técnica específica del portero y carga).
LAS ACCIONES INDIVIDUALES OFENSIVAS
• La recepción/el control del balón
Entendemos por «recepción» la acción técnico-táctica efectuada por un jugador buscando el control o el dominio del balón que ha recibido de los compañeros (pase) o de los adversarios (interceptación).
La recepción del balón es la acción sin la cual no se puede rentabilizar el comportamiento técnico-táctico del jugador en la resolución de las situaciones del juego. De hecho, una eficaz recepción del balón permitirá:
1. Que el jugador tenga el tiempo y el espacio suficientes para ejecutar sus comportamientos técnico-tácticos (incluso cuando está presionado por un defensa).
2. Una mejor unión con las acciones técnico-tácticas siguientes al control del balón, y, por ello, cuanto mejor es la recepción y el control, mejor será la ejecución final de la acción del jugador, que podrá ser un pase, un regate o un remate.
Existen cuatro elementos fundamentales que concurren en una buena recepción del balón:
1. Desplazarse en la dirección de la trayectoria del balón. La superficie corporal de recepción y control se debe desplazar en la dirección de la trayectoria del balón interceptándola.
2. Decidir anticipadamente con qué superficie corporal se va a recepcionar y a controlar el balón. Esta decisión anticipada da el tiempo necesario para posicionarse correctamente y para concentrarse en la ejecución técnica.
3. Dominar el balón orientándolo con el objetivo de establecer una unión más coherente con las siguientes acciones técnico-tácticas (pase, conducción, finta o remate), imprimiendo así un ritmo de juego constante.
4. Tener confianza en la ejecución técnica. Esta confianza está basada en un estado mental de relajación determinado por el conocimiento de las capacidades reales de uno mismo. Las recepciones del balón pueden realizarse sin o con la presión del adversario directo, fundamentalmente en dos situaciones del juego: de frente o de espaldas al defensor.
• La conducción del balón
Entendemos por «conducción» la acción técnico-táctica de un jugador que busca un desplazamiento controlado del balón en el espacio de juego.
Es una acción técnico-táctica imprescindible no sólo para la progresión hacia la portería adversaria, sino también para temporizar la acción ofensiva posibilitando unos movimientos tácticos de los compañeros con el objetivo de crear las condiciones más favorables al desarrollo del proceso ofensivo.
Existen cinco elementos fundamentales para el desarrollo eficaz a en la conducción del balón:
1. La conducción del balón. Se efectúa normalmente con los miembros inferiores, especialmente con los pies: la parte interna del pie es la que ofrece mayor precisión (debido a que ofrece mayor superficie de contacto), pero es menos rápida (ya que es necesario controlar el balón con la parte exterior en el momento del toque); la conducción del balón con el empeine es bastante rápida porque es más continua, pero en cierto modo poco precisa por ser relativamente pequeña el área de contacto con el balón, y, por último, la conducción del balón que se realiza con la parte externa del pie es rápida y eficaz por ser grande la superficie de contacto con el balón y fácil su adaptación. Estas tres superficies corporales de contacto y de conducción del balón pueden emplearse durante un mismo desplazamiento.
2. El contacto con el balón. Cuando existe un espacio libre delante del atacante, menor debe ser el número de contactos sobre el balón, ya que cada contacto ha de permitir que esté permanentemente delante del atacante si se desplaza a velocidad máxima. Cuando el atacante está presionado por el adversario, durante la conducción del balón tiene que mantenerlo cerca de los pies (evitar que lo roben), contactándolo permanentemente, con el objetivo de protegerlo y poder cambiar de dirección (en función de la situación del juego).
3. La conducción del balón debe ejecutarse con el pie opuesto al contrario que está ejerciendo presión con el fin de evitar que éste pueda interceptarlo o recuperarlo (protección del balón).
4. Observar el espacio de juego inmediato. Durante la conducción del balón el jugador debe levantar la cabeza para tener información correcta sobre el desarrollo de la situación del juego y poder determinar qué opciones técnico-tácticas ha de tomar.
5. La decisión. Durante el desplazamiento con el balón el jugador ha de decidir constantemente y antes de cada contacto sobre la continuidad o no de la acción. No deben existir dudas sobre la decisión.
• La protección del balón
Entendemos por «protección del balón» todo el comportamiento del atacante que posee el balón (en movimiento o no) que busca protegerlo de cualquier intervención de los adversarios directos.
Esta acción técnico-táctica, al buscar evitar que el defensa intervenga sobre el balón, objetiva cuatro aspectos fundamentales:
1. Temporizar el proceso ofensivo con el objetivo de que los compañeros (atacantes) opten por mejores soluciones tácticas en la resolución de la situación del juego.
2. Ganar tiempo de juego en el cual el atacante se colocará cerca de la banderilla de córner y se beneficiará de las líneas del límite de campo buscando retener el balón el máximo tiempo posible.
3. Romper el ritmo del adversario obligándole a entrar en una crisis de pensamiento táctico.
4. En ciertas zonas específicas del terreno de juego, provocar infracciones de las leyes del juego (por parte de los adversarios) posibilitando en estas circunstancias beneficiarse de las ventajas inherentes a las situaciones del balón parado.
Existen tres elementos fundamentales que el atacante que posee el balón debe respetar para una eficaz protección del balón:
1. Ubicar sistemáticamente el balón lo más lejos posible de los adversarios.
2. Interponer su cuerpo entre el balón y los adversarios: uno de sus miembros inferiores soporta el peso y funciona