Thomas Schwartz

El corredor


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alt=""/>Gafas de sol

      

Crema con protección solar

      

Botellas de agua portátiles

      Si usamos una crema con protección solar o tenemos una abundante cabellera, se puede pasar con un visor (en vez de un sombrero). Si no queremos llevar en la mano una botella de agua, una opción es llevar un cinturón de hidratación con un par de botellas de agua de 295 mililitros.

      Correr con lluvia

      La elección del material correcto para la lluvia depende de la temperatura. Si el tiempo es cálido:

      

Sombrero de ala ancha: Evitará que la lluvia nos caiga directamente en la cara, permitiendo que nos mantengamos relajados.

      

Chaqueta o chaleco: Necesitaremos uno con cremallera delante. De este modo, cuando escampe, podremos ajustar la altura de la cremallera para disipar el calor corporal.

      Si hace frío, necesitaremos algunos artículos extra:

      

Mallas o pantalones cortos: Deben contar con un panel cortavientos por delante (lo más probable es que no lo tengan detrás) para protegernos de la lluvia.

      

Calcetines técnicos para correr: Intentemos usar ese tipo siempre, pero sobre todo si llueve. Los calcetines de algodón son la receta perfecta para que nos salgan ampollas. La lana merina mantiene los pies calientes y no retiene olores.

      Con el equipamiento correcto, no hay razón para que un día de lluvia nos amargue la fiesta cuando salgamos a rodar.

      Correr con nieve y frío extremo

      El principal error que comete la gente es abrigarse en exceso para el frío y la nieve. Y así terminan pasando demasiado calor. En lugar de eso, es mejor llevar tres capas de ropa:

      

Primera capa: Buscaremos una prenda sintética (algún tipo de poliéster) para estar en contacto con la piel para que evapore la humedad.

      

Segunda capa: Esta sirve de aislante. Debe ser un poco más recia que la típica camiseta Dri-FIT. Con cremallera hasta el pecho, mezclada con un poco de spandex, funciona a las mil maravillas.

      

Tercera capa: Cubrámonos con una chaqueta cortavientos (un impermeable que proteja las otras capas). Debe tener cremalleras –bajo los brazos o hasta abajo– para servir de termostato.

      Tal vez también nos planteemos usar tres capas en el hemicuerpo inferior:

      1.Ropa interior: Que no sea de algodón, con un panel cortavientos para los hombres (lo agradecerán).

      2.Mallas: Las típicas mallas, mezcla de poliéster y spandex.

      3.Pantalones de running: Más cortos que las mallas, se usan como segunda o tercera capa sobre las mallas, cuando hace un frío glacial.

      También querremos llevar un gorro (los de lana merina son buenos) y guantes, aunque cuando hace mucho frío tal vez prefiramos unos mitones, o mejor aún, manoplas-mitones. Cuando nieve, buscaremos unas zapatillas híbridas de montaña con cubierta tipo Gore-Tex para mantener los pies secos y calientes.

      Correr en altura

      El único elemento imprescindible para entrenar en altura es una botella de agua o un cinturón de hidratación. A cierta altitud nos deshidratamos más rápido. Y como explica Dengate: «Es difícil encontrar agua a gran altura, porque al agua le gusta correr cuesta abajo».

      CHISMES TECNOLÓGICOS

      Los amantes de todo tipo de artilugios te harán creer que la tecnología es la clave para correr mejor. Para que puedas juzgar por ti mismo, además de un clásico de baja tecnología, examinaremos tres productos muy utilizados.

      Reloj con GPS

      ¿Quién no quiere saber exactamente lo lejos que ha llegado corriendo, el ritmo por kilómetro, el ritmo promediado en total y las calorías quemadas, sumado a todo esto un trazado del rodaje y una alerta de ritmos? Los relojes con GPS convierten todo rodaje en un filón de datos, lo cual puede ser peligroso para los corredores que usan su GPS no tanto como retroalimentación, sino como un videojuego cuyos tanteos previos se tienen que superar. Por otra parte, si uno se puede permitir un reloj con GPS, resulta sorprendente.

      Pulsómetro

      Los pulsómetros permiten monitorizar la intensidad del ejercicio basándose en la frecuencia cardíaca. Una vez que se establecen las zonas de entrenamiento, el pulsómetro nos dice cuándo estamos entrenando aeróbicamente, en el umbral de lactato o anaeróbicamente. En el caso de corredores de élite que se hayan sometido a pruebas de laboratorio, el pulsómetro ayuda a ceñirse con fiabilidad a las zonas de entrenamiento. Sin embargo, en el caso de principiantes y corredores de nivel menos avanzado, puede ser contraproducente. «La mayoría de los corredores no lo necesitan –afirma Dengate–. Es una gran herramienta, pero la mayoría de los corredores se atascan con los datos y no tienen ni idea de lo que están mirando.»

      Lectores de MP3

      Ningún tema en concreto divide tanto a la comunidad de atletas como el uso de lectores de MP3 para correr. Los defensores se atienen a la capacidad de la música para motivar, reducir la percepción del cansancio y luchar contra el aburrimiento. Los contrarios creen que sabotea el ritmo y la retroalimentación fisiológica, al tiempo que aísla peligrosamente a los corredores de su entorno (también de otros corredores). Si tomamos partido por la música, busquemos un lector de MP3 que sea lo bastante pequeño como para poder prenderlo en la ropa y guardarlo en un bolsillo o llevarlo en un brazalete, y que esté acompañado de un par de auriculares de gran calidad y resistentes al agua y al sudor.

      Cinturón de hidratación

      No es un artículo de alta tecnología, pero resulta muy útil. Elijamos un cinturón que no se vaya subiendo al correr y que no ejerza presión sobre el estómago, ya que a algunos corredores les produce náuseas. Querremos un cinturón que se asiente bien sobre las caderas, con firmeza, para que no bote al correr.

      MATERIAL GASTADO

      En el cuento tradicional que lleva su nombre, Cenicienta recibe la advertencia de su hada madrina de que abandone el baile de palacio antes de la medianoche. Si se retrasa, el príncipe verá que su carroza se transforma en una calabaza y que el cochero se convierte en una rata. El mismo consejo se debe dar a los corredores que se aferran a su equipo: desechémoslo antes de que el reloj dé la medianoche, o nos veremos corriendo con unas entresuelas peligrosamente compactadas y con unos pantalones que se nos caen hasta las rodillas. Llega un día en que la ropa y el material viejos se tienen que ir. El truco radica en saber cuándo ha llegado ese día.

      Zapatillas

      Si se aprecia un excesivo desgaste o las suelas están agujereadas, habrá llegado el momento de decirles adiós. Lo mismo sucede si la cubierta del pie está rajada. Las zapatillas solían durar entre 480 y 800 kilómetros. Con las mejoras en la fabricación se obtienen zapatillas más duraderas, por lo que necesitaremos evaluarlas una a una. También hay que estar atentos a las sensaciones de las piernas. «Si sentimos molestias y dolores inexplicables –afirma Dengate–, podría haber llegado el momento de plantearse comprar un nuevo par.» Y eso significa tirar a la basura o reciclar el par de zapatillas viejas. Es calzado, no un trofeo.

      Pantalones cortos, sujetadores deportivos y ropa interior