pasos:
1 Colocar al paciente en decúbito supino.
2 Localizar la zona de punción. En el adulto, el lugar de elección va a ser la parte distal de la tibia, puncionando con la cánula en ángulo recto 2 cm por encima del maléolo interno tibial. En los niños menores de 8 años, el lugar recomendado es la extremidad proximal de la tibia.
3 Lavado de manos y uso de guantes.
4 Limpieza de la piel en el punto de inserción con la solución antiséptica.
5 Coger la aguja intraósea con la mano dominante e introducirla en ángulo recto (90ª) con el bisel orientado hacia la zona caudal, rotándola y presionando a través de la corteza ósea hasta la médula. Si la inserción de la aguja es satisfactoria notaremos una disminución súbita de la resistencia en el momento que la aguja pase a través de la corteza a la médula y podremos aspirar contenido de la médula ósea.
6 Desatornillar el seguro y remover el estilete de la aguja, tras lo cual se procede a la estabilización de la aguja intraósea y a inyectar de forma lenta 10 ml de suero fisiológico para comprobar la permeabilidad de la vía.
7 Fijar la aguja y colocar un apósito estéril. En caso de PCR, la vía intraósea está recomendada si el acceso intravenoso no se puede establecer dentro de los primeros 2 minutos de la reanimación en el caso de los pacientes adultos, y en niños, si no se consigue después de 1 minuto.
Aplicación práctica
Suponga que se encuentra trabajando en un equipo de DCCU (Dispositivo de Cuidados Críticos y Urgencias) y que reciben un aviso del Centro Coordinador informándoles de un accidente de tráfico en una carretera comarcal próxima. A su llegada, la Guardia Civil ha asegurado la zona y nos encontramos a un paciente con múltiples heridas incisas muy sangrantes, a consecuencia de haber sido expulsado del automóvil, tras una colisión frontal, en la que no llevaba puesto el cinturón de seguridad, y que tras un primer examen muestra palidez y frialdad cutáneas, se encuentra confuso y muestra unos pulsos periféricos imperceptibles. ¿Como debe actuar ante esta situación?
SOLUCIÓN
Ante una situación como la expuesta, debemos seguir los siguientes pasos:
1 La administración de fluidos debe realizarse de la forma más precoz posible con el objetivo de restaurar la perfusión de los órganos. Para ello, deberemos proceder a la canalización de una vía venosa periférica. La más frecuentemente utilizada va a ser la vena antecubital.
2 Los fluidos que se recomienda administrar tanto para el mantenimiento de la vía venosa como para la reposición de volumen van a ser el suero salino fisiológico o la solución de Ringer.
3 En pacientes críticos en los que no sea posible canalizar una vía venosa periférica de forma rápida, puede ser una buena opción la vía intraósea.
4 El reemplazo inadecuado de líquidos con el subsiguiente fallo orgánico es la complicación más frecuente. La normalización de la presión arterial y el pulso indicarán que la perfusión de órganos y sistemas es adecuada.
5 Es importante evitar durante la reanimación la hipotermia, ya que ésta favorece la coagulopatía y la aparición de arritmias, para lo cual podemos recurrir a métodos sencillos tales como el calentamiento de los líquidos a perfundir y el abrigo del paciente.
3. Dispositivos de aislamiento de la vía aérea
Uno de los aspectos prioritarios durante el SVA es el control de la vía aérea asegurando la optimización de su apertura y el aislamiento de la misma, ya que el paciente inconsciente va a ser incapaz de mantener la vía aérea limpia de secreciones u otras sustancias que pueden comprometerla. Contamos para ello con diversos métodos que permiten una apertura instrumentalizada de la vía aérea y que expondremos a los largo de este apartado.
3.1 Dispositivos para la limpieza y desobstrucción de la vía aérea
Una de las posibles causas de PCR es la obstrucción de la vía aérea por cuerpos extraños. Tampoco es infrecuente que durante las maniobras de RCP la vía aérea superior pueda verse inundada por fluidos tales como sangre, mucosidad, contenido gástrico, etcétera, que también pueden conllevar la obstrucción de la vía aérea además del posible riesgo de broncoaspiración.
Extracción de cuerpos extraños
Resultan especialmente útiles, para la extracción de cuerpos extraños que obstruyen la vía aérea superior, las pinzas de Magill, que por su especial diseño (articuladas en curva y con extremos romos en forma de anillos) pueden introducirse por la boca del paciente permitiendo en todo momento mantener la visión directa de su extremo. En caso de que el cuerpo extraño no resulte accesible por este método, habrá que recurrir a realizar una intubación endotraqueal, y si esta no es posible, se deberán realizar técnicas quirúrgicas de emergencia para resolver la obstrucción de la vía aérea.
Pinza de Magill
Sabía que...
Las pinzas de Magill fueron diseñadas por el anestesista británico sir Ivan Magill (1888-1986) y siguen manteniendo la forma original de su primer diseño, en 1920. Su forma angulada resulta de gran utilidad para la colocación de tubos endotraqueales, sondas nasogástricas y otros dispositivos así como para la extracción de cuerpos extraños.
Aspiración de secreciones
Para la aspiración de las posibles secreciones que durante una situación de PCR pueden obstruir la vía aérea superior (sangre, moco, contenido gástrico, etc.) se dispone de sistemas de aspiración consistentes en una fuente de vacío, un frasco reservorio y un sistema de conexión con sonda de aspiración. Estos sistemas pueden ser fijos (como los existentes en los servicios de urgencias hospitalarias, que están conectados al sistema de vacío del hospital) o portátiles.
El sistema de aspiración, para ser eficaz, debe ser capaz de alcanzar una presión de 300 mm Hg y un flujo de aspiración de 30 ml/min. La aspiración se realizará por medio de sondas estériles que se conectan al aspirador. El tiempo de succión debe ser breve, entre 5-10 segundos como máximo por aspiración con el fin de evitar posibles complicaciones tales como la hipoxemia. La aspiración se puede repetir cuantas veces sea necesario cambiando la sonda para cada succión.
En caso de pacientes con traumatismos máxilo-faciales o con signos de fractura en la base del cráneo, la aspiración de secreciones mediante sonda por vía nasal está contraindicada por el riesgo de invasión del espacio intracraneal.
Entre las posibles complicaciones que se pueden derivar de esta técnica podemos citar:
Hipoxemia en caso de tiempos prolongados de aspiración.
Lesiones a nivel de la mucosa bucal, faríngea o traqueal.
Infecciones respiratorias.
Vómitos, arritmias y/o aumento de la presión intracraneal.
Recuerde
Ante un paciente con traumatismo máxilo-facial o con signos de fractura en la base del cráneo, está contraindicada la aspiración de secreciones mediante sonda por vía nasal.
3.2 Cánulas faríngeas
Las