lealtad al Nuevo Testamento o cualquier persona de cualquier fe que se niegue a jurar bandera.

      (5) Los ingresos netos anuales por persona se limitarán a 500.000 $. Ninguna fortuna acumulada podrá superar de una sola vez los 3.000.000 $ por persona. No se permitirá a un solo individuo conservar durante toda su vida una o varias herencias que superen un total de 2.000.000 $. Todos los ingresos o bienes que superen las sumas aquí mencionadas serán confiscados por el Gobierno Federal para utilizarlos en ayudas humanitarias y gastos administrativos.

      (6) Se sacarán beneficios de la guerra mediante la confiscación de todos los dividendos superiores al 6% procedentes de la fabricación, distribución o venta, durante el conflicto, de todas las armas, municiones, aviones, barcos, tanques y el resto de los artículos aplicables directamente al conflicto bélico, así como de los alimentos, tejidos y el resto de suministros que se faciliten al ejército estadounidense o a cualquier ejército aliado.

      (7) Nuestro armamento y el tamaño de nuestras instalaciones militares y navales se ampliarán sistemáticamente hasta que sean iguales, en todas las divisiones de las fuerzas de defensa, a la fuerza militar de cualquier otro país o imperio del mundo, pero como este país no desea ningún tipo de conquista exterior, no han de superar a ninguna. Tras la toma de posesión, esta liga y partido harán de esta su primera obligación, junto con la publicación de una proclamación firme a todas las naciones del mundo donde se declare que nuestras fuerzas armadas se mantendrán únicamente con el objetivo de asegurar la paz y la concordia mundiales.

      (8) El Congreso tendrá el derecho exclusivo para emitir dinero e, inmediatamente después de la toma de posesión, se duplicará como mínimo el suministro monetario actual para facilitar la liquidez de los créditos.

      (9) Nunca podremos condenar con la suficiente fuerza la actitud poco cristiana de ciertas naciones, progresistas en otras materias, que discriminan a los judíos, unos de los seguidores más leales de la Liga. Estos seguirán prosperando y serán reconocidos como totalmente americanizados, siempre y cuando continúen apoyando nuestros ideales.

      (10)