de las ciudades se ha convertido en un negocio industrializado y monopolizado por grandes corporaciones mexicanas y estadounidenses, como Cargill. Este modelo ha encontrado una gran resistencia entre los campesinos mexicanos.
En 2018, el gobierno mexicano, todavía en manos de Enrique Peña Nieto, comunicó su intención de imponer un gravamen sobre las importaciones de maíz y soja, que juntas suponen alrededor de 4.000 millones de dólares al año, en el caso de que el gobierno estadounidense, encabezado por Donald Trump, insistiera en sus políticas proteccionistas con nuevos aranceles. (2)
IMPACTOS AMBIENTALES: EL MAÍZ TRANSGÉNICO
Qué es el maíz transgénico
El uso para la alimentación del ganado y para la producción de etanol ha facilitado la generalización del maíz transgénico. La primera variedad fue el maíz RR (Roundup Ready), que, como en el caso de la soja, es un tipo de maíz transgénico resistente al glifosato, un herbicida que combate las malezas retardadoras del maíz en cultivos intensivos. Se comercializó por primera vez en 1996. En 2007, se anunció una nueva variedad resistente al virus del rayado fino del maíz, que sigue en fase de investigación.
Otra variedad frecuente es la Bt, manipulada genéticamente para producir un insecticida que ataca al gusano barrenador europeo. El problema, alerta Greenpeace, es que también perjudica a otros insectos que ayudan a controlar plagas, entre ellos la mariposa monarca. Esta toxina se acumula en los suelos de cultivo y, por ese motivo, podría afectar su fertilidad a largo plazo.
Impactos sociales
Como sucede con otros cultivos transgénicos, los efectos sobre la salud son objeto de controversia. No se han demostrado científicamente sus efectos perversos para la salud, si bien Greenpeace y otras organizaciones han denunciado que las grandes empresas del sector, como Monsanto (hoy Bayer), se han negado a hacer públicos algunos estudios. (3)
Lo que sí se ha comprobado son las consecuencias perversas que los cultivos transgénicos pueden tener para los agricultores, y no solo en los países del Sur, sino también en Estados Unidos, el principal productor mundial de maíz gracias a los subsidios a este cultivo y al impulso al maíz transgénico. En ese país, muchos pequeños productores se han endeudado para adquirir los costosos paquetes tecnológicos que implica el maíz transgénico; en algunas ocasiones, ni siquiera habían escogido libremente comprar semillas a Monsanto, sino que sus cultivos fueron contaminados de forma «accidental».
Al igual que ocurre con otros OGM, los herbicidas y plaguicidas a los que es resistente el maíz genéticamente modificado no solo son tóxicos para las malas hierbas y los insectos que provocan las plagas, sino también para otros organismos que cumplen importantes servicios ambientales, como es el caso de la mariposa corona y la crisopa. Greenpeace alerta además del peligro de contaminación genética de otras especies tradicionales y locales; algunas ya están en peligro de extinción. A ello se suman los efectos desconocidos o imprevisibles de la manipulación genética en el funcionamiento de ecosistemas complejos.
Sí parece haber evidencias de la contaminación del suelo por la toxina que libera el maíz Bt, que pueden tener efectos acumulativos y de largo plazo. También se han detectado residuos procedentes de cultivos de maíz transgénico en cursos de agua, donde la toxina Bt puede ser mortal para algunos insectos.
Los diversos riesgos sociales, ambientales y de salubridad están generalizando el rechazo de los OGM en muchos de los países productores. En Europa, tras la prohibición de Francia y Polonia, el Estado español es el único país de la Unión que dedica una cantidad significativa de suelo al maíz genéticamente modificado. (4) En 2016, los transgénicos en España suponían el 95% del total en la Unión Europea, en gran medida gracias a las 129.000 hectáreas de maíz transgénico de la Monsanto que se producía en suelo español.
¡OJO CON LA ETIQUETA!
En Europa, el uso de transgénicos en alimentación es legal pero tiene que figurar en las etiquetas. El Tratado de Libre Comercio (TTIP) que la Unión Europea quiso firmar con Estados Unidos, ahora en suspenso, puso en peligro este requerimiento.
LAS CLAVES
• El maíz es la base de la alimentación de los pueblos americanos y se ha generalizado en todo el mundo para alimentar el ganado.
• El cultivo de maíz transgénico se ha extendido pese a las advertencias de científicos y ecologistas sobre la pérdida de biodiversidad y el riesgo de contaminación de las especies tradicionales.
• Estados Unidos es el principal productor mundial, gracias a los generosos subsidios a los productores. En México, la firma de un tratado de libre comercio hace veinte años ha llevado a un gran incremento de las importaciones de maíz estadounidense y al declive del sector maicero en el país de las tortillas.
1- «El jarabe de maíz de alta fructosa podría estar detrás de la epidemia global de diabetes tipo 2»: http://www.20minutos.es/noticia/1661151/0/jarabe-maiz/fructosa/diabetes-tipo-2/
2- Véase: https://elpais.com/economia/2018/06/15/actualidad/1529016656_018528.html
3- http://www.greenpeace.org/espana/Global/espana/report/transgenicos/salud_medioambiente_notas.pdf
4- España se queda sola en el cultivo de transgénicos: http://www.eldiario.es/sociedad/espana-transgenicos-maiz-agricultura_0_255474771.html
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