Julio Calleja González

Fisiología, entrenamiento y medicina del baloncesto (Bicolor)


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datos de Apostolidis et al., 2003).

      8. Carrera de velocidad (28 m) (Hoffman y Kaminsky, 2000; Apostolidis et al., 2003). Sólo ida al medio campo y vuelta.

       9. Carrera de velocidad de 135 m o Line Drill (Baechle y Earle, 2000; Apostolidis et al., 2003).

      10. Test de agilidad o T-Drill. Se utilizan 4 conos dispuestos en T. El jugador sale corriendo de la línea de base, situada a 9 m del cono B, llega y toca la base del cono con la mano derecha. A continuación sigue hasta el cono C realizando movimientos de defensa a 4,5 m del cono B, tocando con la mano izquierda el cono C. Desde éste va al cono D situado a 9 m tocando la base del cono con la mano derecha. Desde éste vuelve al cono B y regresa a la línea de partida (cono A) de espaldas. Se mide el tiempo que se tarda en hacer el recorrido (Baechle y Earle, 2000; Hoffman y Maresh, 2000; Hoffman, 2004).

      Figura 6.7. A partir de datos de Hoffman y Kaminsky, 2000; Apostolidis et al., 2003.

      Figura 6.8. A partir de datos de Hoffman y Kaminsky, 2000; Apostolidis et al., 2003.

      Figura 6.9. A partir de datos de Baechle y Earle, 2000; Hoffman y Maresh, 2000; Hoffman, 2004).

      La secuencia en la que deben realizarse los test se describe en la tabla 6.5, que muestra los descansos entre los intentos y entre las pruebas.

      Esta tabla ha sido diseñada a partir de los datos aportados por investigadores en sus evaluaciones de laboratorio y de campo (Hoffman et al., 1996; Kellis et al., 1999; Baechle y Earle, 2000, Hoffman et al., 2000; Hoffman y Kaminsky, 2000; Hoffman y Maresh, 2000).

      Tabla 6.5. Secuencia de evaluación para el jugador de baloncesto

      Algunas de estas pruebas pueden servir para identificar en cualquier momento de la temporada un sobreentrenamiento. Así, Hoffman y colaboradores han demostrado que un incremento de 12 s en el tiempo realizado en el test de 27 m de velocidad puede indicar un estado presobreentrenamiento evidente (Hoffman y Kaminsky, 2000). Estos autores proponen un protocolo de pruebas concretas, entre las cuales se encuentran las propuestas por nosotros (Hoffman y Kaminsky, 2000).

      Para poder evaluar correctamente los datos de cada grupo, hay que crear baremos específicos para cada edad, sexo, categoría e incluso, si tenemos posibilidad, por puestos específicos.

       3. FUTURAS LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN

      •Validar un test aeróbico específico a través del análisis de la HRV en ejercicio progresivo.

      •Investigar la capacidad de salto en acciones específicas como el rebote, el salto inicial u otras acciones de juego, con respecto a diferentes formas de oposición o distracción.

      •Estandarizar una batería de test para obtener baremos de diferentes niveles de edad, categorías de competición, etc. Establecer relaciones entre estas variables con la competición.

      •Relacionar las variables de evaluación de condición física y técnico-táctica con las variables de juego.

       4. SÍNTESIS DE IDEAS FUNDAMENTALES

      La evaluación en cualquier deporte, de la misma manera que en la investigación científica, debe cumplir tres premisas para poder ser utilizada en los procesos de conocimiento de un universo de medidas.

      Validez. Los test que empleemos deben medir lo que queremos conocer, es decir, que debe estar demostrado que el salto vertical, por ejemplo, refleja la potencia del tren inferior.

      Fiabilidad. Es decir, saber que la herramienta con la que estamos midiendo es suficientemente precisa (siempre tiene un error) como para detectar cualquier cambio en la condición física de nuestros deportistas que no sea debido a los errores de medida.

      Reproducibilidad. La capacidad de una prueba para ser realizada en cualquier otro momento es una cuestión que no se tiene en cuenta en demasiadas ocasiones y esto puede influir en los resultados. La hora del día, la homogeneidad en los conocimientos técnicos y otros factores pueden influir en el resultado.

      Por ejemplo, si quiero medir el salto de la entrada a canasta pero mi sujeto experimental no domina suficientemente esta técnica puede ser que no salte el máximo debido a que tiene su atención puesta en la técnica y no en saltar al máximo. Teniendo claros estos aspectos, debemos plantear una estrategia clara de observación de la realidad que puede quedar resumida en los siguientes aspectos:

      •Las mediciones siempre tienen que servir para informar al entrenador y al deportista (el momento lo elige el entrenador si el resultado puede influir en la competición).

      •La información tiene que ser relevante y utilizable para retroalimentar el proceso de entrenamiento o competición; si sólo sirve para “ver cómo está”, es mejor no perder el tiempo.

      •El proceso de evaluación tiene que ser automático, es decir, debemos utilizar los medios informáticos necesarios para que inmediatamente después de realizar el test podamos interpretar los resultados.

      •Debemos calcular cuidadosamente el número de test, el orden y la utilidad de los mismos, con el fin de no utilizar varios test que aporten la misma información.

      •Se tienen que incluir tanto test de condición física como de capacidades técnicas con el objetivo de tener una imagen fidedigna de la capacidad del jugador.

      •Se debe correlacionar la información de estos test con la información de la competición, tal como efectividad, tiempo de juego, etc., con el fin de evidenciar si existe o no relación entre estas variables.

       5. BIBLIOGRAFÍA CITADA

      Almarwaey O.A., A.M. Jones, K. Tolfrey. Maximal lactate steady state in trained adolescent runners. J Sports Sci 22 (2): 215-25, 2004.

      Apostolidis N., G.P. Nassis, T. Bolatoglou, N.D. Geladas. Physiological and technical characteristics of elite young basketball players. J Sports Med Phys Fitness 43 (2): 157-163, 2003.

      Baechle T.R., R.W. Earle. Essentials of strength training and conditioning. Champaig, IL, Human Kinetics, 2000.

      Bosco C. La valoración de la fuerza con el test de Bosco. Paidotribo, Barcelona, 1994.

      Fernández-Río J., M. Rodríguez, N. Terrados, B. Fernández, J. Pérez-Landaluce. Valoración fisiológica en jugadoras de baloncesto. Apunts Medicina de l'esport 132:11-17, 2000.

      García-Manso J.M. La fuerza: fundamentación, valoración y entrenamiento. Madrid, Gymnos, 1999.

      García Manso J.M., M. Navarro Valdivielso, J.A. Ruiz Caballero. Pruebas para la valoración de la capacidad motriz en el deporte. evaluación de la condición física. Gymnos, Madrid, 1996.

      Garrido-Chamorro R.P. Manual de antropometría. Sevilla, Wanceulen, 2005.

      González M., S. Rubio. Valores ergoespirométricos en deportistas españoles de elite. Revista de investigación y documentación sobre las ciencias de la EF y el Deporte VI (14): 11-51, 1990.

      Hoffman J.R. Physiology of Basketball. En: Exercise and Sport Science. Vol. 2 (Garrett, W.E., Kirkendall D.T.) (Eds.) Philadelphia, Lippincott Williams & Wilkins, págs. 12-24, 2004.

      Hoffman J.R., S. Epstein, M. Einbinder, Y. Weinstein. The influence of aerobic capacity on anaerobic performance and recovery