Manuel Serrabona Mas

1001 ejercicios y juegos de calentamiento


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Una primera situación psicológica que engloba los ámbitos relacionados directamente con el ocio y con la realización de la práctica con una intención recreativa. Los objetivos que persigue el calentamiento, a nivel psicológico, en esta fase previa, indican en el sujeto la aparición de un nivel de motivación importante respecto al inicio de la sesión (fase de activación). En este sentido, cabe reseñar que las sensaciones acumuladas por el individuo al finalizar la última sesión juegan un papel fundamental en la próxima preparación de la sesión.

      2. La segunda situación a la que hacemos referencia engloba los ámbitos relacionados con el trabajo, con la obligato-riedad de realizar una actividad que implica un nivel de estrés elevado. El sujeto debe intentar regular su nivel de estrés y de ansiedad, y desarrollar un estado de equilibrio en el que esté convencido de sus capacidades para la correcta realización del ejercicio.

      Esta fase se inicia con la fase de activación de la estructura del calentamiento propiamente dicho y se desarrolla durante todo el proceso (fase de activación, fase de movilidad músculo-articular y fase de ajuste medio-ambiental). En este apartado se desarrollan todo tipo de técnicas relacionadas con la regulación de la atención y/o la imaginación en función del estado anímico del deportista.

      Esta fase se lleva a cabo al finalizar el apartado físico del proceso de calentamiento. Se desarrolla en la fase de puesta a punto con técnicas que regulen el nivel de activación (relajación o energización).

      El practicante de cualquier actividad físico-deportiva se encuentra en todo momento ante una serie de estímulos para los que debe estar prevenido y preparado. La introducción en el calentamiento de pautas y consideraciones procedentes del entrenamiento psicológico es sugerente. Observamos que existen diversos factores que influyen directamente sobre el nivel de adaptación del deportista (Syer, J; Connacy, C; 1988):

      a) Lugar de competición.

      b) El cuerpo, sentimientos y pensamientos.

      c) Personas con las que se encuentra.

      d) El grupo o equipo al que pertenece.

      e) Los objetivos o metas.

      f) Los medios que va a utilizar para conseguir los objetivos.

      El entrenamiento psicológico nos permite diferenciar una serie de etapas dentro de la actividad, tal y como ya hemos comentado. El practicante necesita en el primer afrontamiento con el evento estresante de una serie de planes y rutinas (Simmons, J., 1993). De hecho, el practicante puede utilizar estos planes con el fin de obtener un esquema de acción con el que afrontar la actividad físico-deportiva. La puesta en acción de estos planes precisa de una serie de formas de entrenamiento mental.

      Dentro de cada fase debemos diferenciar la posible existencia de una serie de aspectos psicológicos que determinan la conducta posterior del practicante. Estos aspectos, tal como hemos comentado, están centrados básicamente en la atención-concentración, la activación y la imaginación. Cada uno desarrolla sus manifestaciones a nivel práctico, lo que desde una perspectiva metodológica nos permite distinguir una serie de técnicas psicológicas en función del practicante, de los objetivos propuestos y de la actividad principal.

      Los aspectos psicológicos que debemos regular en el practicante en el momento de afrontar la tarea se centran en:

       Regulación de la atención

      Este aspecto es uno de los más importantes a la hora de llevar a cabo cualquier actividad físico-deportiva, ya que, en función del tipo de disciplina físicodeportiva y sus características, el sujeto deberá enfocar la atención de un determinado modo en función de las circunstancias. La atención se puede entender desde dos dimensiones (Nideffer, 1976):

      a) Externa-interna.

      b) Lejana-cercana.

      El cruce de las dos dimensiones nos genera cuatro modelos de atención:

      a) Atención externa-lejana:

      La focalización de la atención se dirige hacia una imagen espaciosa pero poco detallada.

      b) Atención externa-cercana:

      En este modelo la atención es precisa en aspectos poco definidos.

      c) Atención interna-lejana:

      El practicante crea una imagen extensa de su estado interior de forma momentánea.

      d) Atención interna-cercana:

      El practicante focaliza la atención en un punto de su vida interior.

      Esquema:

MODELOS DE ATENCIÓN
Atención lejana La atención del practicante secentra al mismo tiempo en unamplio número de situacionesy detalles.Atención cercana La atención del practicante secentra únicamente en una situacióno detalle, o en un número muylimitado de éstos.
Atención externa La atención delpracticante se dirigehacia situacioneso detalles externos a él.Atención externa-lejana Facilita un estado de alertanecesario para la rápidaevaluación automática de todolo que sucede alrededor de él.Atención externa-cercana Facilita la precisión en las accionesdel practicante.
Atención interna La atención delpracticante se dirigehacia situaciones odetalles que tienenlugar en sí mismoAtención interna-lejana Facilita el análisis detalladoy consciente de situacionespasadas y futuras.Atención interna-cercana Facilita la óptima preparaciónpara la acción inmediata.

      (*) Esquema tomado y modificado de Buceta, J.Mª (1989).

      Cuando el deportista conoce las circunstancias y características de la actividad que va a realizar (competición, entrenamiento, etc.) debe aclarar, modificar y adaptar los aspectos de atención, variando ésta en función de las situaciones que se produzcan.

       Regulación de la activación

      En muchas ocasiones, en el practicante aparecen estados de ansiedad y estrés que se manifiestan como trastornos físicos o somáticos derivados de la preocupación ante un determinado objetivo o meta (Harris, D.V., 1987). Estos trastornos pueden verse reflejados en aspectos como los siguientes: aumento de las pulsaciones, aumento de la tensión muscular, sensación de fatiga, irritabilidad, sequedad de boca, pesadez de estómago, sensación de frío, necesidad de cubrir necesidades primarias, temblores, tics, sensación de sofoco, alteración de la voz, agarrotamiento en los pies y las manos, y aumento de la frecuencia respiratoria. Delante de este tipo de situación comienzan a aparecer inseguridades, miedos, etc. Al respecto, es interesante recordar las investigaciones de Garfield y Bennett (1987) que demuestran cómo las tensiones emocionales, procedentes de la preocupación, la ansiedad y la inseguridad pueden restar nutrientes al cerebro, provocando que éste se fije más en el último fracaso que en la posterior meta a conseguir. Éste es un aspecto que se debe evitar y que el calentamiento, entendiéndolo como situación previa al esfuerzo principal, debe tener en cuenta para obtener las mejores adaptaciones posibles.

      En el terreno práctico hay que decir que el nivel de estrés y de ansiedad es propio de cada deportista y es diferente para cada situación. De tal forma, cada uno debe encontrar su estado más beneficioso de activación, por encima y por debajo del cual el grado de adaptación disminuye significativamente (Harris, D.V., 1987).

      Las técnicas de relajación y motivación son posibilidades que algunos autores sugieren para reconvertir esta energía ne-gativa, almacenada en forma de miedo e inseguridad, en energía positiva para la consecución de los objetivos marcados (Grosser, M., 1992).

      En las técnicas de relajación, el practicante reduce su nivel de activación ante situaciones excitantes. Podemos distinguir dos grupos importantes de técnicas de relajación según la focalización y dirección