Los jugadores, cuando ejecutan cualquier acción técnico-táctica, se están enfrentando a una situación con diferentes vertientes en las que se pone en evidencia que:
1. La acción técnico-táctica es un medio para conseguir un fin determinado por la resolución de las situaciones de entrenamiento o de competición, y se ejecuta sobre la base de cuatro procesos esenciales:
A. Cognitivos (percepción, memoria, anticipación, atención selectiva, etc.).
B. Afectivos (sensaciones agradables, acciones que proporcionan placer, etc.).
C. Fisiológicos (fuentes energéticas en las que se basa la acción y son de dominancia aeróbica, anaeróbica o mixta).
D. Motoras (funcionalidad muscular y articular, coordinación muscular, etc.).
2. La acción técnico-táctica es un procedimiento entrenado sistemáticamente y experimentado que se demuestra eficaz cuando:
A. Se ejecuta con un dinamismo, una velocidad y un ritmo correctos y coherentes con cada situación.
B. Es adecuado a la solución de una determinada situación competitiva que el jugador de fútbol escoge de un amplio abanico de posibilidades (opciones).
C. Se individualiza, cuando no se confunde la técnica con el estilo, ya que éste no es más que la interpretación personalizada de una determinada acción técnica.
3. La acción técnico-táctica debe respetar las leyes y los reglamentos del fútbol bajo las perspectivas:
A. Reglamentaria. Normaliza y condiciona las actitudes y los comportamientos motores prescribiendo en este sentido los requisitos básicos necesarios para que resulte posible intervenir de forma adecuada ante las situaciones competitivas. De hecho, la estructuración de cualquier modalidad deportiva necesita la adopción de un código, que se constituye como uno de los factores de socialización de la modalidad y del que se desprende la lógica de la igualdad de oportunidades para todos los jugadores. Para algunos autores los reglamentos deportivos configuran en gran medida la denominada «lógica interna de la modalidad». También es importante que las disposiciones reglamentarias establecidas para cada modalidad deportiva impongan «solamente» formas generales de ejecución técnica. Por ello, las acciones técnicas deportivas no son inamovibles, sino que progresan y se perfeccionan. En cada época deportiva tenemos una técnica «actual», que es la más eficaz y económica, y es necesario algunas veces cierto tiempo para que se propague. De hecho, el progreso técnico está asentado en la variabilidad de las acciones, en las variantes intrínsecas, en la investigación, en el entrenamiento y especialmente en la competición. Lo que no «funciona» es eliminado y lo que «funciona» pasa a ser estudiado y aplicado por otros practicantes.
B. Histórica. Las acciones técnicas de las modalidades son en la actualidad el producto final de años de evolución, constituyéndose como su propio patrimonio cultural. Bajo este contexto, las acciones técnicas de una modalidad deportiva «se establecen con un repertorio concreto, superespecializado y específico de acciones motoras» (Bayer, 1974) y tienen como objetivo alcanzar un determinado rendimiento deportivo. Lima (1981) escribe que es un «reducido número de entrenadores el que tiene conciencia de la función social que ejercen cuando a través de los años de actividad van transmitiendo a las diferentes generaciones de practicantes las actitudes y los movimientos que integran y sintetizan un verdadero código corporal de su modalidad y que definen, por decirlo de alguna manera, la especialización global que la identifica e individualiza entre otras modalidades deportivas».
4. La acción técnico-táctica debe permitir el máximo rendimiento. El problema motor que hay que resolver mediante la acción técnica deportiva siempre es el producto del objetivo general de cada jugador. En este sentido, la capacidad y el dominio técnico no son un estado en sí, sino más bien un proceso de perfeccionamiento constante. Por ello la acción técnica deportiva ha de:
A. Fomentar la máxima eficacia de las capacidades individualidades del jugador.
B. Utilizar del modo más eficaz las variables externas.
C. Considerar las exigencias tácticas traducidas de las respectivas situaciones de competición, en cooperación con los compañeros y en oposición a los adversarios; la importancia de la acción técnica estriba en adecuarse a las circunstancias dinámicas de la situación.
5. La acción técnico-táctica representa la fase final de un complejo proceso psicofisiológico. Los modelos de ejecución técnico-táctica utilizados durante las situaciones competitivas se establecen como uno de los factores básicos en la configuración y determinación de su resolución. Además, los comportamientos técnicos (motores) visibles de los jugadores reflejan una relación consciente e inteligente de la manifestación de una personalidad; no representan «sólo» la fase final de un largo y complejo proceso psicofisiológico. Bajo esta perspectiva, el jugador, al ejecutar una opción de juego, trabaja mentalmente cuatro tipos de sensaciones: las del medio externo (que se modifican constantemente en cada momento), las del medio interno (que se refieren a las condiciones de los órganos efectores), las imágenes evocadas de la memoria (que son el resultado de las experiencias anteriores significativas) y las imágenes representativas (planificadas anticipadamente y asociadas al momento de la acción). Esta actividad cognitiva e intelectual amplia significativamente la capacidad de las respuestas adaptativas de los jugadores a las situaciones competitivas permitiéndoles que reconozcan, orienten y regulen su acción motora. El factor técnico-táctico, dimensionada como el producto final de un complejo proceso psicofisiológico, se expresa en el juego del fútbol bajo cuatro vertientes fundamentales:
A. La anticipación de la respuesta a la situación. El jugador debe hacer intervenir los procesos cognitivos que se expresan por la capacidad no sólo de prever el resultado sino también por el desarrollo de los acontecimientos de un determinado contexto situacional. Cuando la anticipación de la situación es exacta, acelera el proceso de la respuesta motora; cuando es falsa, provoca un retardo o una ejecución errónea, cuyo grado dependerá del nuevo proyecto situacional que de él se desprenda.
B. La velocidad con la que se encuentra la solución de la situación. Cada situación comporta índices de implicación bien definidos y jerarquizados, que son el testimonio de su significado. A través de esto, los jugadores evalúan sus posibilidades de éxito, preparan mentalmente su futura acción anticipando su comportamiento en función del pronóstico y ejecutan una respuesta previsible a los ojos de sus compañeros e imprevisible a los de los adversarios.
C. La adecuación de la solución a la situación. Las fuentes críticas de información de las situaciones evolucionan constantemente. Los acontecimientos son imprevisibles en el tiempo y en el espacio y resultan de los comportamientos motores de los jugadores. Aquí nace la necesidad de establecer constantes ajustes espaciotemporales, que reflejan una anticipación y adaptabilidad de modo eficaz (plasticidad) a la misma, reflejando también una respuesta coherente con los objetivos estratégicos y tácticos.
D. La eficacia de la solución de la situación. La existencia de un ambiente continuamente inestable y complejo determina que los jugadores busquen (en un tiempo mínimo, que va de la percepción a la ejecución) una adaptación eficaz y creativa que evidencie sus capacidades motoras en el ámbito técnico-táctico, físico y psicológico, etc. Consecuentemente, los jugadores están obligados (ante las diferentes situaciones de entrenamiento o competición) a optar por