Santiago Vázquez Folgueira

1022 ejercicios de ataque en fútbol


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a jugar indistintamente con la mano o con el pie es una merma del perfeccionamiento individualizado que muchos no adquieren.

      Superados los primeros pasos con o sin balón, le tocará captar la percepción del juego defensivo para su intervención sobre el balón y no sobre el contacto con el adversario directo en sus salidas/desplazamientos, al acortar ángulos de puerta o distancias con respecto al poseedor (primero o peor atacante) y que en su enfrentamiento no sea motivo de expulsión definitiva sin más causa que la de entrar como cualquier otro jugador defensor, papeleta que no se asume por valor, por lo cual es difícil calibrar este arduo proceso de aprendizaje y asumirlo. Tras la primera objeción ésta no le va a la zaga, ya que su participación en el juego puede quedar cortada de raíz. Luego la realidad nos va descubriendo, jugando o no, el que cada portero acepte al ser pitado, como pronto se ve y suele ocurrir en cada encuentro, la decisión arbitral que fue to-mada en milésimas de segundos, y no quedan peros. Esto debe estar en la mente del futuro guardameta.

      Tercera objeción, sobre todo para la memoria estadística del estudioso (técnico/asesor/periodista/manager) de los gestos tipo más determinantes que se dan en su juego, registro del número de intervenciones en: acciones defensivas que realiza con salto, giro, caída o no sobre la trayectoria del balón, como jugador de área/meta, por medio de: las recepciones aéreas, recepciones bajas, blocajes, despejes con los puños, interceptaciones, entradas de frente al poseedor, entradas laterales al poseedor, entradas por detrás al poseedor, cargas, pantallas, fintas y salidas. Ante la aplicación de la normativa de ser el último defensor o tocar el balón con las manos fuera del área, la expulsión directa, la realidad es que al guardameta se le coarta en su participación defensiva, en sus salidas, en evitar el contacto incluso con la sombra, ya que muchos jugadores caen tan pronto como llegan al área adversaria. Y lo bueno es que los árbitros pitan lo que ven, además del que se cae, que evidentemente lo vemos todos; luego, pasado el trago del partido, los protagonistas se ríen de su propia sombra, hemos de evitar al jugador mañoso, el juego debe ser viril, serio, profesional además de espectacular; no bajemos a la arena del toro ni seamos esclavos del engaño. Con el reglamento actual y el del próximo año, esto no lo barre.

      Cuarta objeción, si los números no nos enseñan que hay más y mejor participación defensiva del portero sobre el balón, ¿qué podremos decir de las acciones técnico-tácticas individuales o colectivas? Pues no sólo es huérfano en esta mate-ria el fútbol, sino también otros deportes que también juegan con este especialista, a quien todos sitúan en un puesto específico y único en cualquier sistema de juego.

      Es más, se le reivindica su posición por ser componente de una línea, con un mismo número 1 (de ahí que se hable de los diversos sistemas y se empiece por 1 – 4 – 4 – 2; 1 – 5 – 3 – 2, etc.). La realidad acentúa su espacio de acción, pero no su efectividad defensiva/ofensiva ni ese espacio zonal (portero/libre, como jugador de campo), para que se falsee su tiempo de participación con el balón en su poder por medio de acciones (recepciones, controles, pases, relevos, paredes, regates, conducciones, golpeos, saques–lanzamientos, despejes, juego aéreo de cabeza, interceptaciones, etc.).

      Queda en desuso el bote y manejo de balón, y a todo esto se contabiliza cuánto tiene el balón en su posesión. Y ya que de cara al futuro hemos de evitar la falsa pérdida de tiempo, le daremos 6 segundos para que ponga el balón en el aire o lo pase al compañero mejor situado. Todo un recital de pitidos. Quinta objeción, a la estructura posicional/zonal no hemos de ponerle trabas siempre y cuando se conozcan los principios tácticos en los que el guardameta debe intervenir; de ahí que ampliemos este trabajo en el apartado de la Cobertura, que apenas intervenía y ahora es obligada su función con posible permuta de espacio pero no de funciones. Por tanto, me niego a poner objeción alguna a la aplicación de las coberturas para los porteros/jugadores de campo del futuro y a la interrelación con la última línea defensiva (sea libre o defensa zonal o defensa en línea). En este sentido su participación técnico-táctica colectiva se verá incrementada y la labor del equipo técnico es establecer estrategias (cambios, sustituciones, etc.) para poder terminar el partido en inferioridad numérica, en múltiples partidos dejando constancia del esfuerzo de los jugadores que permanezcan, bien sean 7 x 9 u 8 contra 11, como ya ha sucedido en partidos internacionales, porque al equipo arbitral se le escapa la cartulina amarilla y luego en décimas de segundo con un repunte se puede llegar al resultado favorable para el mejor postor. Me niego a pensar en la intencionalidad, como en la jugada susodicha manifiesta de gol, pero sí creo en el error humano y la normativa no debe ser motivo sustancial de incrementar el error arbitral.

