Jorge Castelo

Tratado general de fútbol


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de cada triángulo varía de acuerdo con la sucesión y el desarrollo de las situaciones momentáneas del juego.

      En el juego del fútbol este aspecto de influir y ser influido por un número significativo de jugadores (compañeros y adversarios) que asumen diferentes comportamientos técnicotácticos es del todo imposible. La realidad de este hecho está relacionada inapelablemente con la toma de decisiones y la ejecución de la acción de respuesta al contexto situacional presente. De ahí que podamos teóricamente establecer la existencia en cada momento del juego de una unidad lógica funcional y operativa, que se constituye rápidamente (en relación con el nivel de organización dinámica del propio equipo) cada vez que uno de los jugadores recibe el balón, pudiendo alterarse (positiva o negativamente) durante el tiempo en que lo posee. Así, en cada momento del juego se observan transformaciones fundamentales que conllevan un conjunto de desplazamientos de algunos compañeros, que convergen en su dirección con la intención de apoyarle en su acción, y de los adversarios, que intentan quitarle el balón o como mínimo llevarle a optar por la ejecución de acciones desadaptadas e ineficaces en el contexto situacional presente. Cada unidad lógica (estructural) funcional que se forma cada instante del juego en función de los objetivos tácticos momentáneos de quien ataca y de quien defiende se establece en un contexto situacional que se caracteriza por una determinada «incertidumbre», pero también por una integridad estructural, cuyos componentes se establecen por:

      1. Un espacio concreto de juego donde esta unidad operativa se verifica.

      2. Un tiempo real de juego ya que, a medida que se agota, estas unidades estructurales operativas se tienden a deteriorar.

      3. Un resultado numérico en el partido, pues en función del resultado positivo o negativo existe la posibilidad de un aumento o de una reducción de la eficacia de estas unidades lógicas funcionales.

      4. Un jugador que interviene sobre el balón convergiendo hacia él la atención de los compañeros y de los adversarios, que se desplazan en su dirección, pero manteniendo cierta distancia, con el objetivo de que el balón pueda circular (perspectiva ofensiva), o evitar esa circulación y la recuperación de la posesión del balón (perspectiva defensiva).

      5. Un contexto de cooperación, constituido por los compañeros que adoptan posiciones que concretan verdaderas opciones tácticas dentro de un marco más o menos grande de soluciones que respondan de forma adecuada y eficaz a la situación-problema.

      6. Un contexto de oposición, naturalmente constituido por los adversarios, que se colocan a una determinada distancia del jugador que posee el balón, que determina la reducción del número de opciones tácticas de solución de la situación y simultáneamente posibilita la recuperación del balón de forma directa y consecuente o a través de los errores en la ejecución técnico-táctica del atacante.

      7. Una finalidad, determinada por la necesidad de cumplir, simultánea o separadamente, los objetivos estratégicos preestablecidos para ese juego y los objetivos tácticos momentáneos del equipo, dependiendo de las circunstancias contextuales de la situación.

      • La organización dinámica que envuelve las unidades estructurales funcionales (de las cuales se derivan los principios generales del juego)

      Las referidas constataciones llevan a admitir en la teoría la posibilidad de establecer dos niveles en los principios orientadores del comportamiento táctico de los jugadores, de los cuales se derivan las unidades estructurales funcionales que se encuentran en constante cambio, constituidas momentáneamente por el jugador que posee el balón y los elementos pertenecientes a los dos equipos (compañeros y adversarios) posicionándose a cierta distancia (no superior a 15 m), auxiliando o perturbando el raciocinio táctico y, consecuentemente, su ejecución motora. En este sentido, los atacantes que se posicionan en el centro de la unidad estructural funcional apoyan las acciones técnico-tácticas del compañero que posee el balón, facilitando opciones en la solución táctica en cuanto a que los adversarios se oponen o limitan estos propósitos para recuperar el balón o evitar situaciones que puedan tener como consecuencia un remate a la portería. Alrededor de las diferentes unidades lógicas funcionales que se forman continuamente se estructura una organización dinámica más extensa en términos de espacio de juego y número de jugadores, que asumen actitudes y comportamientos técnico-tácticos que tienen en consideración el desarrollo de las unidades estructurales funcionales, direccionadas por las circunstancias del momento y por los objetivos estratégicos preestablecidos.

      Desde el punto de vista defensivo, los defensas asumen posiciones para ajustarse a la continuidad de las acciones de sus compañeros colocados en medio de las unidades estructurales funcionales, la racionalización de los espacios vitales y estratégicos del juego en consonancia con las circunstancias del momento y del sistema táctico de base del equipo, los desplazamientos de ruptura de los atacantes en relación con la posesión del balón y de la portería y la forma de recuperar el balón en condiciones favorables para implementar inmediatamente un proceso ofensivo eficaz.

      Desde el punto de vista ofensivo, los atacantes buscan ajustarse anticipando la solución de las situaciones contextuales del juego, proporcionando simultáneamente condiciones óptimas para su continuidad, crear condiciones favorables para la realización de las acciones de ruptura de la organización defensiva adversaria o de la progresión del balón en dirección a zonas predominantemente de finalización y racionalizar constantemente el espacio de juego en relación con los equilibrios que todo el sistema táctico debe asegurar en función de las posibilidades de perder el balón momentáneamente (inmediato reinicio del ataque u organización del proceso defensivo), los espacios vitales del juego y los adversarios que no están directamente implicados en el proceso defensivo de su equipo.

      En la mayoría de las situaciones del juego estos jugadores forman parte del círculo de relaciones privilegiadas desde el punto de vista de la respuesta táctica del que posee el balón, lo que no significa que el hecho de que un compañero o un adversario se posicionen fuera de la unidad estructural funcional no influya en la toma de decisiones del portador del balón, pues esto significa que el atacante, teniendo conciencia o no de sus movimientos, normalmente responde tácticamente relacionándose con los compañeros más próximos con la intención de resolver los diferentes contextos situacionales que el juego le proporciona. La sustentabilidad de este hecho puede ser comprobada por los siguientes dos aspectos:

      1. El jugador que posee el balón en un determinado espacio de juego no consigue abarcar en su campo de visión todas las acciones de los jugadores (compañeros y adversarios). Cuando él decide, no atiende por lo tanto a las diferentes señalizaciones de carácter facilitador o perturbador, de las que no tiene conciencia de su existencia ni pertinencia. De ahí que el jugador se concentre profundamente en lo que está ante él o a su alrededor, dentro de las referencias que son bastante limitadas, y de una u otra solución táctica que busque una ruptura de la organización defensiva adversaria lejana a ese centro de juego. En este caso, las acciones ofensivas con elevados niveles de éxito, es decir, que concretizan situaciones inminentes de finalización o de gol efectivo, tienen como denominador común el uso de esas acciones de carácter técnico-táctico, que objetivan la ruptura puntual de la organización defensiva adversaria en espacios de juego más distantes de donde se posiciona o encuentra el balón.

      2. Al analizar las acciones tácticas de los jugadores (en partidos de alto nivel de rendimiento) inmediatamente antes de que intervengan sobre el balón se verifica que en un 64% de esas situaciones ya se han ejecutado acciones de apoyo al compañero que posee el balón. Esta constatación abarca a todos los jugadores del equipo, independientemente de sus misiones tácticas, disminuyendo naturalmente en función de la distancia a la