       CONCEPTO Y SU CORRELACIÓN CON EL PUESTO ESPECÍFICO

      Se deben plantear y repasar otros conceptos puntuales para que el guardameta en su silencioso trabajo, en pleno su-dor de cada enfrentamiento futuro, elabore una nueva estructura defensiva de forma colectiva. Su esfuerzo individualizado se transformará y ha de coincidir sincronizadamente con la última línea defensiva para que su juego quede totalmente integrado y estructurado. Esta premisa es una constante que el entrenador deberá ir reforzando en su apartado técnico táctico. Ya no es un trabajo individualizado (ni al principio ni al final de las sesiones de entrenamiento) que era obligado o casi un trabajo en exclusivo para el guardameta, sino que se debe enfocar para todo jugador de área y de campo alter-nándole en las respuestas que el juego competitivo le pide en esa exigencia del tiempo y de la normativa actualizada. Es uno de los primeros principios tácticos defensivos que debe asumir con riesgo. Evidentemente toda cobertura lo exige y no estamos hablando de la cobertura económica (que es patrimonio del club o del asesor) sino que nos referiremos a la cobertura táctica. El aprendizaje de este principio táctico colectivo en su aspecto defensivo va a ser su prueba más firme (de fuego), dura para captar sobre todo el sistema del juego ofensivo del adversario más directo. ¿Tendrá cabida en el futuro este principio en el desarrollo del juego del guardameta? ¿Qué otros deportes que vinculan al portero, con oposición directa y móvil, aplicarán en el futuro este principio? ¿Es posible que se desarrolle la cobertura de los porteros en: waterpo-lo, hockey, fútbol sala, balonmano, etc.?

      ¿Recuerdan trabajos o datos del juego competitivo de autores que relacionen este principio con el puesto específico del guardameta?

      Al portero se le debe mentalizar sobre el hecho de que a partir de ahora ya no juega sólo, está detrás de una línea o detrás del último defensor. Esperemos, pues, que se incremente su campo zonal, y si su eficacia es ascendente en el trabajo defensivo, veremos otras alternativas en las reglas (aumentar las porterías, tarjetas violetas y valoración de puntos por cada tiempo para que existan goles...) para que beneficie el espectáculo, pues el gol es el mejor premio de este deporte; de ahí que se beneficie al juego ofensivo (cuantos más goles mejor y para ello se trastoca el perfeccionamiento técnico del jugador más débil ofensivamente). El reglamento cada vez le va atando más las manos (para que no defienda) al portero para que no las use mal en ataque y cada vez retenga menos el balón en su poder, como hace cualquier jugador de campo, para que sus compañeros no le pasen el balón hacia atrás (aunque luego se pierda tiempo en...) y si lo hacen que lo juegue con los pies. En la última temporada pasada me parece que:

      • Nunca se ha expulsado a tantos porteros; esperemos que rectifiquen (la normativa fue negativa... tienen datos de los in-formes).

      • Nunca ha habido tanto contacto físico dentro del área o en las proximidades de la línea del área de penalti adversaria entre atacantes y guardameta.

      • Nunca los delanteros han perdido tanto el equilibrio ante cualquier tipo de entrada.

      • Nunca se han alargado tanto los partidos como ahora con el cuarto árbitro.

      • Nunca se aclaran los criterios arbitrales al exponer las tarjetas (ni benefician de inmediato, salvo excepciones, al equipo que sufre la falta del equipo infractor); de ahí que el equipo que más faltas contabiliza en el campo es el que se lleva el premio del partido.

      • ¿Tienen en cuenta que en el mundial USA 94 se contabilizaron 6 faltas por equipo como media y que en las ligas que se juegan en cada país, no se cometen en cada partido menos de 20/25 por equipo?

      Nunca se interpreta por igual la manifestación clara (intención) de gol. Ya es bastante